Más de 2.000 rapaces son cazadas furtivamente en León cada año

Más de dos mil aves rapaces, pertenecientes a una veintena de especies protegidas, son cazadas furtivamente cada año en la provincia de León, según un informe elaborado por un colectivo ecologista de la facultad de Biológicas y presentado en la última asamblea de la Coda (Coordinadora para la Defensa de las Aves). Entre estas especies figuran algunas de alto valor ecológico, como el águila real, halcón peregrino, el azor y alimoche.El informe señala que durante los años 1976-1977 fueron detectadas en poder de dos taxidermistas de León -doce en toda la provincia- un total de 769 aves rapaces, que les habían sido entregadas por otros tantos clientes para su disecación, a pesar de la prohibición absoluta que rige desde 1973 sobre la captura, tráfico y comercio de este tipo de animales. Las especies más frecuentemente capturadas fueron la lechuza común, el ratonero común y el búho chico, consideradas como beneficiosas para la agricultura, aunque también figuran dos águilas reales, tres alimoches, veinte milanos reales, cuatro halcones peregrinos y 46 azores.

Se indica también que el 90% de estas aves "murió como consecuencia de acciones humanas voluntarias y directas" y que un 44,8% fue abatido por disparos de cazadores. El resto habían sido envenenadas mediante cebos, capturadas manualmente en sus escondrijos (rapaces nocturnas), mantenidas en cautividad después de destruir los nidos o, en una minoría de casos, atropelladas por automóviles en las carreteras rurales.

Uno de los autores del informe, Ordoño Llamas, manifestó a EL PAIS que el equipo había tenido acceso a estos datos a través de los propios taxidermistas, lo que implica una total impunidad con respecto a las tareas de vigilancia del leona. De la extensión de la caza furtiva da idea el hecho de que los animales disecados en los dos talleres de taxidermia de León correspondían a veinticuatro de las veintiocho especies de aves de presa censadas.

Por su parte, el portavoz del Icona manifestó que este organismo realiza un seguimiento exhaustivo de las aves rapaces que llegan a los taxidermistas, mediante un registro en el que éstos deben detallar la procedencia de los animales, caso por caso. El mismo portavoz calificó de "abultadas" las cifras que se barajan en el informe del grupo ecologista, aunque reconoció la existencia de numerosos cazadores furtivos cuya actuación resulta difícil de controlar.