El esfuerzo de cuatro amigos

Bilbao tiene a gala poder contar con unos ciudadanos amantes de la ópera. Su vieja tradición lírica propició, en los años veinte, el montaje de óperas como Amaia y Mendi Mendian en la villa del Nervión, hasta que el posterior enmudecimiento artístico de la ciudad hizo que se resintiera la afición operística y movió, en el año 1953, a un cuarteto de amigos de la ópera a lanzarse a Milán en busca de un elenco presentado en el primer festival de la ABAO.De la mano del festival, la Callas, Tebaldi, Del Mónaco, llegarían a Bilbao, entre las grandes figuras de sus ediciones anuales, caracterizadas durante una prolongada etapa en su doble aspecto de un alto nivel artístico y la faceta de acontecimiento social, acreedora, en más de una ocasión, de la contestación de la ciudadanía, ajena al mundo operístico.

La ABAO y su festival se renuevan y, en sus 25º aniversario, los organizadores recaban el respaldo de los poderes públicos para la popularización del arte lírico.

Hoy, en el 31º Festival de Opera de Bilbao, junto al público de siempre, en el Coliseo Albia, habrá estudiantes del Conservatorio y otros centros, con entradas especiales, y el lendakari, Carlos Garaikoetxea, vestirá un elegante terno de calle, siguiendo sus hábitos de ediciones anteriores.