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Christa Leem, una 'stripteuse' insólita, hará en Barcelona 'un repaso a su carrera'

Tomàs Delclós

La vedette y stripteuse Christa Leem se presentará mañana en la Cúpula Venus de Barcelona con un espectáculo en el que da 'un repaso' a su carrera. Christa es una artista insólita del strip tease. Ella misma reconoce, sin una pizca de pedante orgullo, que es una vedette para minorías. Christa tiene el Premio Sebastiá Gasch de Music Hall, entusiasma a los progres y el poeta catalán Joan Brossa es algo así como su padrino conceptual.

El espectáculo que Christa presentará en la Cúpula es un repaso a los mejores números de su carrera. Ahí estará, por ejemplo, su Big Spender, un número con siete años a cuestas en el que la vedette torcía las piernas en lugar de pretender ser la más bonita de la pasarela. Christa empezó cuando tenía dieciocho años. "Entonces salía al escenario con mucha pestaña y peluca para no parecer una niña. Si ahora, que tengo veintinueve, me ven como una cría, imagínate hace nueve años. Empecé como todas, tanteando un terreno que ni conocía. Luego comencé a meter mis cositas. Soy una vedette de minorías y siempre lo seré".

Antítesis de la 'vedette'

Christa se define como la antítesis de una vedette. "Tengo su técnica, pero saco la caricatura, tiro al suelo la imagen de la estrella. Para mí, actuar es un juego, pero eso no quiere decir que me lo tome a broma. A veces, cuando termino una actuación, lloro en el camerino porque he falado en algo y, sin embargo, el público no lo ha notado". Su madre, la ex vedette Carmen Wemoff, la sigue a todas partes y es su tutora en la artesanía que requiere el oficio. "Me saca los defectos". Christa lleva mes y medio ensayando a puerta cerrada en la Cúpula. Su compañero, Toni, y la gente de Roba Estesa la auxilian en todo y para todo. Carlos Manuel será el presentador del espectáculo, el que contará la biografía artística de Christa. "Yo no me atrevo a hablar con el público. Quizá lo haga algún día, pero tendrá que ser algo muy preparado para no insistir en los latiguillos de siempre. Además, en estos casos, el público siempre coaccionado y eso no vale. Por no saber hablar desde el escenario jamás pude ser primera vedette en ninguna compañía". Christa ha sido una de las pocas artistas que ha impuesto silencio en el Molino.

Creación de un personaje

Christa no da las medidas de una vedette exuberante; por esta razón, el público piensa que el strip tease es simplemente una señora de buen ver que abandona sensualmente el taparrabos en el podio; no entiende qué misterio hay en esta chica. "En cada número creo un personaje. Y si en un espectáculo hay veinte números, son veinte personajes distintos los que se desnudan". El show que estrenará en la Cúpula tiene el aditivo de la música en vivo y la coreografía de un exiguo cuerpo de danza. "Hay dos chicas inglesas y dos chicos, Chema y Angel Lamar. No se trata de un espectáculo a lo grande. Es como una pequeña bombonera, con pocas golosinas... pero buenas. Mi vestuario tampoco es el habitual. Las 200.000 pesetas que se gasta una vedette para salir con visones yo me las gasto en preparar a fondo el espectáculo". Christa Leem sólo ha actuado quince días en Madrid, y de eso hace tiempo. Llegó a la capital con un contrato para tres meses, pero a las dos semanas vio que estaba metida en un montaje tópico, sin focos, con luces de discoteca, y lo dejó correr. "Cuando vuelva a Madrid lo quiero hacer en serio, cayendo de pie".

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