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La crisis británico-argentina, telón de fondo del primer encuentro entre los presidentes de Estados Unidos y Brasil

Los presidentes de Estados Unidos y de Brasil, Ronald Reagan y Joao Baptista Figueiredo, conversaron ayer en la Casa Blanca sobre la situación de las relaciones interamericanas, afectadas por la crisis de las Malvinas, mientras en la sede de las Naciones Unidas, en Nueva York, continuaban los esfuerzos del secretario general de la ONU, Javier Pérez de Cuéllar, para lograr un compromiso en el conflicto del Atlántico sur.

Aunque ni Reagan ni Figueiredo citaron las Malvinas por su nombre durante el acto oficial de recibimiento en los jardines de la Casa Blanca, hubo claras alusiones a la delicada situación del momento.El presidente de Estados Unidos presentó a Brasil como "una fuerza independiente de moderación y equilibrio en este hemisferio". Por su parte, el dirigente brasileño recordó que, "en un mundo con múltiples crisis, la diplomacia debe continuar construyendo puentes entre los Estados".

Es la primera visita de un presidente brasileño a Washington en once años, y coincide con un momento de particular tensión entre Estados Unidos y sus vecinos del sur del hemisferio, a pesar de que los discursos protocolarios intentaran soslayar el fondo del problema.

"Llego a Washington dispuesto a examinar todos los problemas", dijo Figueiredo, sin restar importancia a las diferencias entre EE UU y Brasil. El Gobierno de Brasilia adoptó una actitud crítica hacia la utilización por Argentina de la fuerza para intentar resolver el problema de las Malvinas, pero también ha condenado la escalada militar por parte británica. Brasilia, por otra parte, apoyó militarmente a la Junta Militar argentina con suministro de aviones de reconocimiento.

Brasil, el país más poderoso del hemisferio sur americano, podría intentar aprovechar la evidente pérdida de influencia y prestigio estadounidense en Latinoamérica.

Figueiredo plantea hoy en Washington, en primer lugar, aspectos de las relaciones económicas bilaterales. Brasil está preocupado por la política de altos tipos de interés bancario norteamericano -como los países europeos- y por las barreras restrictivas comerciales a la entrada de productos brasileños. Figueiredo viaja a EE UU acompañado de una delegación de unos 150 hombres de negocios de su pais.

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Por su parte, Ronald Reagan da prioridad a la política, en un intento de envolver más a la administración brasileña en la conflictiva situación centroamericana, a fin de contrarrestar el peso influyente de México en sus vecinos más cercanos. EE UU también desearía una postura más firme de Brasil hacia Cuba, no sólo por las actuaciones de La Habana en el subcontinente latinoamericano, sino también en las ex colonias portuguesas africanas.

La estancia de Figueiredo, acortada en su programa debido a la crisis de las Malvinas y al chequeo médico a. que se someterá el presidente de Brasil en un centro hospitalario de Cleveland, se ve un tanto mermada por la situación creada a propósito de las Malvinas. Aunque, es evidente, la Administración Reagan cuenta con menos problemas que la anterior del presidente Carter en su diálogo con Brasil, debido a su menor preocupación por el tema de los derechos humanos y a la liberalización política brasileña, el litigio anglo-británico contribuye a que las relaciones entre el norte y el sur del continente americano no sean iguales que hace unos meses.

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