Un informe militar confirma numerosas "improvisaciones" de los altos mandos de las fuerzas armadas argentinas
La inestable crisis en las cúspides militares argentinas arreció sus erupciones a últimos de septiembre,- con las "sublevaciones virtuales" del contralmirante Horacio, Zaratiegui en la Armada y del general de brigada Américo Dalier en el Ejército. Fuentes responsables indicaron que en el primer caso se trataba de un "pronunciamiento más bien testimonial", aunque el segundo removía y agravaba la tensión existente en el generalato después deja "fatídica aventura en las islas Malvinas". La "frivolidad con que se condujo" el conflicto bélico en el Atlántico sur era una acusación coincidente en ambos pronunciamientos
El 20 de septiembre, el jefe M Area Naval Austral, con sede en Ushuaia, Tierra del Fuego, emitía una proclama de diecisiete puntos. En su documento, el contraalmirante Zaratiegui -quien una semana antes había sido pasado a retiro con otros dieciséis pares de su arma- atacó frontalmente a la comandancia de la Armada. Entre sus acusaciones figura el "ejercicio mesiánico de la conducción, ocultamiento deliberado del proceso de planeamiento que decidió la iniciación de- hostilidades en el Atlántico sur, improvisación general para afrontar el conflicto y ausencia de delimitaciones claras de responsabilidad respecto a la derrota militar sufrida". Zaratiegui, señalan las mismas fuentés, mantuvo .un borrascoso enfrentamiento" con el entonces comandante en jefe de la Marina, almirante Jorge Anaya, cuando éste le comunicara su pase a retiro.Especializado en la inteligencia militar, Zaratiegui fue uno de los dos secretarios políticos más, estrechos del ex comandante de la Armada y miembro de la Junto Militar almirante Emilio Massera hasta finales de 1978. En esa función trabajaba, catorce horas diarias concertando contactos de todo tipo en favor del proyecto de Massera de conquistar sectores políticos moderados para su partido, Democracia Social, del que se proclamó recientemente candidato presidencial. De trato cortés y hábil, Zaratiegui, entonces capitán de navío, fue un eficiente oficial del entorno masserista. Mientras a algún corresponsal extranjero le comentaba que su padre había sido estibador portuario, a otros les solicitaba hacer la distinción entre Gobierno militar (presidente general Jorge Videla) y Junta, que involucraba a Massera en las "informaciones negativas". Al abandonar Massera Ia comandancia del arma, Zaratiegui fue destinado a la misión naval en Washington, y el 1 de enero de 1981 fue designado titular, del Arca Naval Austral. Iránicamen.te, en 1971 hizo el curso de Estados Mayor en el Royal Navy Staff College, Greenwich. Once años después debía organizar la' operw ción de rescate de los náufragos del crucero General Belgrado, hundido por el submarino nuclear británico Conqueror.Ante sus interlocutores se mostró siempre como un occidentalista y defensor acérrimo del traspaso de las grandes empresas estatales a las multinacionales. "Demuéstreme usted", solía decir, "en qué afecta a la seguridad nacional pasar Teléfonos y otros entes a la ITT, por ejemplo". Cuando un periodista le dijo "no me toque YPF (empresa- petrolera estatal), que. tendrá que pasar sobre mi cadáver", Zaratiegui respondió con. una fina sonrisa. A sus-53 aflos, en septiembre de 1982 -fue destituido y arrestado.
El 'informe Calvi'
El sábado 25 de septiembre trascendió un pronunciamiento del general. Américo Daber, uno de los jefes del Ejército en las Malvinas, en el que exige "la investigación a las autoridades militares y civiles que decidieron la operación diplomático-militar" en el archipiélago austral. Daher, al igual que otros oficiales de su mismo rango, -estaba a "disposición del mando", a punto de ser pasado a retiro. Ese mismo día trascendía el informe del general de división Edgardo Calvi sobre la conducta del Ejército en las Malvinasi -en el- fondo una requisitoria contra el ex presidente general Léopoldo Galtieri y su ministro de Exteriores, Nicanor Costa Méndez. El documento soslaya responsabilidades de otros 'altos mandos responsables", acusan los afectados.
"La operación", dice el informe, "fue concebida y ejecutada en un marco. referencial absolutamente falso. El personal superior, y subalterno recibió la información de que todo era prácticamente simbólico, que no existiría reacción del oponente (Londres) y virtualmente se estaba ante un desfile militar". El informe acusa al ex ministro Costa Méndez degraves Arrores en su apreciación de la reacción M Consejo de Seguridad de la ONU (que aseguraba los votos de España, URS S y China, que se abstuvieron).- Según investigadores y fuentes diplomáticas, en esa información se confirmaron las luces verdes dél Pentágono y la Casa Blanca, que Galtieri había obtenido para su proyecto austral en la capital estadounidense en noviembre de 1981.
A su vez, el ex comandante del Ejército había pactado el apoyo a la política de la Administración Reagan en Centroamérica (asesores militares contra el Gobierno de, Nicaragua y la guerrilla de El Salvador), convertir las Malvinas en una superbase norteamericana compartida, y la instalación de bases aéreas y de comunicaciones sofisticadas en la Patagonia austral.
El informe civil pormenoriza rivalidades y luchas por "antigüedades y preeminencias", ya en pleno terreno de guerra en las Malvinas, entre los generales Menéndez, Daher, Parada y Jofré. "Daher preparó el desembarco de la IX Brigada de Infantería, que sería la encargada de representar al Ejército en la operación", dice el informe, con los abastecimientos necesarios". Pero resulta que después llegó la X Brigada, aunque sin abastecimiento alguno, por lo que dos brigadas debieron compartir los muy contados recursos de una sola. "Los generales se disputaban el mando en las propias barbas del enemigo" asevera el informe militar.
Falta de víveres y municiones
Fuentes que estuvieron en el teatro de operaciones dijeron posteriormente que el jefe designado, general Mario Menéndez, después de hacer "revestir su despacho de brocato blanco y luces funcionales", se negaba a recibir a los generales -rivales, y dio orden de «no molestar" a un oficial encargado de informarle sobre el fuerte ataque británico contra Puerto Darwin, mientras juraba que "esto es el acabóse". A todo esto, llegaba la III Brigada, dice el informe, "sin pertrechos y casi sin municiones, que fue acampada en las proximidades de la pista aérea (de Puerto Argentino-Port Stanley), porque, según informaciones de superiores, "ese lugar no sería atacado jamás, puesto que no iba a existir enfrentamiento bélico" * Galtíeri -según dicho informe-, puesto al corriente por Menéndez el 13 de junio de que los británicos ya estaban en el corazón de la capital malvinense, respondió: "Llárnerne a las siete de la tarde". Menéndez le advierte que los británicos le dieron sólo diez minutos, a lo que Galtieri ordena: "Vea, general, agarre las,fuerzas que tenga y contraataque". Después de la rendición del 14 de junio, el sábado 26 hubo que capar a 92,soldados de reemplazo por congelamiento de testículos, obligados a sentarse en el agua de las trincheras. Un equipo de proctólogos debió operar a otros cincuenta soldados, violados por tropas especiales británicas cuando estaban prisioneros en Darwin. A otros centenares, los médicos debieron arrancar de sus pies la piel negra y gangrehada junto con las suelas pegadas de las playeras.
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