El debate sobre el conflicto que envenena al mundo periodístico
¿Pueden los medios de comunicación británicos informar libremente en una guerra? ¿Deben prestar tan poca credibilidad a los comunicados del gobierno de Gran Bretaña como a los de la Administración de Buenos Aires?"¡Traición!", fue el grito tipográfico del popular diario The Sun, en apoyo de la primera ministra Margaret Thatcher. "En la guerra, no será la verdad la primera baja", replicó George Howard, presidente de la cadena de radiotelevisión BBC. El debate ha envenenado de manera especial el mundo del periodismo británico.
Ayer mismo, la televisión comercial británica emitía una entrevista con el ministro de Defensa de Buenos Aires, Amadeo Frugali, en la cual decía que: "Un alto el fuego no significa una retirada de nuestras tropas", y afirmaba, "el incuestionable derecho del pueblo argentino a la soberanía de las islas Malvinas".
A este tipo de informes estaban dirigidas las críticas de la primera ministra, Margaret Thatcher, el jueves, contra los medios que "tratan como iguales a británicos y argentinos".
The Sun, el diario de cuatro millones de tirada diaria, y con los comentarios más escandalosamente belicosos de esta crisis, salió en defensa de Margaret Thatcher y acusó de traidores a Peter Snow, de la BBC (que preguntó si había que creer la versión oficial británica de las batallas navales), al caricaturista Les Gibbard, de The Guardian (que en un chiste en el que se veía a un marino británico agarrado a un palo, aseguraba: "Ha subido el precio de la soberanía oficial"), y al diario Daily Mirror, que ha adoptado una línea editorial moderada respecto al conflicto.
The Sun se ha visto apoyado por diputados con servad ores, caso de John Page, criticando que el modo en que la BBC daba crédito a las declaraciones argentinas es "casi una traición", y por Winston Churchill, nieto del político.
Algunos sectores de la Prensa británica -periodistas más que periódicos- comienzan a ponerse nerviosos con el Ministerio de Defensa, por el modo como a veces retrasa sus comunicados y la carencia de información. Las crónicas de los corresponsales británicos que acompañan al destacamento naval a menudo no llegan o son censuradas, especialmente si mencionan detalles técnicos y la ubicación de la flota.
Hay naturales dificultades técnicas, pero éstas no explican todo el problema.
Según The Sun, "cualquiera que ose poner en cuestión a la señora Thatcher es un cobarde". Replicó The Daily Mirror diciendo que "no creemos que el patriotismo haya de ser probado con sangre, especialmente la sangre de nosotros". El sindicato de periodistas ha calificado las acusaciones de The Sun de "odiosas e histéricas".
A pesar de los pesares, con todas estas limitaciones, la televisión británica sigue informando, a veces tendenciosamente, pero otra veces, corno ayer, emitiendo una entrevista con el ministro de Defensa enemigo. "Nuestra labor es poner constantemente en duda a los que tienen el poder de dirigir los acontecimientos e informar sobre estos", señaló Peter Snow, de la BBC.
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