Banalidad
A la dificultad actual para realizar y exhibir películas que puedan convocar a un suficiente número de espectadores se acompaña, con frecuencia, el estreno de unos extraños filmes menores, que recuerdan demasiado a los seriales televisivos, como para no levantar sospechas de que realmente se trata de trabajos hechos para la pequeña pantalla. El regreso de los extraterrestres es uno de ellos.Sea o no sea una película prevista para una normal exhibición comercial, sus planteamientos apenas alcanzan los mínimos exigibles a una obra que forzosamente debe compararse con los títulos que el género de ficción científica ha ofrecido en el cine en los últimos años. Esa comparación es su ruina.
El regreso de los extraterrestres
Director: Greydon Clark. Guión: Jim Wheat, Ken Weat y Curtis Bureh. Intérpretes: Jan Michael Vincent, Cybill Shepherd, Martín Landau, Raymond Burr. Norteamericana, 1981. Ficción científica. Locales de estrenos: Rex, Luchana 3.
Impulsos mágicos
Dos niños reciben los mágicos impulsos cósmicos de unos extraterrestres, que, veinticinco años después, quieren recuperar o capturar sus cuerpos para realizar con ellos oscuras investigaciones sobre el género humano.Esos extraterrestres se apoyan para su plan en un tercer elegido, que debe servirles de punto de conexión, pero la locura de éste destroza el proyecto. Los niños, reencontrados en edad adulta, se enamoran y miran al cielo. Allí, las fulgurantes luces que conocieron en su infancia se alejan, fracasadas y tenues. Ellos pueden casarse como mandan los cánones y todo vuelve a la normalidad. Vivimos en la mejor Tierra posible.
Como de costumbre en este género, cuando, sobre todo, se trata de películas tópicas, la debilidad del hombre desaparece sin explicación cuando se enfrenta a esos seres superiores que habitan planetas lejanos. Una vanalidad.
El regreso de los extraterrestres no llamaría la atención del espectador de no venir presentada por un buen reparto.
La presencia de los veteranos Martín Landau y Raymond Burr apoya la eficacia de los jóvenes actores Jan Michael Vincent y Cybill Shepherd, ya habituales en los nuevos productos de Hollywood. No obstante, ninguno de ellos consigue superar la debilidad del guión original, ni tampoco pueden entresacar de sus personajes matices o posturas que enriquezcan su trabajo.
Todo es plano y simple, esquemático y sin alicientes. Una nueva película norteamericana que podía haberse mantenido discretamente callada en sus latas. No se la hubiera echado de menos.
Babelia
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