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La 'cúspide' de la DC italiana se reúne hoy para tratar el tema del Banco Ambrosiano

Juan Arias

Hoy, martes, se reunirá el comité político de la democracia cristiana italiana para analizar las explosivas declaraciones ante el Parlamento, sobre el problema Vaticano-Banco Ambrosiano, del ministro del Tesoro, el democristiano Baniamino Andreatta.La convocatoria ha sido pedida por el mismo presidente del partido, Flaminio Piccoli, irritado porque las declaraciones de su compañero de partido puedan enturbiar las relaciones entre la Santa Sede e Italia. Según la primera versión de Andreatta, el Papa es el único que puede resolver el asunto obligando al Instituto de Obras de Religión (IOR), es decir, a su banco, a pagar las deudas contraídas con Roberto Calvi, ex presidente del Ambrosiano.

El problema planteado por el ministro Andreatta a la democracia cristiana es peliagudo. Por eso, a las pocas horas de su intervención ante el Parlamento, que tuvo gran eco en toda la Prensa italiana, su compañero de partido y de Gobierno, el ministro de Asuntos Exteriores Emilio Colombo, hizo una declaración para limitar el alcance de la del ministro del Tesoro. El mismo Andreatta fue también obligado a rectificar, afirmando que las frases de su declaración ante el Parlamento no eran exactas. Y sobre esta apreciación se basó asimismo la respuesta del Vaticano.

¿Qué dijo realmente el ministro Andreatta? El titular del Tesoro hizo dos afirmaciones separadas. Según Andreatta, el IOR, es decir, el banco del Papa, está bajo la jurisdicción de la Santa Sede, está en un Estado extranjero, como es el Vaticano. El Gobierno italiano no tiene poder sobre dicho banco. Lo tienen sólo las autoridades vaticanas y sobre todo el Papa.

Después, hablando de este banco, afirmó el ministro que es deudor de un cierto número de millones de dólares, más de mil millones de pesetas, al Banco Ambrosiano y, por tanto, a los acreedores italianos. Andreatta no dijo más, pero la conclusión era evidente. Si el IOR debe todo ese dinero al ex Banco Ambrosiano, si el Gobierno no tiene poder ante dicha institución vaticana, sólo el Papa, que es la suprema autoridad de la Santa Sede, puede y debe resolver el problema. Lo que más escuece de todo esto es que el ministro Andreatta, considerado un técnico más que un político, además de ser democristiano es un católico ferviente y practicante, formado en las filas del legendario y difunto cardenal progresista de Bolonia Giacomo Lercaro, que fue una de las figuras más sobresalientes del Concilio Vaticano II.

Precisamente cuando semanas atrás el papa Juan Pablo II fue a visitar la ciudad de Bolonia, el encargado de recibirle por parte del Gobierno fue el ministro Andreatta, quien en su discurso citó ampliamente a Lercaro, gran paladín del diálogo con los comunistas.

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