La presentación de la Orquesta de Euskadi constituyó un espectáculo de gran calidad
La edad media de los músicos no supera los treinta años
Con la interpretación de la primera parte de la Sinfonía incompleta, de Schubert; Los preludios, del padre Donosti; Las danzas húngaras, de Berlioz, y el Réquiem, de Fauré, la Orquesta de Euskadi cosechó la noche del pasado jueves un primer éxito, coincidiendo con su presentación al público. El concierto, que se desarrolló en la iglesia de Santa María del Juncal, en Irún, tuvo carácter de ensayo y ha servido, a juicio de los entendidos, para demostrar la gran calidad de los componentes de la orquesta, cuya edad media no supera en mucho los treinta años. El público, que abarrotaba la iglesia, se volcó en aplausos y vítores, y los técnicos musicales no ocultaban su sorpresa por el alto nivel conseguido, únicamente, en cuarenta ensayos, que al parecer han resultado sumamente provechosos.
Las limitaciones acústicas del edificio restaron, sin embargo, alguna brillantez a la interpretación de aquellos pasajes que se caracterizan por su orquestación y efectos sonoros.El hecho de que únicamente hayan sido ocupadas ocho de las plazas del grupo de cuerda, compuesto teóricamente por veinticuatro, privó a este conjunto de la personalidad y fuerza que le asignan las obras interpretadas Los responsables de la orquesta gestionan la incorporación de los dieciséis músicos que faltan para que la orquesta, formada actualmente por 54 profesionales, esté al completo. El Gobierno vasco está procurando poner al alcance de esta orquesta todos los medios que le permitan mejorar su calidad y asegura (véase información en esta misma página) que esta dedicación no supondrá el empobrecimiento de otros grupos musicales de Euskadi.
La interpetación de la primera parte de la Sinfonía incompleta, de Schubert; Los preludios, del padre Donosti, y las Danzas húngaras, de Berlioz, obligaron a los músicos, dadas las características de estas obras, a echar mano de todos sus recursos, puestos a prueba en anteriores ensayos. La dirección, a cargo del maestro Enrique Jordán, ha sido calificada, asimismo, por los expertos que se dieron cita en la iglesia de Santa María del Juncal como excelente. En la segunda parte del concierto, la orquesta interpretó, en conjunción con el coro Ametza, el Réquiem, de Fauré, una obra sin gran desarrollo orquestal, que ofrece escasas dificultades interpretativas para una orquesta. Este ensayo tenía el interés de probar el grado de identificación entre la orquesta y los coros, síntesis en la que residen buena parte de las expectativas que ha levantado la orquesta en los medios musicales del País Vasco. Los dos solistas del coro Ametza actuaron con brillantez, igual que sus compañeros.
Breve gira
Al ensayo-presentación asistieron el consejero de Cultura del Gobierno Vasco, Ramón Labayen; el delegado del mismo organismo responsable gubernativo de la orquesta, Imanol Olaizola, y el presidente de la Diputación guipuzcoana, Xabier Aizarna. Esta misma muestra fue presentada con idénticos protagonistas ayer en Mondragón, y será ofrecida hoy mismo en Durango.A tenor del interés que acapara, la interpretación del Réquiem, de Verdi, en comunión con el Orfeón Donostiarra, durante la quincena musical que se celebra, en agosto, en San Sebastián es el mayor compromiso que tendrá que atender la Orquesta de Euskadi.
Las presentaciones oficiales en las tres capitales de provincia que componen hoy día la comunidad autónoma, tendrán lugar durante el mes de octubre, tras unas cortas vacaciones. Para esas fechas, los responsables gubemativos confían en completar la orquesta, en la que faltan por cubrir plazas de violas, violines, violoncelos, trompetas, un oboe y un contrabajo. El jurado que ha seleccionado los músicos está compuesto por los maestros Jordá, Montsalvatge, Nemtanú, Panyelle y Llácer.
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