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El Gobierno de UCD manipuló los presupuestos y puso en descubierto bancario a Campsa, según Miguel Boyer

El Gobierno de UCD manipuló los presupuestos en los dos últimos años y obligó a Campsa "a anticipar ingresos, a cuenta de los impuestos de 1982, por 24.817 millones de pesetas, para conseguir, gracias a esta anticipación, disminuir el déficit de 1981" según denunció ayer Miguel Boyer, ministro de Economía y Hacienda, ante la comisión correspondiente del Congreso de los Diputados. Estas irregulares operaciones de los Gabinetes centristas provocaron un descubierto bancario de Campsa, en enero de 1982, de más de 20.000 millones de pesetas.

Estas graves afirmaciones, que en ningún caso fueron replicadas por el representante de UCD en la comisión, se produjeron en el contexto de las precisiones dadas por Boyer a la discrepancia entre las estimaciones del Gobierno y las del Banco de España sobre el déficit de las Administraciones Públicas de 1982. El ministro negó que existieran discrepancias sustanciales con las estimaciones del banco emisor.El último boletín del Banco de España, en una nota a pié de página, hacía referencia a criterios contables utilizados para determinar el déficit de 1982: percepción por el Estado en 1982 de las retenciones por el impuesto sobre la renta de las personas físicas, efectuadas por la Seguridad Social a sus trabajadores en 1980 y 1981, y que no habían sido pagadas en dichos años; contabilización en enero de 1983 de los ingresos de los impuestos especiales de petróleo a realizar por Campsa devengados en el mes de diciembre de 1982; y posible aceleración de pagos por inversiones militares.

Miguel Boyer insistió en la legalidad y corrección de estos criterios contables, en la coincidencia entre el Gobierno y el Banco de España en este punto, y en la irregularidad de los criterios aplicados por los gobiernos centristas en los últimos dos años con el objetivo de enmascarar ante la opinión pública el crecimiento del déficit. En este sentido explicó las graves operaciones que había realizado Campsa por órdenes del Gobierno.

José Miguel Bravo de la Laguna, subsecretario de Presupuestos y Gasto Público desde el 5 de diciembre de 1981 hasta vísperas de las elecciones del 28 de octubre, y actual diputado de UCD, no asistió a la comparecencia del ministro y el diputado que le sustituía ignoró en su intervención los extremos denunciados por Boyer. El ministro, insistiendo en la falta de diferencias entre él y el Banco de España, sugirió al Grupo Socialista que invitara a comparecer ante la Comisión de Economía y Hacienda al Gobernador del banco emisor.

"1983 no va a ser un año perdido"

Miguel Boyer, en un tono profesoral, explicó el estrecho margen de maniobra con el que cuenta el Gobierno, dada la situación heredada y el contexto internacional, en el campo económico."1983 va a ser un año dificil, pero no va a ser un ano perdido". "Si, como se espera, la economía mundial conoce una nueva fase de crecimiento en 1984 y 1985, es preciso que nuestra economía esté en condiciones de beneficiarse de esa oportunidad; y ello exige que aprovechemos bien el año actual para sanear la economía, moderar la tasa de inflación y situar el déficit de la balanza de pagos por cuenta corriente en cifras que sean cómodamente financiables; exige, en definitiva, renunciar a toda aventura que busque una expansión efímera y desequilibradora a través de un intenso estímulo de la demanda interna"Desde este planteamiento, añadió Boyer, el crecimiento real del producto interior bruto en el año se cifra en un 2%, en base a una aportación del saldo exterior del 1,2% y del 0,8% en la demanda interna. "Puede decirse, por tanto, que el crecimiento se obtiene, fundamentalmente, a través del sector exterior: mediante un descenso de las importaciones reales de bienes y servicios en un 1,5% y, sobre todo, mediante un avance de las exportaciones reales de bienes y servicios en un 5%". La demanda interna apenas crecerá y ello a pesar de un aumento del 4% en el consumo del sector público y de un incremento del 10% de las inversiones de este sector.

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El déficit de la balanza de pagos por cuenta corriente debe reducirse, según el ministro, desde los 4.200 millones de dólares de 1982 a menos de 3.000 millones de dólares. En cuanto a precios, se prevé un descenso desde el 14,4%, al 12%, medida por los precios al consumo. El éxito de esta política, precisó Boyer, "depende de que la retribución percibida finalmente por trabajador no se incremente por encima del 12%".

El ministro evaluó en 5.600 millones de dólares el endeudamiento externo para 1983. Si a esta cifra se detraen 1.100 millones por entradas netas de capital a corto y operaciones de instituciones bancarias y variación de reservas, se obtiene una apelación bruta a largo plazo en los mercados exteriores de 4.500 millones de dólares ("cuya financiación exterior no deberá causarnos problemas serios"). Al finalizar este año el endeudamiento de España se situará en 29.400 millones de dólares (el 15,7% del producto interior bruto previsto).

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