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Reportaje:La otra Andalucía / 2

Almería, bajo una carpa de plástico

Hasta finales de la década de los años sesenta,, Almería ocupaba el último lugar entre las cincuenta provincias españolas por su renta per cápita. Hoy ha dado un salto espectacular debido a su sector agrario, pasando -según los últimos datos que facilita el'Banco de Bilbao sobre la renta- al puesto 34, y esto teniendo muy presente que sólo el 20% del suelo almeriense es apto para el cultivo.El crecimiento de la renta agraria en Almería a partir de los años sesenta ha sido realmente espectacular y hasta tildado de "milagroso" por Jesús María Peña Urmeneta, jefe de la División Regional Agraria de Andalucía Oriental, y no por él sólo. De hecho, su renta agraria ha pasado del último lugar en 1955 al primero en la actualidad (dentro, claro es, de Andalucía), habiendo mostrado un crecimiento de 7 veces contra 2,5 veces en el conjunto de las cuatro provincias andaluzas orientales (Jaén, Granada, Málaga y Almería) y dos veces la media nacional.

Como díce Urmeneta, estas cifras invitan a reflexionar. ¿Cómo ha sido posible este milagro? Como casi todo, a base de tesón y un aprovechamiento adecuado de la inteligencia. El progreso agrícola de Almería se apoya en una cosa tan sencilla como el aprovechamiento óptimo de las escasas aguas que tiene. Este aprovechamiento al máximo del agua ha hecho posible desarrollar la modalidad de culti,vo conocido con el nombre de enarenado, que a su vez ha dado un fuerte impulso a la producción agrícola de Almería, que ha servido de acicate para laplasticultura, es decir, el cultivo bajo plásticos, en unos invernaderos hechos totalrriente de blanco plástico.

Un poco de historia

Esta imagen risueña de una parte de Andalucía presenta -ya desde 1979- algunos síntomas preocupantes: la rriala, anárquica y atomizada comercialízación de sus productos y la sobreproducción de alguno de ellos.

Almería, extremo oriente de Andalucía y de España; la Al Baari de los árabes, Urci fenicia, Portus Magnus romana. Almería, a caballo entre la Bética y la Penibética, esquina hasta hace poco olvidada de esta nación, aún persiste en su secular aislamiento cara al resto de Andalucía, aunque, eso sí, tenga comunicación aéma con medio mundo, Madrid y Barcelona. Pero, en contrapartida, los desiertos almerienses y su secular aislamiento la han hecho la menos andaluza de sus provincias, en el sentido de verse casi libre de los peores vicios de estas tierras: el latifundismo y el señoritismo.

Almería ha tardado en encontrarse de nuevo a sí misma, tras pasadas y lejanas épocas de cierto esplendor, cuando sus mármoles de Macael rivalizan en blancura con los de Carrara y de cuya albura a través de los tiempos bien hablan las 124 columnas del patio de los Leones de la Alhambra granadina, o el palacio Real de Madrid, o la catedral de Jaén.

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Almería minera: plata en Berja y en los Lobos, y oro en Rodalquilar. Ya no busca gangas auríferas ni argentíferas y apenas quedan restos de sus minas de plomo y de hierro.

Almería marinera: cada nuevo año contempla un descenso en el volumen de pesca capturada. Su mar Mediterráneo ya no es despensa.

Almería industrial: breve panorama. Casi da vergüenza enumerarlas porque sobran dedos en las manos.

Almería turística: patria de la denominación de Costa del Sol, que luego se apropiaría Málaga con más fortuna. No es mucho su desarrollo (no el que debiera), limitándose a pequeños enclaves, eso sí preciosos, como Mojácar o Carboneras, los campos de Gata, Aguadulce...

Almería seca, reseca

Almería, la Hollywood de Europa. Cerca de doscientas películas, casi todas western, que fue un soplo efímero de turismo y movimiento allá por finales de los sesenta y principios de los setenta. Hoy, nada.

Almería seca, reseca, llagada de sed, resquebrajada, quemada de soles y, a la vez, Almería vergel, oasis, edén, paraíso de vegetación lujuriante y de riqueza allí donde la diosa agua dulce se derrama.

Sólo el 20,6% de la superficie total de la provincia de Almería está labrada (la media nacional es del 41,3%, y la de las otras tres provincias orientales de Andalucía arroja estos índices: Granada cultiva el 52% de su superficie; Jaén, el 54%, y Málaga, el 47%).

El sistema orográfico es muy accidentado. Las sierras de María, Lúcar, Filabres y Alhamilla cruzan en dirección este-oeste la provincia, dejando entre sus cuencas ramblas casi siempre secas y terrenos ganados al cauce de éstas, bien por acumulación progresiva de los elementos de arrastre en lás escasas, pero torrenciales avenidas de aguas de estas ramblas, bien artificialmente protegiendo las tierras con muros o desviaciones del eje central de dichas ramblas. En estas tierras florecen los cultivos de huertas y el clima muestra toda su benignidad y efectividad.

Los montes están muy erosionados, plenamente desertizados. La formación de nuevas tierras en las vegas se hace a base de los elementos nutritivos de un suelo que ya ha dejado de existir en muchos cerros y kilómetros cuadrados de extensión.

Por otra parte, las sierras de Gador y especialmente la sierra Nevada, que transcurre por el límite de la provincia de Granada, hacen de paredón que impide a Almería beneficiarse de las precipitaciones que reciben con cierta regularidad las vegas de Granada, los campos de Loja y el resto de la Andalucía oriental. El promedio de lluvias almeriense en treinta años no excede a los 220 milímetros, registrándose años de tan sólo 135 milímetros.

Por lo que respecta al secano, nos encontramos, pues, con un suelo muy pobre en materia orgánica, en muchos casos sin meteorizar (y, por tanto, sólo con el subsuelo), desprovisto en su totalidad de vegetación y con grados de erosión muy avanzada, amén de una orografía accidentada que abarca la totalidad de la provincia y una escasez marcada de lluvias.

El regadío

En Almería no hay términos medios. O el secano (pobreza) o el regadío (riqueza) y como única divinidad capaz de dispensar la una o la otra, un sólo elemento: el agua. Pero el secano se extiende sobre cerca de 850.000 hectáreas, mientras el regadío anda por las 50.000 hectáreas. Las vastas extensiones de secano son objeto de un cultivo extensivo de cereales totalmente ruinoso.

¿Pero qué cantidad de agua existe en la provincia de Almería, tan escasa en precipitaciones? Ya por el año 1967, un ingeniero del entonces Instituto Nacional de Colonización (hoy IRYDA) escribía: "Ya no se puede avanzar más en la explotación del agua subterránea". No obstante, y durante estos años, una feliz (y extraña) conjunción de bien hacer entre el IRYDA y la iniciativa particular ha sabido estrujarse la mente para hacer que un bien y recurso limitado (el agua) se multiplique. ¿Cómo? Mediante dos líneas de acttiación: 1) Investigando las aguas subterráneas en nuevas áreas y la, posterior puesta en riego de nuevas zonas de pequeños regadíos, y 2) Investigando, experimentando, echándole imaginación y trabajo al tema.

Y así surgieron los cultivos denominados enarenados y los de goteo e hidropónicos, para continuar más recientemente con los de invernadero o plasticultura. Es decir, se trata de multiplicar el agua, valiéndose a la vez para hacer que rinda el ciento por uno de un elemento natural que Almería puede dilapidar: el sol. Sus más de 3.000 horas de sol anuales, y, a la vez, de su temperatura que en invierno no corre riesgo de heladas, ya que raramente baja de los once a los trece grados.

Los enarenados

Lo cierto es que fueron los ingenieros del INC los que implantaron los nuevos cultivos en las zonas de colonización (Níjar, Dalias, Roquetas, etcétera). Con el descubrimiento de la modalidad de cultivos enarenados se originó en la década de los sesenta el primer desarrollo espectacular de la producción hortícola extratemprana en la Costa del Sol. Este sistema de cultivo permite aguas (muy salinizadas) y suelos mediocres hasta entonces inutilizables y adelantar cosechas atendiendo una demanda en rápido aumento.

Ya he escrito que el suelo de Almería es de muy baja calidad agrícola. Padece además frecuentes vientos saharianos (por lo que hay que defender los cultivos con empalizadas de cañizo). El agua además suele estar muy salinizada. El enarenado consiste en cubrir con una capa de arena el terreno. Esa capa de arena tiene una función primordial: destruir la capilaridad del suelo y hacer que la sal vaya hacia abajo, penetre profundamente en la tierra y no se quede en la superficie, lo que mataría las plantas e impediría el cultivo. La arena tiene un efecto antitóxico sobre la salinidad, lo que permite al cultivo de las especies hortícolas más finas y delicadas. Por otra parte, el enarenado tiene un efecto térmico que determina una más pronta maduración y crecimiento de las plantas, lo que acorta el ciclo de maduración.

Mas, tras algunos años de rápida expansión se llegó a una saturación del mercado, debido no tanto al volumen de la producción como a la concentración de la oferta en una época muy reducida: mayo y junio.

Los invernaderos de plástico

Al principio de los setenta se inició el cultivo en invernaderos de plástico e invernaderos fríos y se volvió a dar un impulso al desarrollo agrícola al adelantar la fecha de salida de los productos. Ya en 1979 se tropezó con un serio inconveniente: la sobreproducción, que en estas fechas ya preocupa seriamente en Almería.

Según el estudio citado dirigido por Urmeneta, el mercado interior mantiene precios altos desde diciembre hasta abril-mayo, en la mayoría de los productos, para caer rápidamente ante la oferta masiva a partir de dichas fechas. El problema se agrava debido a que los productos obtenidos no son en general aptos para la exportación, en razón de. su calidad más bien baja. Según estos técnicos, "a pesar del clima suave en invierno, las temperaturas mínimas nocturnas están por debajo de las mínimas biológicas para la mayoría de las especies cultivadas (que son subtropicales). Las plantas no mueren, pero sufren detención en su desarrollo, las producciones disminuyen y sólo alcanzan una calidad mediocre". Por ello, "la producción de frutos subtropicales está muy lejos de alcanzar la importancia de la de hortícolas extratempranas, viéndose limitado su desarrollo por factores climáticos y de suelo a ciertas zonas granadinas y malagueñas". (Aunque los almerienses fueron pioneros de estos cultivos, en la Costa del Sol, tanto granadina como malagueña, se han extendido estos últimos años de forma notoria: así, por Vélez, Málaga -fresón y patata temprana-; Motril, Almuñécar -caiía de azúcar, chirimoyo y aguacate-; Alpujarra granadina costera -pimiento, tomate, pepino, berenjenas, judías-, etcétera. En Almería destacan el campo de Dalias y el campo de Níjar.)

Las variedades que se están cultivando son: tomates, variedades americanas early park, y mediterráneo: cuarenteno, muchamiel y marmente, así como variedades para la exportación: vemone, lucy, meltine, larganto, combo, etcétera; pimientos, pepinos, sandías, judías, melones, calabacines, berenjenas, chirimoyos, aguacates y nísperos.

Protestas

Recientemente, el pasado 6 de este mes de mayo, concretamente, la Prensa almeriense recogía las preguntas que varios diputados andaluces han formulado al Gobierno sobre la situación de la agricultura en Almería y que se concretan en las siguientes:

1. ¿En qué se basa el Gobierno para ordenar unas exportaciones en base a unos cupos concedidos por provincias?

2. ¿Cuáles son los motivos por los que el Gobierno restringe la exportación de productos hortícolas almerienses, si la Comunidad Económica Europea se muestra en estos momentos receptora de tales productos, sobre todo a partir del 11 de noviembre, fecha en que desaparecieron las barreras arancelarias?

3. ¿Qué medidas piensa tomar el Gobierno cuando esté comprobado que el actual sistema de concesión de cupos de exportación en esta época está favoreciendo la penetración en el mercado europeo de otros países competidores que se benefician de las limitaciones impuestas a las exportaciones españolas y que nos están desplazando de deterininados mercados europeos?

4. ¿Tiene conciencia el Gobierno de que está perjudicando la agricultura almeriense por proteger la de otras zonas del Estado español?

5. ¿Qué estudios tíene el Gobierno realizados que permitan ofrecer datos reales sobre los techos de consumo en Europa de estos productos, para adecuar el-volumen de exportación? ¿Son conocidos éstos datos por los sectores implicados en la producción y exportación de estos productos?

Juan Funes Pastor, tras poner de relieve que Almería ha pasado en los últimos años a disputar con las agriculturas de Valencia y Sevilla el primer lugar en este sector se lamenta diciendo: "Pensamos, viendo la historia del parral almeriense (al que se desprotegió), si no va a ocurrirle lo mismo al de invernadero, si no va a dejarse que este enorme esfuerzo se malogre por falta de apoyo a la comercialización, por falta de créditos oficiales, por descontrol de los medios de producción (tanto en precios como en calidad)".

Defectos

Para los técnicos y estudiosos del tema, "la producción almeriense, orientada desde un principio al mercado interior y desarrollada principalmente en forma de pequeiías explotaciones familiares, se ha fayorecido en la zona grandes empresas exportadoras. El sistema de comercialización actual es primitivo y caótico. Más del 80% de los productos pasan por las albóndigas o corridas, en donde son subastadas a la baja en pequeñas partidas sin tipificar -lo que perjudica notablemente al productor-, tal y como vienen del campo, sin ninguna manipulación ni selección. Los comerciantes del inteíior adquieren la mercancía y la transportan a sus almacenes, generalmente pequeños y mal preparados, sin instalaciones frigoríficas ni la más rudimentaria mecanización y, tras una somera selección y empaquetado, las reexpiden rápidamente a los mercados mayoristas.Para el sector exportador, este sistema de compra representa una auténtica desventaja, ya que se ven obligados a comprar un gran número de pequeñas partidas, generalmente de diversa condición, calidad y origen para poder confeccionar una expedición completa. Los productos, todos ellos muy perecederos, pierden un largo lapso de tiempo en que deberían estar ya dentro de la cadena de frío, etcétera.

En los útimos años se ha intentado implantar un sistema de cooperativas, pero lo cierto es que han fracasado estrepitosamente.

Ante el Mercado Común

Hay un hecho positivo: si Espana entra por fin en el Mercado Común, la Costa del Sol -y no sólo Almería- se puede convertir en breve plazo en el principal suministrador de frutas y hortalizas de primor al mercado comunitario. Pero para ello es necesario poner orden en el sector y modernizarlo de tal forma que se empleen en nuestros invernaderos las técnicas más avanzadis que ya utilizan en otros invernaderos de Europa: substratos aiislados, tales como turba, perlita, rockwool, y modalidades hidropónicas puras, como el NFT, mientras en la Costa del Sol apenas sí se está empezando a implantar el riego gota a gota o haciendo los primeros ensayos con alguna instalación de calefacción.

Ya iniciada esta década de los ochenta, varios estudiosos del tema señalaban todos estos -y varios otros- defectos, y decían: "Para ello hiy que modificar estructuras y mejorar técnicas de producción. Si no lo hacemos nosotros, lo harán los holandeses, los ingleses o, en una palabra, los extranjeros. No hay que olvidar que la entrada en el Mercado Común no significa sólo la supresión de aduanas, sino el libre, movimiento de capitales personas. Sería una lástima que también en este sector terminásemos únicamente aportando mano de obra barata y sol abundante".

Colonización exterior

Esta voz de alarma -dada exactamente en diciembre de 1979- ya se está cumpliendo. No ha hecho falta que entremos en el Mercado Común para que capitales hólandeses estén quedándose con terrenos y terrenos para cultivar ellos con mejores técnicas y adaptándose a las tipificaciones y exigencias de calidad del mercado europeo los productos que nuestra a narquía impide racionalizar y la falta, de atención de nuestras autoridades a encauzar debidamente.

Porque la culpa de que esa colonización exterior pueda asentar sus reales en Alméría es doble: la primera debidi, por ejemplo, a que en cada cooperativa cada socio decide con llotal independencia la época de siembra y, por tanto, de recolección, o la variedad de cultivo, porque se descuida la calidad por las eterlias discusiones de que ningún labridor admite que el producto del vecino sea mejor valorado que el suyo, etcétera. Y, por parte de la Administración, porque su falta de imaginación les impide ver la riqueza que, en parte, ella misma ha creado en Almería y que pudiera extenderse aún mucho más no sólo en esta provincia, sino en toda la Costa del Sol.

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