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La guerra del Atlántico sur

Margaret Thatcher ratifica que el Reino Unido no concederá la soberanía de las Malvinas a la Junta militar argentina

Andrés Ortega

¿Conceder la soberanía de las Malvinas a los argentinos? "No, con toda seguridad no" declaró ayer la primera ministra Margaret Thatcher a la emisora de Radio LBC. "Pero, en cualquier caso, con el tiempo les cederemos la soberanía del lugar...", osó comentar el entrevistador. "¿Perdone?", replicó la dama de hierro, "¿dijo realmente usted que con el tiempo dejaríamos a esta gente bajo la bota de la Junta argentina si no lo desean? Esas son unas palabras que esperaba no laber oído nunca". Thatcher, demostrando cómo había templado su hierro, volvió a insistir en el derecho a la autodeterminación de los habitantes de las islas. "Creo que sabremos esta semana si vamos a lograr una solución negociada", afirmó, no escondiendo su escepticismo.

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"No hay otra alternativa"

En estos días decisivos, si todo no ha sido ya decidido, la actitud de la primera ministra se ha venido endureciendo. En esta misma entrevista, Thatcher reconoció que había tenido desacuerdos, "como es natural en estas situaciones", sobre algunos puntos con el titular del Foreing Office, Francis Pym.La primera ministra afirmó que esta podría ser la última oportunidad para la paz, y que si las negociaciones fracasan, recurrirá a la fuerza. "El invasor tiene que marcharse". ¿A qué coste en vidas humanas? "Al coste de forzar a marcharse al dictador", replicó Thatcher, añadiendo que no entendía cómo el presidente argentino, Leo poldo Galtieri, había manifestado estar dispuesto a sacrificar 40.000 vidas para conservar el archipiélago.

Por la mañana, Margaret Thatcher presidió una reunión de su gabinete de crisis, del que estaba ausente Pyrn, en Luxemburgo. En él participaron el almirante Terence Lewin, jefe del Estado Mayor Conjunto, y sir Michael Havers, ministro de Justicia, cuya experiencia jurídica se juzga esencial si Gran Bretaña se decidiera a declarar formalmente la guerra a Argentina, a escalar las hostilidades o a bombardear las bases argentinas en el continente.

No se garantiza nada

Los embajadores británicos ante la ONU y los Estados Unidos, Anthony Parsons y Nicholas Henderson respectivamente, regresaron ayer a sus destinos. "Me voy a continuar las negociaciones con la esperanza de llegar a una solución, no puedo garantizar nada más", declaró Parsons al partir de Londres. "Es una cuestión de días, no de semanas", repitió. El Foreing Office negó ayer que hubiera planteado un ultimátum a Argentina.

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Seis aviones argentinos se acercaron en la madrugada de ayer (mediodía en Madrid) al portavio nes Hermes. Dieron media vuelta sin atacar, pero provocaron un zafarrancho a bordo del buque insignia que se puso en estado de alerta roja. Michael Nicholson, corres ponsal de Independent Television News en el Hermes interrumpio una crónica en directo. "Aviones argentinos se acercan por el oeste ... si se corta la linea es que hemos entrado en radiosilencio ... todos llevamos nuestras máscaras protectoras, unos hombres se han ido hacia los cañones". NIcholson explicó jadeante que, el domingo, el Hermes se había movido hacia el este, fuera del alcance de los aviones argentinos, habiendo regresado ayer a la zona de peligro.

"Nos hemos separado del resto de la flota, nos sigue nuestro guardametas, nuestro destructor, que va y viene continuamente ... lleva los misiles más adelantados del mundo ... nos sentimos más seguros cuando está delante", señaló Nicholson. Finalmente, la línea no se cortó. Los seis aviones dieron media vuelta antes de entrar en el radio de alcance de los misiles británicos. La alerta roja fue desactivada. El Ministerio de Defensa en Londres no sabía nada.

Estrellados en la nieve

Este mismo Ministerio tuvo que reconocer ayer que dos de sus helicópteros se habían estrellado en una tormenta de nieve en la isla de Georgia del Sur el 22 de abril, tres días antes del desembarco británico. Veinticinco días tardó Londres en dar esta noticia, "por razones operacionales".

Un operador de rádar a bordo del buque auxiliar Tidespring había recogido el incidente en su pantalla y se lo había comunicado por carta a su madre. Se supone que los helicópteros Sea King llevaban comandos especiales del Special boat squadron, para preparar el desembarco. El Ministerio afirmó que otro helicóptero había recogido a las tripulaciones, sin bajas. El retraso en el anuncio de esta noti cia hizo sospechar a muchos pe riodistas, británicos y extranjeros que el Ministerio estaba escondiendo otros muchos detalles operacionales que no se caracterizan por su éxito.

El mismo Nicholson informó que durante la noche anterior una fragata británica disparó sus cañones contra un barco mercante argentino, que se supone era el Bahía del Buen Suceso, cuando se dirigía a Port Stanley. Este barco fue atacado la víspera por aviones británicos en el Estrecho de San Carlos que separa a las dos Malvinas mayores. En un ataque simultáneo, otros Sea Harrier habían disp arado y lanzado bombas contra otro barco argentino, el o Carcarania, que según un informe del Ministerio de Defensa, quedó incendiado. Un Sea Harrier fue alcanzado en la cola.

"Prosiguen las patrullas. El tiempo es bueno, con una visibilidad decente, pero variable", decía ayer a mediodía el comunicado oficial británico. Por su parte, el almirante Woodward, comandante de la fuerza expedicionaria británica, habló ayer de "un masivo reavituallamiento" de la flota. En un tono sarcástico, el portavoz del Ministerio de Defensa recordó que ayer era el día de la Marina en Argentina.

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