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El conflicto del Atlántico sur sigue abierto

Dudas sobre la investidura del general Bignone como presidente de Argentina

El general Reynaldo Bignone, designado presidente de la República Argentina por el Ejército de Tierra, se reunió ayer en el Congreso nacional con los quince partidos políticos reconocidos en un intento por obtener un apoyo civil a su persona. Las posibilidades reales de ser investido el primero de julio ya son puestas en tela de juicio por algunos sectores incluso militares.

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Aunque el general Bignone ha deelarado que no quiere decidir nada sin consultar previamente a los partidos políticos, la mayoría de los observadores estimaban ayer que no se reunirá con éstos con la humildad que requeriría el moinento y la pobre actuación militar en la guerra, sino más bien para exponerles sus ideas económicas, políticas y sociales, informarles de que está gestionando la formación de un Gobierno y solicitar apoyo para su gestión.La llamada Multipartidaria, que agrupa a los cinco partidos más ímportantes peronistas, democristianos, desarrollistas, radicales e intransigentes-, dio a conocer -finalmente el miércoles por la noche un documento titulado "Programa de reconstrucción nacional" y que a todas luces rechaza cualquier veleidad continuista, como parece evidente que es la intención del Ejército, a la par que expone un programa de "reconstrucción" que choca frontalmente con los deseos que se le atribuyen a Bignone en materia de política económica.

Según Carlos Contín, de Unión Cívica Radical, que hablaba ayer en nombre de la Multipartidaria, este grupo de partidos exigirá al general Bignone la celebración de elecciones generales en marzo de 1983 como máximo y la transmisión total del poder a los civiles en los meses restantes del mismo año.

Una de las afirmaciones más contundentes del documento de la Multipartidaria es la de que "la nación no puede retroceder a la situación imperante antes del 2 de abril" y que "la sociedad argentina necesita cambios anticipatorios que eviten su desgarramiento y la posibilidad de nuevos y más graves enfrentamientos".

La Multipartidaria solicita igualmente el restablecimiento del estado de derecho y la terminación del estado de sitio, aún en vigor; la libertad incondicional de los presos políticos y gremiales, y la normalización de la vida política sindical e institucional del país.

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Es, sin embargo, y, a pesar de la importancia de las exigencias anteriores, la política económica propuesta la que mayores dificultades encontrará para aproximarse a la del general Bignone, que a fin de cuentas algunos consideran como simple "segundón" del Ejército, apoyado, eso sí, fuertemente por Estados Unidos, y partidario a pesar de todo del librecambismo.

El mismo docurriento de los par tidos exige en el dominio económico la "inmediata expansión del consumo interno, elevación de los salarios, inversión productiva, re ducción de los costos financieros prohibición temporal de importar productos que se elaboren en Argentina, aumentar las inversiones en salud, educación y vivienda, establecimiento de tina política cam biaria realista pero diferenciada y reforma tributaria. Como colofón, y a tono con esta política interior, solicitan "una política exterior no alineada con los centros de poder mundial".

Los políticos no las tienen todas consigo ante la reunión que les solicitó ayer Bignone, y dentro de la Multipartidaria surgieron voces opuestas a aceptar la invitación del presidente. Decían éstos que al fin y al cabo Bignone no ha asumido aún funciones, que su designación sólo la respalda la firma del general Nicolaides, y que ésta ha sido llevada a cabo por los habituales métodos legales.

Como síntoma anticipador del faccionalismo actual y que puede continuar en la vida política argentina, la Multipartidaria parece creer conveniente presentar su programa de reconstrucción también a la Marina y a la Fuerza Aérea.

La Bolsa de valores de Buenos Aires ha sido en estos últimos días termómetro fiel de las incerti.dumbres del momento. Cuando Galtieri fue desplazado del poder y terminó la guerra las cotizaciones subieron en un 25%, entre otras cosas porque se hablaba de un plan de reactivación económica que tenían supuestamente en previsión las fuerzas armadas y que hipotéticamente también rompía la desastrosa ortodoxia económica.

Cuando la Marina y la Fuerza Aérea decidieron retirarse del Gobierno hace dos días y fue designado el general Reynaldo Bignone ello hizo pensar de nuevo que se iba hacia una política económica sin demasiadas variantes sobre la anterior, y en consecuencia se produjo una depresión en la Bolsa, que subsiste hoy, con caídas de hasta el 21%.

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