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Tribuna:TRIBUNA LIBRE
Tribuna
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Evolucionismo y crisis / 1

No será preciso insistir mucho en la circunstancia de que en un encuentro como el de Caracas la práctica totalidad de los reunid os se expresaron como darwinistas convencidos; en el sentido que apuntó uno de los más activos participantes, el español Francisco J. Ayala, director del departamento de genética de la Universidad de California: "La explicación darwinista de la evolución de los seres vivientes por medio de las elección natural es, como tantas otras proezas de la mente humana, extremadamente simple al mismo tiempo que poderosa". Por su parte, Linus Pauling, doblemente premio Nobel, de Química en 1954 y de la Paz en 1962, situó a Darwin en la senda principal de la aventura del pensamiento humano. Y subrayó el grave riesgo de holocausto nuclear que amenaza a la propia evolución, dejando bien en claro su decisión -notoria desde hace tiempo- de polarizar toda su actividad en la lucha contra el armamentismo y la violencia como fruto postrero de su larga vida, ya en los 84 años, pero aún plena de lucidez y de vitalidad, como pude apreciar durante el vuelo al que con él y otros colegas fui invitado para visitar, desde el aire, la formidable presa de El Guri, sobre el río Caroní, y la cascada más alta del mundo, el legendario salto Angel.Wilton Dillon, de la Smithsonian Institution, un incisivo antropólogo que fue ayudante personal del general McArtur durante los tres primeros años de la ocupación norteamericana de Japón tras la segunda guerra mundial, se refirió en el simposio a los usos de lo ceremonial en la ciencia como parte importante de la naturaleza no significativa. Por su parte, G. Radnitzky -profesor de Filosofía de la Ciencia en la Universidad de Tréveris- y F. A. Hayek -premio Nobel de Economía de 1974-, ambos ampliamente conocidos por su defensa del neoliberalismo y por sus ataques a cualquier forma de socialismo, se fijaron sobre todo en las consecuencias competitivas del darwinismo. Una vez más formularon su propuesta del derecho a la excelencia, subrayando la para ellos inmoralidad del igualitarismo. La réplica la dio en este caso el venezolano Luis Alberto Machado, ministro de su país para el desarrollo de la inteligencia. Frente al elitismo y las minorías selectas, defendió la idea de que la mayoria somos originariamente iguales, y que por ello mismo hay un enorme potencial de capacidades alcanzables si se hace realidad el proyecto de una verdadera democratización educativa. Planteó, pues, la posibilidad de un evolucionismo social sin darwinismo; esto es, sustituyendo la lucha y el elitismo por la cooperación y por el progreso de las grandes mayorías. En este punto, el profesor Stephen E. Toulmin, autor de El puesto de la razón en la ética y de otras importantes obras de filosofía de la ciencia, hizo algunas matizaciones oportunas para revelar cómo la diferente interpretación semántica de las palabras puede oscurecer cualquier discusión.

El derecho ecológico

Del lado del creacionismo, la única potencia que lo defendió en el encuentro de Caracas -cierto que un creacionismo más bien evolucionista, por lo menos hasta el inmediato origen del hombre- fue la presentada por el embajador Antonio Garrigues, quien planteó la compatibilidad parcial del Génesis con El origen de las especies, para destacar, a la postre, su posición sobre el carácter exclusivo de la creación del hombre, tesis que generalmente se da por superada en el mundo de la ciencia, como puntualizó el profesor de la Universidad de Palma de Mallorca J. C. Cela Conde, quien caracterizó a la actual sociedad humana como libre de dioses, genes y tiranos.

En la vertiente económica, la discusión sobre el evolucionismo derivó, lógicamente, a la creciente incidencia de la acción del hombre sobre la biosfera. Henri Lepage, el conocido autor del libro Mañana, el capitalismo, trató de demostrar que la propiedad privada conlleva una mejor defensa de la naturaleza, siendo, a su juicio, el medio más adecuado para resolver los problemas ecológicos. Semejante proposición fue criticada a fondo por el entomólogo venezolano Carlos Machado Allyson, que se mostró muy próximo a las posiciones de Barry Commoner: la gravedad creciente de los problemas ecológicos la ocasiona, en buena parte, el nuevo laisez-faire del consumismo privatizador, que sitúa al mundo dentro del círculo que se.cierra más y más.

Por mi parte, me referí a la posibilidad de una nueva fundamentación ecológica de la ciencia económica. La ecología, una derivación del propio evolucionismo, propuesta en 1968 como disciplina autónoma por Ernst Haeckel, el más preclaro alemán seguidor de Darwin, constituye hoy una verdadera ciencia de ciencias. Desde ella se plantea la necesidad de una asociación humanidad/naturaleza en vez de la destrucción, lo cual ha de generar un cambio profundo en las relaciones dentro de la propia comunidad humana, a fin de evitar el crecimentismo derrochador y el elitismo que concentra el poder y perpetúa la pobreza de los más. Esa nueva perspectiva permite hablar de verdaderos derechos ecológicos de la comunidad más allá de los derechos humanos y políticos individuales y más allá también de los derechos sociales de grupo.

Visto lo relativo a Darwin, mañana me referiré al NOFI. como segunda componente del encuentro de Caracas, que ciertamente se desarrolló al modo enciclopedista y de la Ilustración. Ni siquiera faltó la resonancia clásica y actual del idioma en la voz del autor de La colmena, Camilo José Cela, que dictó la conferencia de clausura.

Ramón Tamames es catedrático de Estructura Económica de la Universidad Autónoma de Madrid.

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