General Jaruzelski: "Levantar hoy el estado de guerra sería un retorno a la catástrofe"
Pregunta. La ley marcial fue impuesta en Polonia hace seis meses. General, en su opinión, ¿cuál es la situación actual,en Polonia?Respuesta. El estado de guerra (el término legal polaco para referirse a la ley inarcial) es un proceso continuo. El 13 de diciembre constituyó una fecha clave. Detuvo la descomposición del país y la ruina de la economía. Ahora ha comenzado una nueva dimensión. Es la reconstrucción del período de pasadas debilidades. De otra manera, Polonia se habríá deshecho.
Pero la reconstrucción no es un retorno a las viejas estructuras. Es un compromiso histórico no sólo con la cuestión de los pasados 36 años, sino con todas las características de Polonia. Debemos considerarlo como un amplio proceso histórico a fin de que Polonia alcance estabilidad y equilibrio. El sistema socialista de los últimos 36 años debe ser mantenido porque para nosotros es fundamental. Sin embargo, debemos tener en cuenta todos los rasgos históricos y morales de la sociedad polaca, dentro de este sistema, para poder resolver los problemas de la vida. Estamos creando las condiciones para ese futuro desarrollo. Ciertos hechos lo prueban: todo el sistema de leyes y decisorio del país, el trabajo de la Administración y la coalición entre los partidos políticos. (Aparte del partido comunista, se permite actuar al Partido Democrático y al Campesino, aunque bajo estricta supervisión gubernamental.) No obstante, la reconstrucción es gradual, y, resulta difícil atraer a otras fuerzas sociales al lado del Gobierno. Sin embargo, algunas fuerzas nacionales participan activamente. Esto no eá cuestión de apariencias. Discutimos nuestros problemas con católicos, laicos y otros. Existe un diálogo con la Iglesia (católica romana), el cual no está exento de diferencias, pero que, no obstante, existe. Por esto me entrevisté hace poco con el arzobispo (Josef) Glemp (primado de Polonia). A pesar de las dificultades, mantendremos el diálogo con la Iglesia-. Occidente nos urge al diálogo con la Iglesia, pero he de decir que el diálogo nunca ha sido interrumpido, y quiero hacer patente mi respeto por la posición de la Iglesia.
P. ¿Cómo le es posible funcionar a todo este proceso, bajo la ley marcial?
R. Es una paradoja. El estado de guerra normalmente debería haber imposibilitado actuar a otras instituciones, tales como el Seúm (Parlamento). No obstante, incluso bajo el estado de guerra, estas instituciones trabajan con eficiencia y con resultados estimables. Tratamos de aproximaMos a todos los relacionados con las tareas del Sejm. Tenemos cuerpos consultivos como la Comisión de Planificación Económica. Así, como ve usted, éstas no son apariencias, sino actitudes valerosas, y no son impuestas. No se trata de un juego táctico, sino el compromiso con el espíritu del IX Congreso delpartido comunista (en julio de 1981). Este compromiso significa que debemos esforzarnos para lograr reformas democráticas y estructuras diferentes, a fin de evitar un retorno a la crisis. Todo esto, permite.a nuestra sociedad proseguir su desarrollo.
Volviendo la vista seis meses atrás, creo que hemos logrado mucho. Estos meses pasados han contemplado una elemental normalización de la vida del país. El aparato del Estado funciona con efectividad. Hay movimiento en la economía. Se ha mejorado la ley y el orden, se ha detenido el delito. Otros aspectos de la vida diaria se han estabilizado. Bajo las presiones del pasado, el pueblo polaco no podía desenvolverse con normalidad. Existía tensión y neurosis social.
P. ¿En qué medida afectan a este proceso de reconstrucción las presiones occidentales?
R. Verá usted, en este punto debo hablar con enorme amargura sobre Occidente y el Gobierno de EE UU, específicamente. Si la reacción de EE UU ante los acontecimientos de Poloflia fuese comparable a otras situaciones del mundo, podríamos entenderlo -tales como las reacciones ante Turquía, Suráfrica, Latinoamérica y demás, donde han sido simbólicas, verbales, o no han existido-,pero ahora Polonia se ha convertido en blanco de especial interés y de ultimatos. (El general se refería a las exigencias americanas para que fuese retirada la ley marcial, que todos los miembros internados de Solidaridad fueran puestos en libertad y quelas negociaciones con Solidaridad prosiguieran antes de suspender las sanciones contra Polonia.
Los polacos no pueden aceptar ultimatos. Ningún Gobierno los aceptaría por crítica que fuese la situación. Sabemos que tenemos enemigos, pero tenemos nuestra dignidad nacional. Como decía un poema, de 1939, del poeta comunista Wladyslaw Broniarski, "Cuando acudan a quemar la tierra de Polonia, todos resistiremos unidos". Vimos con disgusto el telefilme americano Que Polonia sea Polonia. Pero no quiero comentarlo demasiado.
Aceptar los tres puntos de los halcones (americanos), supondría una catástrofe. Levantar hoy el estado de guerra, liberar a los detenidos, volver a traér a Solidaridad sería un retorno a la catástrofe de que hablo. Por eso el drama del 13 de diciembre fue un mal menor. Nuestra política es de relajación gradual, de liberar a la gente gradualmente, de discutir ampliamente la cuestión de los sindicatos, incluyendo Solidaridad, y de mejorar la economía. Pero nuestro sistema ha de tener credibilidad. Debemos superar el rechazo de la oposición al proceso de reconstrucción, y, por último, llegar a la normalización. Sin embargo, la oposición no lo acepta; lo temen y no creen en él.
Polonia está utilizándose como una bola de billar para apartarla del Pacto de Varsovia -a expensas de Polonia- mientras se recitan bellas palabras sobre la misma. (El general se rolfería a fuerzas internas y externas, que en su opinión tratan de empeorar la alianza de Polonia con los soviéticos.)
P. Dice usted que se hacen cosas a expensas de Polonia. Entre otras cosas, ¿en qué medida son perjudiciales las sanciones oceídentales?
R. Las sanciones no perjudican al Gobierno, sino a la sociedad sobre todo, cuya vida cada vez es peor. Sabemos que antes del 13 de diciembre había grupos en EE U U que deseaban una explosión de Polonia, una explosión que podría haber provocado enormes repercusiones globales. Es lamentable que un país con el cual tenemos tales vínculos emocionales, y tantas tradiciones en común, se haya vuelto contra nosotros. No sé lo que EE UU pretende con las sanciones, a menos que piensen que el fuego puede extenderse... sin alcanzar a Estados Unidos. Hablo como soldado: las llamas de la Europa de hoy no acabarán en Europa. Recuerde que en el mundo existen armas nuelares.
El presidente Breznev, a quien respeto, se halla consumido por la idea de la paz; es su auténtica experiencia personal. Pero estos esfuerzos no pueden ser unilaterales. Las grandes potencias se enfrentan con problemas de equilibrio. No inclinan la balanza de un lado u otro. Si en verdad la Unión Soviética tiene tal superioridad, ¿por qué no comienza ella la guerra? La falta de negociaciones (entre las superpotencias) podría llevar a la guerra. Entre tanto, las situaciones actuales (de conflictos armados) tales como Etiopía y Nicaragua forman ya parte de la historia. Y hablando de revoluciones, se ha dicho que cuando Estados Unidos surgió como nación, también realizó actos dudosos. Cada revoluición tiene sus propias leyes y derechos. Hay generaciones que no recuerdan las guerras. Disponen de cómodas casas con televisión. Pero hoy la guerra sería una catástrofe. Napoleón trató de curar a Francia y a Europa de revoluciones, y ya sabemos cómo acabó el asunto. Pero no hay otro Napoleón.
La idea occidental es que podamos ser económicamente estrangulados. Pero no, señor; este Gobierno mantiene lazos con el Comecon (el Mercado Común comunista) y con la Unión Soviética. Ofrecen grandes posibilidades. Damos, las gracias de todo corazón a Reagan por obligarnos a estrechar nuestras relaciones con el Comecon y descubrir así enormes posibilidades. La Unión Soviética puede carecer de grano o de dinero, per o es una situación temporal. Es una
enorme protección continental. Los lazos industriales que nos unen son más firmes cada semana. Desde luego, la recuperación será difícil. Nosotros no hicimos el telón de acero, no queríamos quedarnos aislados. Suplicamos a Occidente antes del 13 de diciembre. "No nos empujéis", dijimos. Me reuní con jefes de Estado extranjeros, con embajadores extranjeros, y les previne. Después del 13 de diciembre pedí comprensión. Escribí cartas. Y todavía no hemos renunciado. Todo lo que hacemos comenzó con la renovación. (Renovación es el término polaco que se aplica al proceso de cambio que comenzó en 1980.)
En cuanto a las reformas económicas, debo decir que a pesar de nuestras dificultades bajo el estado de guerra, nuestras intenciones podrían haberse paralizado. Pero, al contrario, hemos avanzado en ciertos aspectos. Por otro lado, existen problemas de gran alcance, pero hemos comenzado. Todavía no estamos en funcionamiento pleno. Hay carencias. Pero nuestras reformas cumplen las exigencias del comercio mundial, del mercado de libre cambio y de incentivos de trabajo. Nos costará, pero lo conseguiremos. Me he reunido hace poco con oficiales soviéticos aquí a fin de trabajar con ellos. Así que damos las gracias a Reagan, si es cierto lo que quería conseguir.
P.. ¿Cuáles han sido, en concreto, las consecuencias de la toma del poder por los militares?
R. El 13 de diciembre fue la confirmación de que la situación había cambiado. Anteriormente, cuando Solidaridad decidía, Polonia se detenía. Ahora ya «no es así. Tuvimos convulsiones en casa y provocadas desde el extranjero. A mi entender, las alteraciones provocadas desde el exterior son indecentes. Como, por ejemplo, cuando las emisoras de radio gubernamentales de EEUU emitieron las horas y los lugares para las manifestaciones (planificadas).
Hablando de los rigores del estado de guerra, creo que nuestro ZOMO (brigadas antidisturbios) son como niños en comparación con la policía de otros países. Ninguno de los manifestantes va a dar en un hospital, pero sí los guardias. Nosotros no hemos de cejar en nuestros esfuerzos por fortalecer al Estado. En el pasado, los gobiernos polacos no han sido fuertes, ni siquiera antes de las secesiones (del siglo XVIII). Siempre había intereses particulares, elecciones y el liberum veto (el sistema de la Polonia presecesionista por el cual un simple voto en contra en el Parlamento bastaba para derrotar a la legislación). Es nuestra triste herencia. Nuestra cultura y literatura muestran que los polacos siempre han estado a la vanguardia de la libertad. Pero hay momentos en que el orden es necesario. Mírese a Federico el Grande, a Pedro el Grande. Ahora estamos creando el instinto nacional.
El ataque perpetrado contra nosotros en 1981 fue dirigido hacia nuestro punto más vulnerable. Fue contra el poder y la autoridad como causas de todo el mal. Fue bajo la creencia de que el Gobierno es una fuerza demoniaca. Causó daños tremendos. La reconstrucción se está efectuando, pero en Polonia no se puede actuar con el palo en la mano. El estado de guerra es un medio hacia la reforma, hacia el fortalecimiento de la nación. La democracia funciona cuando el Estado es fuerte, cuando la gente se halla bien pagada y disciplinada. Pero en Polonia se predicaba contra el Gobierno en las escuelas. ¿Enseña algún profesor en algún otro lugar el anticomunismo? Se necesita la reconstrucción para defender la democracia. Por tanto, necesitamos una Administración fuerte. Hemos pedido leyes y normas éticas al Sejin (Parlamento). El abc de cualquier Estado es que las escuelas enseñen libremente, pero con respeto por las leyes. Nosotros no las tenemos todavía; debemos educar a la gente. Hay obstáculos que las demoran, pero que no impiden la educación. Pero la triste enseñanza de la historia es que los obstáculos, efectivamente, surgen.
P. ¿Qué significó para usted mayo de 1982? ¿Fue un momento crucial? (Durante mayo, en las ciu dades polacas se llevaron a cabo numerosas manifestaciones contra el régimen: fue el mayor desafio al Gobierno militar desde los acontecimientos de diciembre.)
R. No fue un momento crucial, pero sí un paso importante. Sirvió para incrementar la confianza de la población en el Gobierno, confianza que no es todavía plena. El Gobierno hizo concesiones (el 1 de mayo, el Gobierno liberó a ochocientos detenidos y levantó el toque de queda), pero el enemigo prosiguió la ofensiva. También advertimos un descenso en el apoyo a Solidaridad. Vemos cómo Solidaridad es un fenómeno moribundo.
Pero lo más importante es el hecho de que la sociedad -es decir, la mayoría- no se identifica ni con el Gobierno ni con la oposición, y no sólo con Solidaridad. Ahora, el centro no apoya a ninguna de las partes. Quiere paz, trabajo, reforma, normalización. Y el Gobierno ofrece las garantías. Solidaridad ha ido contra la paz. Desde luego, no hay estadísticas que lo demuestren, pero hay matices. El 13 de mayo (fecha del intento de Solidaridad por organizar un paro de quince minutos para señalar los cinco meses de ley marcial), el pueblo nos votó objetivamente -incluso los que no confian en nosotros- al permanecer en el puesto de trabajo. Fue el primer paso. Se trataba de un referendo sobre puntos importantes para la sociedad. No se identifica con el Gobierno, pero quiere la paz.
Por ejemplo, en el ejército y en la reserva militar tenemos un 60% de hombres que pertenecieron a Solidaridad, pero todos cumplieron con su obligación.
P. General, ¿cómo describiría usted a Solidaridad?
R. Solidaridad fue una reacción superficial ante ciertos hechos y errores del pasado. Ofrecía, efectivamente, una posibilidad de cambio; pero los que se unieron a ella no lo consideraban así. Pensaban que tenía que ir contra el sistema socialista. El ala extrema de Solidaridad era una nota falsa; ellos la deformaron. Nosotros nunca discutimos de Solidaridad como conjunto. Y hoy la diferencia es aún más amplia. Muchos han abandonado Solidaridad. Hoy es la mitad de lo que era (en afiliados). Muchos de los que permanecen lo hacen confiados en la creencia de que el Gobierno no llevará a cabo las reformas y de que los viejos errores se repetirán. En sus primeras etapas, los asuntos con Solidaridad eran puramente emocionales; ahora muchos piensan que no es decente abandonarla. Así que, como verá, no podemos tratar a Solidaridad como a un todo. Es un mito la idea de que toda Solidaridad esté contra el Estado. La mayoría de los extremistas de Solidaridad se hallan internados, unos pocos escondidos. No internamos a la gente simplemente porque quisimos, sólo en casos en que constituían un peligro para el Estado. Y las conspiraciones tuvieron masivo apoyo desde el exterior. Las instrucciones y los medios (de conspiración) todavía vienen del extranjero. Por ejemplo, hemos descubierto materiales de imprenta en paquetes de alimentos.
P. ¿Cómo se gobierna hoy Polonia? ¿Por quién, concretamente?
R. El Consejo Militar de Salvación Nacional actúa como administrador del estado de guerra, ayudando al Gobierno a desempeñar sus funciones. En un principio, el papel del Consejo fue espectacular; ahora está en receso. Pero dado el importante papel que desempeña el ejército, el Consejo es un elemento importante. Celebramos en conjunto todo tipo de reuniones. En mi calidad de jefe, yo coordino los tres organismos (el Consejo, el Gobierno y el partido comunista). Nos reunimos a fin de tomar decisiones rápidas. Pero todo se halla bajo mi dirección.
La idea del Consejo Militar surgió tras el 3 de diciembre de 1981. Fue en ese momento cuando se hizo patente que la situación no podía seguir como estaba. Fue después de los congresos de Solidaridad en Radom y Gdansk. (En estos congresos, entre otras resoluciones, Solidaridad propuso un plebiscito para determinar si Polonia debía mantener el sistema socialista.) Lech Walesa intentó parar a Solidaridad, pero ya era demasiado tarde.
Unos cuantos días antes del 13 de diciembre hicimos un esfuerzo desesperado por detener el alud que se nos venía encima. Creíamos que Solidaridad se dividiría, que Walesa sería más inteligente. Pero había demasiados charlatanes. Contábamos con la posibilidad de que fueran apartados los extremistas y de que los que quedaran aceptarían alguna forma de Gobierno en coalición, pero con respeto a la ley. Mas cuando nos dimos cuenta de que el poder de los extremistas se hacía mayor -habían preparado una huelga general para el 17 de diciembre-, comprendimos que no podíamos evitar el enfrentamiento.
P. ¿Existió la posibilidad de una guerra civil, general?
R. Podría haber ocurrido, como consecuencia de las concentraciones masivas de gente en las calles, de la toma de edificios gubernamentales, de ataques a la policia, del acaparamiento de armas -tal como sucedió en Hungría en 1956- y del derramamiento de sangre. Lo que hubiera pasado habría sido imposible de predecir: podría haber desembocado en un cruento enfrentamiento. Otros, desde el exterior, quizá hubieran intervenido con armas; es una posibilidad que se mantiene aún hoy.
P. ¿Fue la cuestión de la soberanía de Polonia un factor importante en su decisión del 13 de diciembre? (Me refería a una amenaza de invasión soviética, y el general entendió la alusión.)
R. Digamos que se mantuvo la soberanía de Polonia.
P. ¿Cuál es la situación económica de Polonia hoy día?
R. El descenso del nivel de vida desde 1980 hasta hoy es del 23%. Llegará al 30%. a finales de año. Pero la situación está equilibrada. Los más pobres no perdieron todo. Los que tenían mayores ganancias fueron los que más perdieron. El factor clave reside en la producción de bienes de industria, y la sociedad lo sabe. Y el pueblo comprende los problemas causados por las sanciones occidentales. Por ejemplo, ahora que no llega pienso de EE UU, no se crían pollos en Polonia. Pero el pueblo se adapta. Hay una nueva estructura de precios y de reformas económicas, y la existencia del estado de guerra simplifica las cosas. Hoy somos más pobres, pero estamos mejor organizados. Lo que más necesitamos es un mercado organizado, reformas económicas, créditos del extranjero.... y esperanza. También precisamos de la cooperación con el Este. Sé que EE UU la menosprecia, pero se equivoca. Sin embargo, sí que tenemos industrias que no pueden procesar la materia prima que llega del Este. Por eso es por lo que debemos buscar alternativas.
©1982.
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