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El Parlamento británico aprueba la acción del Gobierno en las Malvinas

Soledad Gallego-Díaz

El Gobierno y la oposición británicos se enzarzaron ayer, en la Cámara de los Comunes, en una discusión sobre el futuro de las islas Malvinas (Falklands). Mientras laboristas y socialdemócratas reclamaron negociaciones con Argentina, la primera ministra Margaret Thatcher se negó a entablar ningún tipo de conversaciones con Buenos Aires.El debate, que ha durado dos días, finalizó, conforme a las previsiones, con 292 votos a favor de la actuación del Gobierno conservador en los días que precedieron a la guerra, y 240 votos en contra. De acuerdo con la conclusión del informe realizado por una comisión independiente, presidida por lord Franks, el Gobierno no hubiera podido evitar el conflicto en ningún caso. Además, Margaret Thatcher cuenta con una confortable mayoría en la Cámara.

Aunque no han faltado las críticas por lo que el líder laborista Michael Foot ha calificado de "colapso" gubernamental, el debate alcanzó sus cotas más agresivas cuando se analizaron las intenciones de Margaret Thatcher para el futuro. La primera ministra ha defendido una política de dureza, fortificando el archipiélago y manteniendo una fuerte guarnición militar para disuadir de cualquier ataque.

Críticas socialdemócratas

El ex ministro laborista de Asuntos Exteriores David Owen, actualmente diputado socialdemócrata, atacó duramente esa política. "Si no se negocia con Argentina", dijo Owen, "el Reino Unido estará obligado a gastar millones de libras para proteger las Falklands, y continuará existiendo el riesgo de futuras agresiones". Owen sacó de quicio a Margaret Thatcher recordándole que los habitantes de las islas son poco más de 1.800, "menos que los habitantes de cualquier parroquia de un pueblo británico"."La simple política de fortalecer el archipiélago", explicó el ex ministro, "puede llevarnos a otra catástrofe". Owen reveló que en 1977, cuando él era ministro, y ante una crisis con Argentina, los submarinos nucleares británicos fueron enviados a toda prisa a las Falklands con la orden de torpedear cualquier barco enemigo que se adentrara en las cincuenta millas que rodean las islas. "La decisión", dijo, "fue acertada, y conseguimos llevar a la mesa de negociaciones a Buenos Aires".

Francis Pym, ministro de Asuntos Exteriores, defendió vehementemente la negativa del Gobierno conservador a iniciar conversaciones con Argentina: "¿Alguien es capaz de proponer seriamente que nos metamos en los vericuetos de una negociación, como si nada hubiera pasado?", se preguntó. Pym reconoció que la política de fortificar las Falklands será costosa para el Reino Unido, pero dijo que no era una "política ciega".

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