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Hacienda emitirá deuda pública a largo plazo a precios de mercado

El Consejo de Ministros aprobó en su última reunión una emisión de deuda pública a largo plazo, dos años, por valor de 20.000 millones de pesetas ampliable en función de la demanda de estos títulos, y que tendrá lugar durante la tercera decena de este mes.El hecho de que esta emisión no vaya a gozar de las ventajas que proporciona la desgravación fiscal para inversiones y que, probablemente, no vaya a contar con el aseguramiento de colocación por parte de bancos y cajas de ahorro son las novedades más importantes y los principales problemas con los que se enfrenta el Ministerio de Hacienda a la hora de convencer al público en general que debe comprar deuda pública.

La Administración tenía que poner en circulación 120.000 millones de pesetas en títulos de deuda pública a un plazo de amortización superior al año durante 1982, según lo aprobaron en los presupuestos generales vigentes. De esta cantidad, 40.000 millones salieron en el mes de mayo con las siguientes condiciones: 12,75% de interés, tres o cinco años de amortización y desgravación fiscal del 15% en el Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas y del 10% en el de Sociedades para aquellas empresas que se quedaran con los títulos durante los cinco años de vida.

Además, los siete grandes bancos nacionales y el Exterior de España aseguraban la colocación de la emisión comprometiéndose a quedarse con las cantidades no vendidas entre el público.

Las cajas de ahorro y los bancos pequeños se negaron a adquirir compromisos elevados en esa emisión y así, de los 40.000 millones de pesetas puestos en circulación, los ocho primeros bancos del país se encontraron con que tenían que encargarse de vender un 60% más de lo que les habría correspondido si el reparto se hubiera hecho en función de la cuota de mercado de cada uno de ellos.

Esa emisión de deuda pública no tuvo muy buena colocación. El descenso de desgravación fiscal, que en 1981 era del 22% y en el actual se fijó en el 15%, hizo desistir a muchos compradores potenciales. Los ocho grandes no tuvieron más remedio que, al final de la emisión, reconocer que su cartera de valores había crecido en 13.000 millones de pesetas; un tercio del total del primer tramo de deuda pública no se había vendido, cuando lo normal es que ese porcentaje no alcanzara el 25%.

Negativa de los grandes

Los grandes bancos, ante esta nueva situación, decidieron en el mes de julio que no volverían a asegurar las emisiones de deuda pública a largo plazo del Tesoro y así lo hicieron saber, proponiendo nuevas negociaciones para el mes de septiembre. La Administración, ante la negativa de los principales bancos, ha tomado la iniciativa y por ello ha autorizado una nueva emisión de 20.000 millones de pesetas de deuda a dos años de amortización, sin desgravaciones fiscales, con tipos de interés más altos y sin la ayuda de la banca.Lo malo de todo esto es que, como reconoce el propio Gobierno, el coste de la operación será bastante más alto. Primero hay que ver si el ahorrador privado va a acudir en esta ocasión en mayor medida de lo que lo hiciera en mayo. Los tipos de interés tendrán que ser suficientemente atractivos como para compensar la ausencia de desgravación fiscal. Ello significa que la oferta del Estado tendrá que superar, como poco, el 15% de interés, más de dos puntos por encima de lo que costaba en mayo.

Existe la creencia generalizada de que la demanda de créditos para la inversión privada no va a crecer en lo que queda de año. Con una deuda a tipos más altos se piensa que los bancos y cajas de ahorro no se opondrán ahora a comprar títulos que, de otra forma, no lograrían ser colocados.

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