Los afectados del síndrome tóxico, al borde de la movilización
Los afectados por el síndrome tóxico en los barrios de la zona sur de Madrid dicen: "La Administración, probablemente, no tiene muy claro lo que quiere, pero nosotros sí tenemos claro nuestro camino, la movilización, si no nos convencen las nuevas autoridades". En Coslada y otros pueblos próximos, las asambleas están en marcha y se estudia la posibilidad de votar en favor de una huelga de hambre. En Leganés ya ha habido similares encuentros de protesta.Los afectados del síndrome tóxico, a través de las asociaciones en que se integran, agotan los últimos días de espera a que la Administración les dé su respuesta sobre numerosas. incógnitas que siguen en el aire después de haber transcurrido mas de veinte meses desde que se inició el envenenamiento masivo.
Los afectados de las distintas asociaciones han recibido promesas de que sus representantes serán recibidos a finales de este mes por el recientemente creado comité interministerial para el síndrome tóxico, constituido por el ministro de Presidencia del Gobierno, que lo preside, y los subsecretarios de Presidencia del Gobierno, Sanidad y Consumo, Seguridad Social y Trabajo. Esperaban también "tener una idea de la disposición del Gobierno" a partir del jueves pasado, día 13. Para dicho día había sido anunciada, dos días antes, una conferencia de Prensa del citado comité interministerial, pero fue oficialmente anulada debido a "otras responsabilidades ineludibles del ministro".
Asociaciones de afectados de pueblos próximos, convocados por la de Coslada, informarán el martes, día 18, sobre los acuerdos de sus respectivas asambleas. No se descarta que inicien una huelga de hambre.
Según Javier Rincón, portavoz de esta asociación, "sostenemos una exigencia inaplazable sobre el esclarecimiento del origen de la enfermedad y sobre cuáles son los criterios de la nueva Administración".
En Coslada, y no sólo allí, se tiene la idea de que "la Administracíón quiere comprarnos, tapamos la boca, con el tema económico de las ayudas por su falta de investigación científica". Según Rincón, los puntos fundamentales del problema "están viciados. No hay diagnóstico de la causa, no hay estudio de la población en riesgo, no hay líneas de investigación alternativas al aceite, no puede haber por tanto tampoco un claro dictamen judicial, ni un conocimiento sobre la evolución clínica de la enfermedad, pero, al menos, podía haber un reconocimiento de todas estas cosas por parte de la Administración y actuar en consecuencia".
La crispación
Entre los afectados se tiene la sensación de que "la Administración quiere darle carpetazo al tema". Uno de los síntomas que valoran en este sentido se refiere a que los contratos del personal sanitario dedicado al síndrome tóxico no han sido renovados por seis meses, como era habitual, sino por tres, hasta el mes de marzo, sin ninguna explicación administrativa y que la asistencia sanitaria "ha entrado en una especie de rutina parecida a la de los ambulatorios tradicionales".
La crispación vuelve a dejarse sentir en público, al cabo del tiempo, entre los 20.000 afectados por el síndrome tóxico, enfermedad que ya ha causado 381 muertos, según la cifra oficial. Más aún, se advierten signos de crispación inéditos hasta ahora, como las recientes manifestaciones en una asamblea en Leganés (Madrid), donde se dijo que "si no hay justicia en los tribunales, habrá justicia catalana", refiriéndose a los casos de libertad provisional otorgada a algunos implicados en el sumario de la colza. El desconocimiento de las causas de la intoxicación, las dudas sobre la evolución de algunas secuelas, la falta de una auténtica reinserción social de los afectados y algunas deficiencias que todavía se producen en la concesión de las ayudas económicas y sociales son algunos de los principales elementos motivadores de la angustia que ha hecho que los afectados "ya no seamos como antes del envenenamiento, aunque muchos, aparentemente, mejoren o hayan sido dados de alta".
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