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Tribuna:TRIBUNA LIBRE
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Nicaragua: el coste de la victoria / y 2

Las claras evidencias de los preparativos para un estallido de violencia en la región han provocado la gestión de varios jefes de Estado del istmo y fuera de él. Y es que los hechos revelan que un conflicto de esta envergadura porta vicios de regionalización: existen denuncias de la Comisión de Derechos Humanos de El Salvador acerca de la participación de tropas del Ejército hondureño en la lucha contra las guerrillas de dicho país (matanza en el río Zumpul), como también es pública la detención de más de un opositor salvadoreño en territorio hondureño.La historia va un poco atrás: cuando en Nicaragua se libraba la lucha armada contra la dictadura somocista perecieron soldados que en sus uniformes llevaban las siglas del Ejército salvadoreño. Por otra parte, hasta la fecha el Gobierno. hondureño ha hecho la vista gorda en cuanto a la presencia de elementos somocistas armados en Honduras.

La paciencia nicaragüense

La paciencia entorna el diario actuar de las tropas nicaragüenses acantonadas en la frontera. Nunca ha sido capturado un soldado sandinista en Honduras, ni en tierras de la frontera de dicho país se ha encontrado un cadáver ni capturado herido miliciano sandinista alguno. Los muertos y los heridos son nicaragüenses y han quedado en territorio nicaragüense. Esa paciencia está empeñada en la orden dada por el Gobierno nicaragüense y el estado mayor de su ejército: no pasar la línea fronteriza.

El Gobierno de Nicaragua ha solicitado en reiteradas ocasiones al Gobie rno de EE UU el desmantelamiento de los campos de entrenamiento somocistas en Florida, reconociendo el citado Gobierno su existencia, pero argumentando leyes que impiden la acción de la justicia. Maniobras militares que obviamente implican actitudes de provocación han sido realizadas en la zona, como Ocean Ventura 81, en el mar Caribe, cerca de las costas nicaragüenses, y Halcon Vista, este año, con participación de tropas hondureñas, en la frontera con Nicaragua.

El 31 de octubre Nicaragua envía una nota diplomática al Departamento de Estado norteamericano y muestra su extrañeza por los citados hechos, no obteniendo ninguna respuesta. A la par, y como continuación de las maniobras militares, funcionarios del Departamento de Estado, como Thomas Enders, no ocultan la existencia de planes de desestabilización contra Nicaragua.

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Agosto de 1981. El secretario adjunto para Asuntos Latinoamericanos del Departamento de Estado, Thomas Enders, había llegado a Managua como emisario de Reagan entrevistándose con los gobernantes nicaragüenses, quienes entienden que es una señal de disposición al diálogo por parte de Estados Unidos. Pero las actitudes del señor Enders no contribuyen a que estos diálogos sean fructíferos, iniciándose un nuevo período de tensiones.

En febrero de este año el diario Washington Post desenmascara el plan de la Administracion Reagan de proveer diecinueve millones de dólares a la CIA para desestabilizar Nicaragua. Semanas después se efectúan en el territorio varios ataques terroristas que se cobran unas diez víctimas,

El 20 de febrero el Frente Sandinista presenta en la reunión de partidos políticos de América Latina (COPPAL), en Managua, un nuevo proyecto de paz para la región que, entre otras cosas, menciona la conveniencia de suscribir acuerdos de no agresión entre los países vecinos del istmo, así como insistir en la disposición de mantener relaciones amistosas con el Gobierno de Estados Unidos.

Propuesta de México

El 21 de febrero el presidente mexicano, licenciado López Portillo, presenta en Managua otra propuesta que contiene tres puntos principales:

1. Estados Unidos debe renunciar a cualquier amenaza o utililación de fuerza contra Nicaragua.

2. Si las bandas somocistas en Honduras son desarmadas y se prohíbe su adiestramiento en Estados Unidos, Nicaragua debe, simultáneamente, renunciar a la adquisición de armas y reducir el tamaño de sus fuerzas armadas.

3. Estados Unidos podría firmar pactos de no agresión con sus vecinos.

El Gobierno de Nicaragua respaldó con actitud consecuente esta iniciativa.

En marzo siguiente, la embajadora Kirkpatrick, en un gesto que el Gobierno de Nicaragua entiende como respuesta a las propuestas de paz, acusa a éste de violar los derechos humanos en América Central y señala que existía nriás libertad en la época de la dictadura somocista. El entonces secretario de Estado, Haig, muestra a la Prensa fotografías de cadáveres de supuestos indígenas miskitos asesinados por los sandinistas; más tarde el propio Departamento de Estado tuvo que admitir que las fotos correspondían a la época somocista.

Después han continuado con el histórico juego de presentar fotografias de bases militares (nadie niega que existen, al ser obvio que si se tiene un ejército éste no estará acantonado en un parque de béisbol), como.también hancontinuado presionando a Gobiernos y partidos políticos internacionales para que retiren el apoyo político a la revolución, a organisnios internacionales para que suspenclan la ayuda económica y, lo que es peor, continúan enviando a Honduras pertrechos militares, como también construyendo pistas de aterrizaje en dicho territorio, muy cerca de la frontera con Nicaragua.

Esfuerzos para evitar la tragedia

Algunos jefes de Estado de la región trataron de evitar la tragedia: los presidentes Herrera Campins, de Venezuela, y López Portillo, de México, enviaron mensajes a los Gobiernos de Honduras y Nicaragua solicitando el entendimiento y el diálogo.

El norte de las próximas sernanas y meses para la Junta de Gobierno nicaragüense aparece claro: agotar esfuerzos diplomáticos y políticos para resguardar la paz de la región, intentando dialogar con los involucrados, armándose de paciencia y comprometida ante el mundo de no llevar jamás la iniciativa en una guerra que podría provocar la regionalización de la misma. Los pueblos y Gobiernos del mundo cuentan ya a Centroamérica como un foco deiensión y existe una costumbre en la opinión internacional sobre la situación de previolencia; a tiempo está la comunidad internacional de detener el estallido de un conflicto de imprevisibles consecuencias. La mejor y más noble batalla será la que garantice la paz.

Orlando Castillo Estrada es embajador de Nicaragua en España.

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