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ETA: enemigo del pueblo vasco

(...) El Gobierno vasco ha llamado a ETA "macabros parásitos". No ha mencionado todavía el nombre de la organización terrorista, pero ningún comunicado anterior había sido no sólo tan enérgico, sino tan razonado.Las razones que da el Gobierno vasco, además, son adecuadas para convencer a muchos de "quienes hasta ahora se empeñaron en encontrar algún tipo de justificación a tales actos". Y a éstos no sólo les invita a convencerse, sino a que "cesen en sus apoyos o tolerancias tácitas". Un explícito reconocimiento de que el Gobierno vasco entiende y reconoce que los ha habido y los hay aún.

Porque el País Vasco, según su propio Gobierno autónomo, corre el "peligro inminente de hundirse económicamente". Esta generación, reconoce valientemente el comunicado, puede ser la responsable de entregar a los vascos de mañana "un país empobrecido", y lo que es más, "tras haberlo recibido en una situación económicamente privilegiada".

El error trágico de tantos ha sido no ver a tiempo que el País Vasco tenía el enemigo en casa, y que ese enemigo estaba cavando la ruina moral y económica del país en nombre de su libertad, de su independencia y de su grandeza. Pero se habían erigido no sólo en técnicos del terror, sino en "jueces y verdugos de una sociedad". Es muy grave, dicen los gobernantes vascos, que un pueblo se acostumbre a la noticia que cada día anuncia un asesinato, un secuestro o una explosión. Es lo que se llama, al termino del comunicado, "ruina moral"; es la división, la desconfianza, el resquemor, la indiferencia, instaladas en los hábitos de un viejo y noble pueblo.

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ETA o, como dice el comunicado, "una actividad criminal" se ha convertido en un "fin en sí misma". Hay que mantener la organización; hay que dar fe de vida, que es trágicamente fe de muerte; hay que obtener recursos de la misma sociedad vasca y por amenaza. Es el término de un proceso. ETA se ha convertido en un parásito macabro de la sociedad que se presentaba dispuesta a liberar. Un puñado de fanáticos provoca "la pérdida total de confianza en la economía vasca, ahuyentando mercados e inversiones".

El razonamiento es claro; el tono, patético. El País Vasco está siendo hundido moral y materialmente por aquellos que pretendían liberarlo, y los apoyos y tolerancias tácitas no han conseguido más que propagar el cáncer. Ahora, por fin -ya era hora-, nada menos que el Gobierno formado por los hombres del histórico y hegemónico Partido Nacionalista Vasco dirige a sus paisanos un llamamiento dramático. Es de desear que sea oído y que todo el mundo saque de esta ya larga historia la amarga lección. (...)

8 de julio

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