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La Prensa británica acepta restringir su información sobre temas 'delicados'

Andrés Ortega

El secretario de Defensa británico, John Nott, ha publicado las nuevas normas de autocensura acordadas por el Ministerio de Defensa y los medios británicos de gran difusión. El número de temas que abarca esta primera revisión en once años del sistema ha pasado de doce a ocho, mencionándose por vez primera el terrorismo. Este acuerdo voluntario no dispensa de las limitaciones legales impuestas por la ley sobre secretos oficiales.Hasta ahora, nunca se habían hecho públicas estas normas. La lista de temas tabú es acordada por un comité conjunto de representantes del Gobierno y de diez medios de comunicación. En 1980, el Comité de Defensa de la Cámara de los Comunes pidió que se revisara por considerar que reflejaba una forma de "censura encubierta".

Sobre el terrorismo, las nuevas pautas señalan que Ia diseminación de información delicada puede resultar valiosa a los grupos terroristas que carecen de recursos para obtenerla con sus propios esfuerzos". Las nuevas notificaciones recomiendan asimismo la no publicación de los nombres y señas de agentes británicos ni de los jefes de los servicios de seguridad e inteligencia, M-5 y M-6, pero esta y otras salvaguardias no han sido aplicadas con mucha asiduidad.

Otros puntos versan sobre los planes de defensa, estado de alerta y entrenamiento de las fuerzas armadas, y recomienda que se silencien informaciones, transmisiones, comunicaciones y códigos, defensa civil y centros dependientes del Ministerio de Defensa.

En comparación con las pautas anteriores, se han eliminado las referencias a la construcción de buques y aviones, a los prisioneros de guerra y a la ubicación de VIadimir Petrov y su mujer, el antiguo jefe del KGB en Camberra (Australia), que desertó en 1954 aportando pruebas de que Kim Phiby había sido un espía soviético.

Se temía que el KGB pudiera asesinar a Petrov. Curiosamente, el Ministerio de Defensa insiste en diferenciar entre los medios de comunicación de gran difusión -periódicos nacionales, radio y televisión- y las llamadas publicaciones marginales, que no suelen respetar estas pautas voluntarias. Y pide a los primeros que no recojan información de las segundas sin consultar antes con el Ministerio de Defensa.

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