La prudencia de Moscú
La prudencia observada por Moscú ante la invasión israelí de Líbano parece aceptada por todas las partes interesadas: por Israel, que cree que todo le está permitido; por Estados Unidos, que no tiene en cuenta las posiciones del Kremlin en sus negociaciones; por los árabes y los dirigentes palestinos, que denuncian abiertamente la pasividad soviética. ( ... )No se puede pedir al Buró Político de la Unión Soviética que sea más árabe que los árabes; es lo que sugiere la Prensa de Moscú al deplorar las desuniones y la pasividad de los aliados naturales de los palestinos y de Siria.
Sin embargo, Breznev y sus compañeros, que no tienen que recibir lecciones de estrategia de nadie, han debido extraer frías conclusiones de la relación de fuerzas sobre el terreno y del contexto político. En el plano militar, Siria, el único país aliado de Moscú en esa zona, no puede resistir un ataque de Israel. ( ... )
En el plano político, se confirma todos los días que los acuerdos de Camp David han privado al Kremlin de una carta de juego importante para afirmar su presencia en el conflicto árabe-israIí.
Moscú no permanecería probablemente inactivo en el caso de que el Ejército israelí llevase las operaciones al terreno sirio y amenazase Damasco. Las conquistas de Siria en Líbano son otra cosa; los dirigentes soviéticos parecen resignados a una sensible pérdida de influencia de su protegido en su vecino occidental. ( ... ) En fin, la inmensa amargura que los acontecimientos de Líbano han suscitado de un extremo al otro del mundo árabe e islámico contra Israel, Estados Unidos y Occidente en general no parece extinguirse.
30 de junio
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