Haig presiona a la CEE para que renueve sus sanciones contra Argentina
El secretario de Estado norteamericano, Alexander Haig, ha hecho llegar a sus aliados europeos una nota verbal en la que se subraya la necesidad de continuar el cerco diplomático y comercial de Argentina y les invita a prorrogar las sanciones contra Buenos Aires. Las medidas de represalia adoptadas por los diez países miembros de la Comunidad Económica Europea (CEE) finalizarán el próximo día 17. El domingo 16, los ministros de Asuntos Exteriores de los diez deberán decidir si aceptan la petición de Londres y renuevan durante un mes el bloqueo comercial contra la república latinoamericana.Por los pronto, el Parlamento Europeo votó ayer en favor de la prolongación del embargo sobre las importaciones procedentes de Argentina. El voto -131 a favor, 79 en contra y 11 abstenciones- significa que se propondrá al Consejo de Ministros de la CEE que se prorrogue hasta el 17 de junio la vigencia de la medida.
La intervención de Haig se produce pocos días después de que el ministro de Asuntos Exteriores británico, Francis Pym, fuera informado por sus colegas de la CEE de los problemas que plantea la prórroga y de su deseo de esperar hasta el último momento "para ver cómo evoluciona la situación, tanto militar como diplomáticamente". Falto del cheque en blanco que reclamaba a la CEE, Pym parece haber recurrido a la presión de Washington.
El secretario de Estado norteamericano no ha podido esperar a la reunión del Consejo Atlántico -ministros de Asuntos Exteriores de los quince paises d la OTAN- prevista para el 11 en Luxemburgo, porque la decisión tiene que ser adoptada en el seno de la Comunidad Económica Europea y no de la Alianza. Además, Irlanda, que ha manifestado su propósito de no prorrogar las sanciones, es miembro del Mercado Común, pero no de la OTAN.
La presión norteamericana pesará en la balanza del próximo domingo, según todos los observadores. Haig ha recordado, en un tono al parecer bastante seco, que la Administración Reagan lleva a cabo también un embargo y que los europeos no pueden proteger su propia imagen en América Latina mientras que los norteamericanos sufren las consecuencias de su apoyo a Gran Bretaña.
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