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El caso de Canarias no es una isla

La situación sanitaria de Canarias no es diferente a la del resto del país. El salto a la Prensa de los casos sanitarios de Tenerife y Las Palmas, desde hace meses, no obedece a su carácter diferenciador o excepcional, sino al nivel de contestación que algunos sectores sanitarios de esas islas se han decidido a mostrar frente a los dirigentes de la actuación sanitaria, originando un conflicto -éste sí-, cuya tensión es superior a la que se detecta por sucesos similares en otras zonas.El deterioro de la sanidad en Tenerife y Las Palmas es un reflejo del deterioro de la sanidad en general en todo el territorio del Estado. Los sucesos denunciados desde hace más de un año sobre irregularidades en los puestos de trabajo, presuntas connivencias de funcionarios o empleados sanitarios públicos con la empresa privada, imposición de sanciones infundadas para abortar las protestas, etcétera, son hechos que se repiten en otros puntos geográficos y que, esporádicamente, llegan a conocimiento de la opinión pública.

En algún momento, un año atrás, algunos sectores de la clase médica colegial llegaron a hablar de "una campaña orquestada en desprestigio de los médicos", precisamente por la publicación de algunas noticias sobre estos temas.

En Canarias, el sostenido enfrentamiento de buen número de profesionales sanitarios -no sólo médicos- con los estamentos del poder que hacen persistir las deficiencias denunciadas, ha hecho posible que el conflicto se radicalizara cada vez más y, en consecuencia, el paquete de esas deficiencias, que poco a poco salían a la luz, ha dejado ver, por fin, su considerable grosor. Y, con todo, el paquete entero no ha emergido del todo a la superficie.

El caso Canarias quema en Madrid. Las autoridades sanitarias centrales -tanto las de los órganos planificadores y directores del Ministerio de Sanidad y Consumo, como las ejecutivas del Insalud-, saben perfectamente que la valoración sobre esas islas puede ser extrapolable a otras zonas, pese a que en estas no se haya producido una crispación semejante capaz de trasladar a conocimiento público el panorama global, y únicamente, de cuando en cuando, surjan noticias de problemas concretos que no llegan a incardinarse en el contexto general. El caso Canarias quema porque no plantea el problema de la residencia tal o de la hemodiálisis cual o de la incompatibilidad en este o aquel cargo, sino porque ha llegado a poner en cuestión cada uno de estos asuntos y todos a la vez. No se trata de que en Canarias haya saltado un asunto sucio, se trata de la evidencia de que todo el sistema sanitario de Canarias huele a podrido. Y el caso Canarias quema porque en Canarias, esencialmente, no pasa nada que no pase en Madrid, Toledo, Ciudad Real, Cuenca, Guadalajara, Barcelona, Gerona y Tarragona, Finisterre y Gata, Despeñaperros y Villaconejos del Trabaque.

La lista de barbaridades que puede extraerse de cuanto se lleva publicado sobre la sanidad en Tenerife y Las Palmas, especialmente, así como de todo ese archipiélago -algunas de las cuales fueron presentadas formalmente al Congreso de los Diputados- es más que suficiente para que los servicios de inspección del Insalud hubieran entrado a saco en las islas, aunque sólo fuese para verificar el alcance real de la mismas. Lejos de esto, su actuación se ha reducido a realizar, hace dos meses, una incursión de la que se regresó sin acabar la tarea.

Parece significar esto que, tanto la dirección general del Insalud, como la jefatura del servicio de Inspección de dicho instituto, han querido hacer algo. También quiso hacer algo la Subsecretaría de Sanidad cuando, algo más atrás en el tiempo, dejó sin fundamento algunas de las sanciones impuestas por el Insalud provincial de Las Palmas a veintitantos médicos denunciantes de irregularidades.

En uno y en otro caso, la acción de las autoridades centrales no ha ido más allá en la clarificación del conflicto de Canarias. ¿No han querido? ¿No han podido? ¿Por qué no han querido? ¿Por qué no han podido? Canarias es el principio de una denuncia en bloque. El Ministerio de Sanidad y Consumo no ha sido capaz de hacer que Canarias sea el principio de una limpieza en serio.

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