El poder afectivo de Teresa Berganza
Con el fin de ayudar en sus actividades musicales a la Asociación Cultural Padre Soler, de San Lorenzo de El Escorial, cantó en el Teatro Real Teresa Berganza, acompañada al piano por Alvarez Parejo. El éxito alcanzado por la gran intérprete madrileña fue literalmente clamoroso. Desde el primer momento se estableció la comunicación entre el escenario y la sala gracias a todas las cualidades de Teresa pero, sobre todo, gracias a un poder afectivo, a una expresividad tan incisiva que acaba con cualquier indiferencia si la hubiera.En plenitud de facultades y con un poder de convicción inatacable, Teresa Berganza inició su programa con la cantata de Haydn, Arianna en Naxos, que viene a ser condensación de una pieza dramática, ya que la solista pasa por recitativos, arias y ariosos. Se trata, en definitiva, de un melólogo o monodrama, cultivado excelentemente por George Benda (que tiene también una Ariadna) y entre nosotros por Iriarte, como estudió con detenimiento José Subirá.
Obras de Haydn, Brahms, Turina, Nin y Braga
Soprano: Teresa Berganza. Pianista: Juan Antonio Alvarez Parejo. Concierto a beneficio de la Asociación Padre Soler. Teatro Real. 18 de abril.
Después ocho lieder de Brahms escogidos entre los menos frecuentados. Uno de ellos, Immer leiser wird mein schlummer (Mi sueño se torna cada vez más ligero), sobre poema de Hermann Ling, cuyo tema es el mismo del tiempo lento en el segundo concierto de piano y que, en una versión como en otra, constituye una página de extraordinaria belleza, bien resaltada por el arte íntimo de la Berganza.
La Saeta, El fantasma (del Canto a Sevilla) y la Farruca (del Díptico sobre Campoamor y Rivas), representaron a Joaquín Turina en su dimensión sevillanista, que Teresa Berganza entiende desde un impulso popular extremado, capaz de romper la estilización para imponer una nueva autenticidad racial, lo que siendo Teresa discípula de quien es, hay que suponer del gusto del compositor.
Directo por naturaleza es el folklorismo de Joaquín Nin Castellanos (el padre de Nin Culmell y Anais Nin), brillantemente tratado en el acompañamiento pianístico con lo que brillan los temas montañeses, asturianos, murcianos y andaluces, más aún si nos llega en una creación superadora de todo antecedente como es la de Berganza.
Perteneciente a la que Vasco Mariz denomina "segunda generación nacionalista", identificando al modo americano, y muy discutiblemente, generación y década, nació en 1898 y murió en 1947, lo que quiere decir que fue riguroso compañero de Viana, Lorenzo Fernández, Tavares y Mignone, por citar los más importantes,
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