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Economía internacional: débil esperanza

La lenta pero segura caída del prime rate, el realismo político demostrado por el presidente Reagan al proponer aumentos tributarios y la espectacular acogida de Wall Street al giro de la política económica, norteamericana han creado, en esta tradicional pausa estival, una indiscutible conmoción de los mercados internacionales y una esperanza de que vendrán tiempos mejores para las economías occidentales.Por supuesto, no hay para lanzar las campanas al vuelo. En realidad, Wall Street nunca tuvo fe en la economía "del lado de la oferta" que, muy esquemáticamente, presuponía que una reducción tributaria, de suficiente envergadura y duración, estimularía la actividad económica hasta el punto de que los ingresos estatales podrían ir acercándose a los gastos, reduciendo así el déficit público. Sin embargo, todos los indicadores proyectaban unos déficit para los próximos años, calificados por los analistas económicos como "auténticos océanos de tinta roja". Reagan se ha mostrado como un perfecto seguidor del "a Dios rogando y con el mazo dando", ya que, mientras por un lado se confesaba entusiasta partidario de una enmienda constitucional para equilibrar el presupuesto federal, por el otro decretaba los aumentos tributarios reseñados. A mayor abundamiento, en menos de tres meses se celebrarán elecciones legislativas en Estados Unidos y el Partido Republicano se exponía a un serio revés en caso de persistiren esa política. (...)

El informe anual del Fondo Monetario Internacional, redactado por supuesto antes de las últimas medidas de Reagan, es particularmente sombrío. Por tercer año consecutivo, las economías de los países industrializados de Occidente crecerán a una medida que ronda el 1%, síntoma evidente de estancamiento.

Por lo que se refiere a España, está claro que el PIB no va a crecer al 3% previsto por el Gobierno y que la inflación va a estar dos o tres puntos por encima del objetivo previsto. Sólo en el frente del paro se va a registrar un cierto, estancamiento, que no mejora, de nuestras alarmantes cifras. En cualquier caso, nuestra economía debe aprovechar al máximo -siempre que se lo permita un sistema financiero en trance de modernización- el descenso internacional de los tipos de interés, un proceso que, según todos los indicios, va a continuar duránte los próximos meses.

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26 de agosto

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