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EDUCACIÓN

Los universitarios estiman que la enseñanza está 'divorciada' de la oferta laboral

La constatación de la existencia de un divorcio entre la Universidad y el sistema productivo y la falta de incidencia real de la enseñanza en la sociedad constituyó el punto de partida y, también, el cierre de un debate sobre Universidad posgraduados en paro, que los responsables de la revista Guía Laboral organizaron ayer en la facultad de Ciencias de la Información, de Madrid.

Luis Berenguer, diputado por Alicante de Acción Democrática, abrió el turno de intervenciones destacando que el gran número de licenciados en paro es un reflejo más de la crisis económica española. A su juicio la masificación progresiva de las facultades universitarias ha provocado el deterioro de la enseñanza impartida en ellas: ésta "no responde a las exigencias del mundo laboral", dijo, aunque "las empresas ponen un freno en la obtención del primer empleo. ¿Cómo un recién titulado puede aportar los dos años de experiencia señalados continuamente en las ofertas de trabajo?".Juan Gulliot, representante de la Unión de Juventudes Comunistas, insistió en el distanciamiento entre la formación universitaria y la realidad del sistema productivo. Apuntó cómo "la gran masa de licenciados desempleados suponen algo más del 10%, del total de parados- repercute en la mentalidad del alumnado, que desconfia de sus propias capacidades y se culpa de su fracaso. Es significativo que las universidades españolas registren una mortandad estudiantil entre el 25% y el 40%".

Guillot -"un desertor universitario", como se definió él mismo- lamentó la actitud reticente de los empresarios ante los titulados jóvenes y la inoperancia de los COIE (Centros de Orientación e Información de Empleo). A propósito de estos intentos oficiales de canalizar el empleo universitario, Horacio Arias Terrón, profesor de la facultad de Ciencias de la Información y director de Guía Laboral, revista de ofertas de empleo que sale hoy a los quioscos, denunció la negativa de sus responsables a difundir la actividad que realizan y su conformismo ante la falta de recursos (un millón de pesetas anuales cada COIE), limitándose "a contratar amigos y aligerar a las empresas del trámite de la selección de personal".

Al igual que Guillot, Antonio Benito, miembro de Juventudes Socialistas y estudiante de Periodismo, consideró insuficientes las iniciativas gubernamentales para favorecer la incorporación de licenciados al mundo laboral. Ambos señalaron la necesidad de impúlsar las prácticas profesionales dentro de la universidad y de gestionar el sistema de los contratos temporales, pues "sólo el 20% de los universitarios contratados según los acuerdos de empleo ocupan cargos relacionados con sus estudios; el resto, viven del subempleo".

Pedro Guardeño, portavoz de UGT en el Instituto Nacional de Empleo (INEM), abundó en el tema del "mal aprovechamiento de los sistemas de contrato, convirtiéndolos en fuentes de mano de obra barata". Algo que se puede cambiar: "Es cuestión de voluntad política, y tan responsables somos los sindicatos como la universidad y los empresarios". El conjunto de los participantes en el debate, profesionales, estudiantes y licenciados en paro, centró sus alegaciones en la relación calidad de la enseñanza-acceso al mundo laboral. Algunos señalaron que el nivel de preparación había descendido con respecto a etapas anteriores, pero otros se preguntaban "si algún día la universidad española ha ofertado calidad. Desconfío de unos empresarios que me exigen determinada formación etiando ellos han sido tan insuficientemente preparados como yo", dijo Antonio Benito.

La sustitución de la iniciativa pública por la privada, allí donde aquella falla, o la concatenación de ambas en el fomento del empleo juvenil fue otro tema discutido en el debate, pero quedó sin respuesta la cuestión de por qué resulta privada en la mayoría de los casos la gestión del empleo si la universidad la pagan todos.

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