Operado a corazón abierto un bebé de dos días

Gordon Burns, a las cuarenta horas de vida, se ha convertido en el paciente más joven al que se le ha efectuado una operación a corazón abierto para corregir una coartación congénita en la aorta. La intervención duró tres horas y el bebé se encuentra actualmente fuera de peligro.

Un equipo de cirujanos del Royal Sick Children's Hospital de Edimburgo (Escocia) ha conseguido corregir un estrechamiento congénito en la aorta de un recién nacido cuando éste únicamente tenía cuarenta horas de vida. El portavoz del equipo considera la operación "como la primera de su tipo en el mundo, ya que no sólo ha sido necesario desviar extracorpóreamente la circulación sanguínea, con objeto de interrumpir la llegada de sangre al corazón, sino que también fue preciso bajar a quince grados centígrados la temperatura del cuerpo, muy por debajo de los habituales 37º, para lograr reducir al mínimo las actividades vitales del pequeño durante los quince minutos que se tardó en reparar la arteria estrangulada.El doctor Kenneth Reid, cirujano jefe del equipo del Royal Sick Children's Hospital, manifestó "que el estado del recién nacido era crítico y su única esperanza de vida radicaba en esta arriesgada operación". En su opinión, "la coartación de aorta que sufría se debía a una lesión especial congénita muy rara y extraña que se originó durante el estado fetal. Paralelamente", continúa el doctor Reid, "el pequeño también padecía entre otras complicaciones adicionales una infección de pseudonomas que afectaba su nariz, garganta y pulmones. Nada más nacer", continúa el doctor Reid, "llegamos a la conclusión de que su única oportunidad radicaba en realizar una operación de emergencia con todos los riesgos que ésta conlleva, especialmente en un bebé de tan sólo cuarenta horas de vida".

"El problema que supone un estrechamiento de la aorta", explica el profesor Bajo Arenas, del departamento de Fisiopatología Fetal de la Ciudad Sanitaria Primero de Octubre, de Madrid, "consiste en que se produce una presión sanguínea cinco veces superior a la que debería existir en la zona. Especialmente, esta sobrecarga afecta a la arteria pulmonar, cuyo riesgo de ruptura es evidente. Esta situación realmente crítica hace imprescindible intentar la corrección quirúrgica de la malformación". Para el profesor Bajo Arenas "el hecho de que el bebé sobreviviera a la intervención ya significa un gran éxito para el equipo quirúrgico, dado que las defensas de un recién nacido, especialmente en este estado, son muy escasas. Una parte del éxito se debe sin duda a que el ecografista del equipo pudo diagnosticar la malformación antes de que el bebé naciera".

El equipo del Royal Sick Children's Hospital hace especial hincapié en los problemas adicionales que causó la infección bacteriana que sufría el recién nacido. Para combatirla "fue necesario suministrarle un fuerte antibiótico muy eficaz pero considerado altamente peligroso para niños tan pequeños". Felizmente, el organismo del bebé resistió perfectamente la fuerte medicación y la infección ha sido eliminada totalmente.

En estos momentos, el pequeño Gordon, que al ser operado pesaba 2,90 kilogramos, ya ha superado los 3,15 kilogramos y su estado general es considerado como altamente satisfactorio.