La salida de Yasir Arafat marcará el final del éxodo de la OLP de Beirut
La evacuación de los guerrilleros palestinos prosigue a un ritmo más rápido del que estaba previsto. Al cumplirse la primera semana, han partido por mar y tierra unos 7000 combatientes. En esta etapa final del éxodo palestino, sigue siendo una incógnita el momento en que Yasir Arafat abandonará la ciudad.
Las emisoras libanesas informaron que salió ayer por barco con destino desconocido, pero el portavoz de la Organi ación para la Liberación de Palestina (OLP), Mahmud Labadi, lo desmintió categóricamente pocas horas después a la Prensa internacional e inistió en que Arafat será el último en abandonar Beirut. Labadi aseguró que el líder palestino dejará la capital libanesa el próximo día 2 o el día 3 de septiembre, con dirección a Siria, para trasladarse posteriormente a Fez, donde asistirá a la cumbre árabe.La aplicación del acuerdo de paz norteamericano para Beirut se enfrenta, al problema de la resistencia de ciertos grupos armados del Oeste, para ceder sus posiciones al Ejército regular de Líbano.
En la línea fronteriza de la ciudad, ayer resultaron heridos dos soldados franceses al hacer explosión una mina. Los grupos armados libaneses, especialmente los nasseristas del Murabitun, que han tomado el relevo revolucionario en el sector occidental, ponen impedimentos para el despligue del Ejército libanés, encargado de requisar las armas a estos grupos. Un soldado libanés y tres civiles resultaron ayer heridos por francotiradores apostados en la parte oeste de la línea de demarcación.
La intransigencia de los grupos libaneses armados en el oeste de la capital, que, según se puede constatar visiblemente, se han hecho cargo de las armas pesadas palestinas, se suman a las dificultades que encuentra el presidente electo, Bechir Gemayel, para lograr una política de consenso nacional.
El enviado especial norteamericano, Philip Habib, mantuvo una entrevista con el ex primer ministro libanés sunita, Saeb Salam, en la noche del pasado viernes, a quien planteó la urgencia de una entrevista con Gemayel. Sin embargo, el líder religioso sunita, Mohamed Mahdi Chamseddin, hizo una declaración en la que rechazó categóricamente el nombramiento del nuevo presidente libanés, calificándolo de "golpe para los musulmanes y para algunos cristianos".
Tales dificultades no impiden al dirigente militar de las milicias cristianas intentar un comienzo de mandato con firmezá y decisión. El influyente diario de Beirut An Nahar informó ayer que Gemayel formará un Gobierno con poderes parlamentarios para gobernar por decreto durante seis meses o un año, previa concesión de una amnistía por delitos cometidos en épocas pasadas. Los proyectos inmediatos del nuevo presidente son un re orma de la ley electoral, modificación de la legislación sobre concesión de nacionalidad libanesa y la reconstrucción del Ejército regular del país.
El joven presidente electo cuenta para ello con la ayuda de Estados Unidos y así se lo ha hecho saber tanto a Habib como al senador Charles Percy, con quien se entrevistó el pasado viernes en Beirut. Además de una ayuda económica, Washington tiene previsto enviar ayuda militar a Líbano y un grupo de consejeros para que formen a los cuadros del Ejército regular libanés.
Ayuda norteamericana
La gran baza que juega EE UU en Líbano quedará refrendada, a principios de esta semana, con la llegada a Beirut del secretario de Defensa, Caspar Weinberger, prevista para pasado mañana. Aunque Weinberger no viene con ningún "nuevo plan" norteamericano, se estima en esta capital que aprovechará el viaje para presionar a los dirigentes israelíes en favor de una "autonomía completa" de Cisjordania y Gaza.
Mientras tanto, aumentan las dificultades para el desarrollo de actividad militar palestina en los diferentes países de cobijo. Previamente a la llegada al puerto de Túnez de los 1.100 guerrilleros, las autoridades recogieron las armas de los fedayin, que serán alojados en el campo de Ued Larga, a setenta kilómetros de la capital y a unos cien kilómetros del lugar en que Arafat fijará su residencia, el palacio de Essaada, al norte de la capital. Según los dirigentes tunecinos, las armas podrán ser devueltas "en caso de necesidad".
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