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CIENCIA

Médicos militares de EE UU anuncian, haber sintetizado una nueva sangre artificial

Médicos militares estadounidenses han sintetizado en laboratorio una sangre artificial que no necesita coincidir con el grupo sanguíneo del paciente y puede guardarse a temperatura ambiente durante seis meses. Este sustituto de la sangre, realizado con hemoglobina alterada químicamente, ha resultado efectivo en las pruebas realizadas con animales de laboratorio y se piensa que en el plazo de dos años estará listo para ser utilizado en seres humanos.El nuevo producto sintético, desarrollado por el Ejército norteamericano, es altamente estable, según uno de sus descubridores, el teniente coronel Robert Bolin, a diferencia de otro recientemente logrado en Japón. Puede almacenarse líquido, sin refrigerar, por más de diez días, y desecado, por medio de frío, dura hasta seis meses a temperura ambiente. El hematólogo Bolin ha señalado que el producto, conseguido mediante la alteración del peso molecular de la hemoglobina extraída de los glóbulos rojos que se encuentran en animales y humanos, "puede eliminar la necesidad de almacenar sangre en los hospitales".

Menor peso especírico que la sangre

Aunque los científicos desconocen aún si existen peligros asociados a la administración de grandes dosis del preparado, en las ratas no se han observado efectos colaterales malignos. Robert Bolin ha señalado que el producto puede ser incluso mejor que la sangre para determinados tipos de ataques cardiacos y embolias debido a su menor peso específico, que lo convierte en más efectivo para llegar a las zonas dañadas por falta de oxígeno.El principal inconveniente de este sustituto de la sangre es que, a diferencia de ésta, no contiene sustancias coagulantes, por lo que no puede ser aplicado masivamente por sí solo, especialmente en víctimas de hemorragias que necesiten gran cantidad de esas sustancias. Es por ello por lo que los médicos, caso de llegar a aplicarse esta sangre sintética, deberán administrarla mezclada con sangre natural o con los componentes de la sangre que sirven para la coagulación.

Dado el carácter militar del invento, Robert Bolin se ha apresurado a declarar que el nuevo producto puede ser de gran utilidad en caso de guerra, además de en medicina general.

El científico norteamericano señaló que el Ejército de su país comenzó con las investigaciones de sangre artificial en 1975 para encontrar la manera de mejorar los tratamientos de los heridos en las zonas de combate. Bolin cree que no hay problema de incompatibilidad con este tipo de sangre, "ya que se le han sacado las membranas de los glóbulos rijos", y puede ser inyectado normalmente en el flujo sanguíneo.

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