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Entrevista:

Clara Calvi: "Le dejaron morir solo, como a un perro"

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Desde Estados Unidos, la viuda del financiero Roberto Calvi continúa su decidido desahogo-acusación. Su blanco principal es la banca vaticana, pero pone en causa también a otros sectores importantes de la clase dirigente italiana, con alusiones y mensajes cifrados."El proceso del Banco Ambrosiano, el año pasado, no debían habérselo hecho a mi marido, sino al banco del Vaticano. Mi marido me lo escribió en un trozo de papel: este proceso se llama IOR. Ya en febrero, cuando se acercaba el escándalo, Roberto, mi marido, había ido de noche a ver a Paul Marcinkus y Luigi Mennini -presidente y director general del IOR- para, que asumiesen sus responsabilidades. Roberto estaba en el Consejo de Administración del Banco de Gottardo y, por tanto, obligado a mantener el secreto. Tocaba al cliente, al IOR, dispensarlo del secreto. Si mi marido hubiese hablado nadie le habría ya creído, habría acabado como financiero".

Clara Calvi estaba hablando de evasión de capitales al extranjero. "Tuve que implorar yo misma a Marcinkus y a Mennini. Cuando finalmente fueron a Lugano, la magistratura. suiza inspecionó los registros del Banco de Gottardo. Se dio cuenta de que Roberto no tenía nada que ver y lo comunicó a la magistratura italiana, que no lo tuvo en cuenta. Ahora, los magis trados suizos han enviado las sen tencias. ¿Sabe usted que ni siquie ra las han leído en el proceso? ¿Que ni siquiera esta vez se ha mencionado el nombre del IOR? ¿Por qué?".

"El nombre del IOR es impronunciable"

La indignación hace temblar a la señora Calvi. "¿Sabe qué me dijo el hijo de Mennini?, que trabajaba para mi padre: Este nombre -el IOR- no se debe pronunciar ni en confesión". Y añade la viuda Calvi: "¿Cree usted que el asunto del crédito varesino haya sido algo distinto? No puedo revelar los nombres de los verdaderos evasores de capitales -no, Roberto, no-, porque estoy indefensa. Pero se trata de particulares: el que quiera entender, que en tienda".Una pausa. "Mi marido fue la cabeza de turco pagó por todos. Ni siquiera el Banco Central de Italia se portó bien. En el verano de 1981 encontré en la cartera de mi marido un documento en el que se decía que Roberto tenía cinco años de tiempo para resolver el asunto del Banco Ambrosiano. ¡Qué cinco años! Apenas fue puesto en libertad, Roberto volvió a encontrarse secretamente con un alto funcionario del Banco de Italia, quien lo tranquilizaba siempre." "Después lo han dejado morir solo como un perro. Y pensar que si un año antes hubiera hablado y revelado nombres no hubiera estado ni un día en la cárcel".

En el chalé alquilado de Washington entra el sol. Los pantalones elegantes de cuero verde y la cami seta color rosa no logran esconder el mal estado de salud de la señora Calvi., encerrada en su desesperación. "Del proceso del año pasado recuerdo, sobre todo", continúa, "la ferocidad contra mi marido. ¿Qué necesidad había de llevarle a la cárcel y de quitarle el pasaporte? Nunca habría escapado y podría haberse ocupado del banco. Y así, mientras estaba en la cárcel, en el banco le hicieron porquerías de todo tipo. Uno de los dirigentes es un espía de Gelli y debe haber realizado quién sabe qué tipo de operaciones para la P-2. 'Si lograra ir al extranjero a controlar, lo echo a patadas', decía Roberto, cuando salió de la cárcel".

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La humillación y el dolor han dejado una huella visible y profunda en la mujer del financiero. "Los magistrados le interrogaban desde las diez de la mañana hasta las tres de la madrugada. Ciertos amigos, como Tasan Din (del grupo Rizzoli), le empujaban a hablar dándole el ejemplo del banquero Spada, que se salvó colaborando con los magistrados en el caso Sindona. Yo misma fui a hablar con los líderes de los partidos políticos que tanto habían recibido de él, pero nadie se movió". Recuerda sus sufrimientos personales: "En el Banco Ambrosiano me vigilaban y espiaban mis llamadas telefónicas por miedo a que, por defender a mi marido, pudiera comprometer a los otros.

-¿Cómo se encuadra, en su opinión, el suicidio de la secretaria de Roberto Calvi en todo esto?

-Yo no creo que la hayan asesinado, sino más bien que la hayan empujado a quitarse la vida. Desde hacía tiempo estaba enferma, sufría de diabetes y su sistema nervioso estaba roto. Pero en contra de lo que se ha escrito, no sabía mucho de Roberto, no pertenecía a un nivel muy alto. Puede que haya tenido que ver con la suerte de cosas que supiera mientras mi marido estaba en la cárcel, pero de los otros".

-Durante la detención, su marido ¿no reveló nada a los jueces que pudiera haberlo enemistado con un partido o con la P-2?

-¿Qué quiere que revelase? Sé que pronunció un par de nombres, pero todo ha desaparecido. Evidentemente era gente que tenía protecciones muy altas. Si acaso, Roberto estaba preocupado por el IOR: "Esos curas me la están ya haciendo pagar", decía.

-¿Qué tipos de contactos mantuvo Licio Gelli con su marido después de la fuga de Italia?

-Sólo telefónicos. Llamaba para felicitar en las fiestas. Ni siquiera pronunciaba su nombre, pero mi marido temblaba siempre. Claramente eran advertencias. Mi marido entendía los mensajes y tenía miedo.

-¿Fue la P-2 quien lo empujó a emprender su actividad en América Latina?

-No. Consideraba aquellos países como los futuros graneros de la humanidad y veía allí buenas perspectivas para sus inversiones. Mi marido se fiaba de sus instituciones. Y si se sirvió de Gelli, fue sólo porque era un hábil mediador. Pero no preparaban juntos ningún plan. No era nada siniestro. Existían también motivos técnicos para la operación latinoamericana; por ejemplo, la ventaja que la experiencia italiana le daba en relación con los bancos locales.

"Esta es una sociedad podrida en altas esferas"

Y añade: "Me angustia el hecho de que, si los verdaderos responsables del caso Banco Ambrosiano hubiesen sido descubiertos, mi marido estaría aún hoy vivo y no hubiera tenido que sufrir la indignidad de su último año y medio de vida. Y mi juicio sobre la sociedad italiana hubiera sido diferente: que hoy es el de una sociedad. podrida en muchas altas esferas, que sobrevive sólo por la honradez y el trabajo de la gente hurnilde, los pobrecitos que trabajan todos los días"."La desaparición de Roberto me ha dejado un vacío insondable. Era un marido y un padre extraordinario, que fuera de, la familia se interesaba sólo por su trabajo. Era demasiado inteligente para un país como el nuestro". Me dice que acaba de ir al médico, que está haciendo una cura reconstituyente y que no quiere rendirse. Me calla que ha sido amenazada en estos últimos tiempos y que no está aún fuera de peligro. "La memoria de mi marido tiene que ser rescatada. No sólo por nuestros híjos, Carlo y Anna, sino, sobre todo, por él. No dejaré de combatir hastaque no lo logre".

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