Ronald Reagan anunciará el lunes nuevas propuestas de negociación con la URSS en materia nuclear
Los obispos católicos norteamericanos se declaran mayoritariamente contra la carrera y el uso de armas nucleares, potenciando el movimiento antinuclear en EE UU, hecho que causa seria preocupacion en las filas de la Administración Reagan. El presidente norteamericano Ronald Reagan anuncia un importante discurso sobre armamento nuclear, el próximo lunes, en el que se espera una señal de diálogo hacia Moscú y la definición de una nueva estrategia negociadora entre el Este y el Oeste.
La primera señal de alarma para el presidente Reagan, a nivel de oposición popular al peligro de una guerra nuclear llegó con la manifestación de más de un millón de personas en Nueva York, el pasado 14 de junio. En las últimas elecciones al Congreso, el día 2 de este mes, los electores de ocho Estados de la Unión votaron a favor de un programa de "congelación de armas nucleares" y su reducción posterior entre EE UU y la URSS. Hoy toca el turno a la influyente Iglesia católica norteamericana reforzando una presión popular contra las armas atómicas y potenciando un fenómeno que era inimaginable hace un año.La réplica de la Administración Reagan es criticar de simplistas las iniciativas de los obispos. Ronald Reagan, en su última conferencia de Prensa, insistió en el carácter de "manipulación por agentes extranjeros" que tiene, según la Casa Blanca, el fenómeno antinuclea, americano. Pero, obviamente, no, es fácil acusar a los obispos católicos, luteranos y protestantes, de estar manipulados por los agentes del KGB soviético..
"No estamos asustados"
La conferencia episcopal católica, reunida esta semana en Washington, aborda el sensible tema nuclear desde una perspectiva moral. No es una racción visceral de último momento. Llevan más de un año trabajando en el proyecto de pastoral contra la proliferación de armas nucleares, con previas consultas a profesores, científicos, católicos y políticos. Los obispos no tienen prisa. Incluso ahora, en la polémica reunión en Washington, se trata sólo de analizar un borrador, de 110 páginas, cuya aprobación final no llegará hasta mayo de 1983, durante la próxima reunión de la conferencia de obispos, en Chicago.
Sin embargo, la parsimonia de los obispos surge en un momento en que la temática del armamento nuclear adquiere prioridad para la política de la Administración Reagan, por varias razones. Por el cambio político en Moscú, con la llegada de Yuri Andropov; por las quejas de los Gobiemos y la opinión pública europea ante la carrera del rearme, por lo que el fenómeno ha sido factor electoral en EE UU en las recientes elecciones al Congreso y Io será en la presidencial de 1984. Naturalmente, la postura de los obispos, en un país con unos cincuenta millones de católicos, no agrada en absoluto a la Casa Blanca.
Las quejas de la Administración Reagan, llegaron a la conferencia episcopal por medio de una carta, de siete páginas, dirigida por el responsable de] Consejo de Seguridad, William Clark, al arzobispo de Chicago y presidente de la conferencia de obispos, Joseph Bernardin. "Esta Administiración", dijo Clark, "hace todos los esfuerzos para prever el riesgo de una guerra nuclear". Insistió en el tono simplista de los análisis de los obispos que, según Clark, no tienen suficientemente en cuenta la situación de la Unión Sovietica. Mostró su asombro por el hecho de que en el proyecto de pastoral no figure ninguna referencia a los esfuerzos de la Administración para negociar una reducción de armas.
"No estamos asustados", replicó el arzobispo Bernardin, ante las presiones de la Casa Blanca. Reconoció que existían diferencias entre los 285 obispos americanos sobre el contenido final de la pastoral antinuclear, que condena el uso inicial del arma atómica, apoya el movimieiito Congelación de Armas Nucleares, y pide negociaciones Este-Oe:ste.
"Dejamos la puerta abierta a nuevas propuiestas", añadió el arzobispo de C'hicago, en una nueva doctrina católica antiarmas nucleares en la que se han unido prácticamente todas las demás grandes Iglesias norteamericanas.
Un sondeo entre los participantes a la conferencia de obispos católicos, dió 195 a favor, 71 con reservas y sólo 12 en desacuerdo con el proyecto pastoral.
"Tengo pruebas de que el movimiento está manipulado por agentes extranjeros", dijo el presidente Reagan en su última conferencia de Prensa, al referirse a la importancia del movimiento americano en pro de una "congelación de armas nucleares".
El FBI investiga
La frase causó sensación. El senador republicano Mark Hartfield, coautor de una propuesta senatorial con el senador demócrata Edward Kennedy para una "congelación de armas nucleares", rechazó la acusación del presidente Reagan.
Según fuentes de la Casa Blanca, citadas en el semanario Mewsweek, el presidente basó sus afirmaciones en documentos preparados por el Departamento de Estado y en la lectura de un artículo en la revista mensual Reader's Digest, que citaba la actuación de agentes soviéticos del KGB en el fenómeno antinuclear americano. El presidente ordenó a la Buró Federal de Investigación (FBI) que investigue si hay vínculos entre el exterior y los líderes que patrocinan en EE UU los movimientos pacifistas. Richard Nixon pidió similares medidas durante las manifestaciones contra la guerra del Vietnam, sin que nunca se llegara a confirmar que estaban orquestadas desde el exterior.
"Los obispos deben ocuparse de las catedrales y no del Pentágono", replican medios ultraconservadores de la Iglesia americana Es posible que el presidente Reagan opine otro tanto. Pero la realidad es que a las manifestaciones populares, al voto de los electores y a la toma de postura de los obispos, el presidente Reagan se puede encontrar con un nuevo Congreso mucho más sensible que el anterior en materia de armas nucleares.
En medio de tal contexto que la alocución televisada de Ronald Reagan el próximo lunes por la noche, centrada sobre el problema de las armas nucleares, reviste particular interés para la opinión pública norteamericana y mundial.
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