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Tribuna:SPLEEN DE MADRID
Tribuna
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Los poetas

Se está celebrando, me parece, en el Ateneo de Madrid algo así como la Conferencia Mundial de los Poetas o algún otro Acontecimiento que, como diría Andy Warhol, enseguida tendrá que dejar paso a otro Acontecimiento. Hay gente que vive de Acontecimientos, como Pérez de Tudela -¿qué rayos ha sido de él?- vivía de cumbres altísimas. La otra tarde me lo decía, en su coche, ese aventurero admirable, ese hombre entrañable que es Miguel Quadra-Salcedo:-El nirvana, Paco, es desenchufar el teléfono.

Sólo Rafael Alberti -y ha hecho muy bien-, de entre los grandes, ha aprovechado el Acontecimiento Ateneo / Padrón / Chueca para decir que hay guerra, hambre, injusticia y fascismo en el mundo. Hoy no se lleva la poesía social, política y comprometida, y a mí me parece muy bien, que ya teníamos muchas agujetas de andar siempre de sociales por la vida. Mas Pere Gimferrer, gran poeta y renovador de la poesía peninsular, maestro de la generación de los sesenta y sucesivas, descompromete la poesía respecto de los albañiles para comprometerla respecto de los catalanes. En seguida lo dijo:

-Mientras viva Franco sólo escribiré en catalán.

El gran desocializador de la poesía joven resulta que estaba muy socializado. Y es que lo político y lo erótico, situaciones límite del hombre, sólo se expresan agudamente en poesía, situación límite del lenguaje. La poesía llega más, penetra más; la poesía duele más, y por eso en los grandes seísmos históricos, el poeta es siempre el mártir / testigo asesinado o suicidado, la víctima: Lorca, Miguel Hernández y Machado, en España. Maiakowski, en Rusia (cómo le cuesta a Neruda explicar eso cuando se pone a ello). Jacques Vaché, en Francia. Ezra Pound, en Estados Unidos. El propio Neruda en Chile. Y así.

El Ateneo de Madrid, que quizá necesita del Acontecimiento para dejar memoria amarga de sí, ha organizado éste o se ha beneficiado de él, antes de nadificarse en la nada sartriana de un Sartre de las cercanas Cuevas de Sésamo / Tomás Cruz.

El señor Padrón, a falta de obra con entidad propia, también necesita continuamente del Acontecimiento, y lo promueve, como manager internacional de la poesía o azafato de la lírica que vuela por el mundo. Ha confundido la poesía con otro género literario: la traduccíón simultánea. Así, el Acontecimiento ha resultado vacío de acontecimientos, de nombres, porque reunir a la poesía planetaria en el viejo casón para definir o programar "lo poético" es, como diría Carlos Luis Alvarez, Cándido, y como dice en su reciente libro de crónicas, "condecorar al océano Pacífico". Mejor aún, el Acontecimiento ha resultado un contraacontecimiento, gracias al gran poeta Rafael Alberti, que ha transformado unos juegos florales cósmicos en una denuncia lírica (la lírica es el láser de la verdad, llega antes que nada) de la sangre y los pecados del mundo. La lección involuntaria de este innecesario y ocioso congreso es que, efectivamente, la poesía, por mucho que se desocialice (y siempre he propugnado su desocializ ación), es la palabra que más llega y, por tanto, la que más duele. Los desocializados Garcilaso y Villamediana mueren de ballesta y navajazo políticos. Mi artículo más intolerable para Fernández Sordo, un señor que había en lo anterior, fue un artículo en alejandrinos sobre la muerte de Allende.

No muevo ideologías ni digo que hayan caído siempre los poetas revolucionarios. Digo que decir las cosas líricamente es decirlas dos veces, como la flecha con curare mata y además envenena. De ahí que el Acontecimiento se haya, equivocado al organizar la Conferencia de Madrid de los Poetas. Rupérez se lo monta más.

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