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Reportaje:Argentina, tras el conflicto en el Atlántico sur / 1

Los militares argentinos están convencidos de haber ganado la batalla política de Ias islas Malvinas

El conocido periodista norteamericano Jack Anderson dijo en una reciente entrevista para la revista argentina La Semana que el comandante de la flota británica en las Malvinas, John Woodward, pudo haber decidido el empleo de la bomba atómica si la aviación argentina hubiese colocado en peligro real de destrucción a la flota. Según Anderson, quien afirmaba haber leído todos los informes de inteligencia norteamericanos enviados durante la contienda, esa eventualidad habría sido posible si Argentina hubiese decidido enviar a sus 225 aviones en un ataque masivo contra los barcos británicos.Esta perspectiva ha sido también señalada por revistas de la URSS, que afirmaban que la flota inglesa, como parte de la OTAN, llevaba a bordo misiles y cargas submarinas nucleares. La realidad es que el Estado Mayor argentino rehusó correr ese riesgo de guerra total. El ex presidente, general Ldopoldo Galtieri, reconoció en un entrevista posterior a la derrota que no pensó jamás que Londres enviara sus barcos a combatir por unas islas tan lejanas, y dijo que su objetivo había sido solamente forzar a Londres a negociar.

Objetivos políticos y militares

Hoy se sostiene que en el transcurso de la batalla el Ejército. argentino fue finalmente víctima de su propio triunfalismo, de la facilidad inicial de la ocupación militar de las islas y de la enorme presión popular posterior en respaldo de la recuperación de las Malvinas.

El general retirado y profesor de estrategia Díaz Bessone sostenía hace unos días que el Ejército argentino conocía perfectamente cuál era el poderío militar enemigo y sabía que si lo volcaba en las Malvinas no había forma alguna de derrotarle. Sin embargo, agregaba Díaz Bessone, en una guerra hay que tener en cuenta los objetivos políticos, de estrategia general, y los militares, de estrategia operacional. Si se logran los políticos, el resultado de una batalla no tiene prácticamente ninguna importancia.

Bessone, como otros muchos militares y diplomáticos argentinos, sostiene que Argentina obtuvo buena parte de sus objetivos políticos. Aunque se puede legítimamente disentir de esta apreciación, resulta interesante analizar el razonamiento argentino. La opinión que expresan los actuales dirigentes -que, con la excepción de Galtieri y el ex canciller Nicanor Costa Méndez, son prácticamente los mismos que decidieron y dirigieron la guerra- es que hoy el mundo entero es consciente de que existe un conflicto colonial por resolver llamado Malvinas y que los argentinos estuvieron dispuestos a pagar un alto precio por recuperarlas.

Se señalan como elementos positivos "las fisuras que se produjeron entre los países occidentales, las dificultades actuales del Gobierno Thatcher, la caída de Alexander Haig"; pero, sobre todo, la solidaridad de América Latina entera, que ha tomado la causa de las Malvinas como suya propia". El embajador Carlos Ortiz de Rosas, principal negociador argentino del contencioso del Beagle -las malvinas del Pacífico entre Argentina y Chile se llaman Picton, Lennox y Nueva-, afirmaba hace unos días que "hoy todo el mundo sabe dónde se encuentran las Malvinas y qué están dispuestos a hacer los argentinos por ellas. El Reino Unido tiene ahora un futuro muy complicado a este respecto".

Los citados sectores militares, y diplomáticos sostienen que ahora el principal escenariolde la batalla por las islas será la ONU y los organismos internacionales, pero coinciden en la importancia para Argentina de no aceptar el cese el fuego con el Reino Unido. El general Bessone explicaba así esto último: "Yo creo que debemos dejar como una posibilidad el retorno militar a las Malvinas. De esa manera, el Reino Unido se verá obligado a mantener en las islas a 4.000 o 5.000 hombres, con los trastornos que ello ocasionará a una población nativa de solamente 1.800 kelpers".

Mayor implicación norteamericana

Además, agregaba, le será necesario mantener a la flota en la región y establecer apoyos aéreos y líneas de abastecimientos a un coste elevado. Margaret Thatcher parece decidida a hacer frente a estos gastos por el momento; pero si un Gobierno laborista llega al poder, como creo que no tardará mucho en ocurrir como secuela de la guerra, entonces tal vez haya en Londres una mayor disposición negociadora".

Los problemas logísticos a que debe hacer frente Londres son, en verdad, considerables. Antes del 2 de abril, el único servicio aéreo que comunicaba al archipiélago con el resto del mundo era la línea entre Puerto Stanley y Comodoro Rivadavia. Argentina suministraba alimentos, combustibles, ayudas sanitaria y educativa, etcétera. Todo ello sólo puede ser reemplazado a través de la isla Ascensión, con la cooperación de Estados Unidos, o desde Punta Arenas, en Chile. Esta última opción complicaría con toda seguridad las relaciones entre Chile y Argentina, y no parece probable.

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