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El proceso por la rebelión militar del 23 de febrero

"Armada me dijo que estaría en la Zarzuela para sujetar al Rey", afirmó Tejero en el juicio

La máxima expectación desde que se inició la vista contra los 33 procesados por el intento de golpe de Estado del 23 de febrero se registró ayer en el Servicio Geográfico del Ejército ante el interrogatorio del teniente coronel Tejero, que mandaba las fuerzas de la Guardia Civil que ocuparon el Congreso. "Armada me dijo que él estaría en la Zarzuela ya que, como su majestad era muy voluble, así podría sujetar el Rey", declaró entre otras cosas el teniente coronel procesado, algunas de cuyas respuestas a las preguntas del fiscal dejaron en muy mal lugar a otros militares, procesados o no. De Cortina afirmó que le había informado de que el mando de la operación era "bicéfalo" y que, si todo se hacía en nombre de la democracia y del Rey, la Santa Sede y Estados Unidos "lo verían bien". Acusó gravemente Tejero a muchos de los militares que en la noche del 23 de febrero tuvieron acceso al Congreso, de quienes afirmó que "han declarado ahora bobadas", pero que "entraron en el palacio diciendo 'viva España, ya era hora'".

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Durante la primera parte de la sesión de la mañana de ayer se concluyó el interrogatorio del coronel Manchado, quien, a preguntas del abogado Dimas Sanz López, defensor del capitán Francisco Acera Martín, declaró que se sorprendió mucho cuando, en la tarde del 23-F, le llamó el general Aramburu Topete y le dijo que no sabía nada del servicio realizado por los autobuses, del que le habló Tejero. Recordó que a las dos y media de la tarde del día 23 de febrero estaba en su despacho con Tejero cuando entró el capitán Abad, ante quien el teniente coronel procesado reiteró la necesidad de prestar un servicio ordenado por la superioridad.Añadió Manchado que Tejero pidió a Abad la participación en el servicio de la unidad que él mandada y éste respondió que sus hombres no estaban organizados para ello. Tras poner muchos reparos, declaró Manchado, el capitán Abad salió del despacho y regresó con tres o cuatro tenientes, a quienes explicó Tejero que el servicio consistía en retener a los diputados en el Congreso hasta que llegara tina autoridad militar.

Luego, añadió, Tejero les dijo que, si no colaboraban con él, no tendría inconveniente en ir solo al Congreso, porque la Guardia Civil no podía fallar, y que si apoyaban la operación estaban cumpliendo las órdenes del Rey.

El abogado Joaquín Esquivel, defensor del capitán Gómez Iglesias, quiso conocer detalles sobre la revista de armas celebrada en la tarde del 23+ en el Parque de Automovilismo de la Guardia Civil. El procesado declaró que la misma estaba prevista desde la semana anterior, para solventar asuntos de armamento, y se convocó en la mañana del 23 de febrero, pero no tiene completa seguridad de que se llegara a realizar. En otro orden de cosas, reconoció que las palabras de capitán Gómez Iglesias le dieron el último impulso que necesitaba para acceder a la propuesta que le había hecho Tejero de facilitar hombres y vehículos con el Fin de realizar un servicio en el Congreso de los Diputados.

Expresó luego Manchado, en respuesta a una pregunta del abogado Julio Ortiz Ortiz, defensor del teniente Pedro Izquierdo, su malestar porque, a diferencia de lo que ha sucedido con los tenientes de la Guardia Civil que acompañaron a Tejero, los tenientes del Ejército que iban con Pardo Zancada no han sido procesados. Luego expresó su convicción de que éstos no pensaron en ningún momento que lo que iban a hacer era anticonstitucional.

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Declara Tejero

A las once y media de la mañana, el presidente del tribunal levantó la sesión por espacio de veinte minutos y explicó que el adelanto en el descanso se hacía con el objeto de que no fuera interrumpida la declaración de Tejero, que iba a someterse al interrogatorio a continuación.

Tras el descanso, y en medio de una gran expectación, ocupó la mesa destinada a los acusados, para ser interrogado por el fiscal, el teniente coronel Tejero, para quien aquél solicita una pena de treinta años de reclusión y perdida de empleo, por su participación directa en el intento de golpe del 23 de febrero, como responsable de la preparación del mismo y de mandar las fuerzas que asaltaron el Congreso de los Diputados. Antes de tomar asiento, Tejero se cuadró militarmente.

A preguntas del fiscal, el teniente coronel negó que conociera a Mas Oliver en la navidad de 1979, pero reconoció que se lo presentó García Carrés durante una comida celebrada en un restaurante de la calle Hermosilla de Madrid, y que era un enlace de Milans. En este sentido, declaró que él deseaba que el capitán general de Valencia supiera por boca de Mas lo que pensaba de la situación política española.

-Fiscal: ¿Se le ordenó que ocupara el Palacio del Congreso de los Diputados?

-Tejero: Yo tenía la idea de que había que ocupar el Congreso o el Palacio de la Moncloa. Esa idea la tenía desde antes porque sabía que si no tenía retenidas a las más altas magistraturas de la nación, había peligro de que se produjera una guerra civil, según me había informado a través de la lectura de textos históricos.

-Fiscal: ¿Creyó que era mejor la toma del Congreso de los Diputados?

-Tejero: Sí. Pensé que era mejor, y además era una operación mucho más completa. Tenía la convicción de que el Palacio de la Moncloa estaba mucho mejor vigilado por las fuerzas de seguridad.

-Fiscal: ¿Se le ordenó poner en práctica la operación?

-Tejero: En diciembre de 1980 lo que sí encontré fue calor en la Tercera Región militar.

-Fiscal: ¿Qué entiende por "encontrar calor"?

-Tejero: Que me dijeron que sí, que adelante...

-Fiscal: ¿Fue el enlace del teniente general Milans?

-Tejero: Para mí, los enlaces son como el cable del teléfono, todo venía, en mi opinión, del teniente general Milans del Bosch.

Declaró Tejero que para dar un carácter sorpresivo a la acción, compró gabardinas para ocultar los uniformes de las fuerzas que iban a ocupar el Congreso y autobuses para conducirlas hasta allí.

En torno a la reunión habida el 18 de enero de 1981 en la calle del General Cabrera, Tejero afirmó que a la misma asistieron él, Torres Rojas y Milans, que la dirigía. Se negó a confirmar si Carrés estuvo en la reunión y añadió que, en la misma, Milans dijo en un momento determinado: "Si me considerais como jefe, yo mando. Y al que cometa alguna indiscreción, lo perseguiré hasta la muerte.

Aseguró Tejero que Armada no estuvo en la reunión de la calle del General Cabrera, aunque indicó que, en la misma, Milans dijo que el general no había podido asistir, pero que le había autorizado a contar una serie de confidencias que ya le había hecho en Valencia, días antes.

Un golpe de timón a la turca

-Fiscal: ¿Qué acuerdos se adoptaron en la reunión de la calle del General Cabrera?

-Tejero: Se habló de política, de un golpe de timón a la turca; es decir, sin violencia, colocando en los centros de poder a personas próximas al Rey. Se dijo que si esta solución no venía por sus propios pasos antes de un mes, se efectuaría el asalto al Congreso de los Diputados.

-Fiscal: ¿Tenía sentido la operación de toma del Congreso por sí sola?

-Tejero: No. Yo tenía la orden de retener a los parlamentarios en el Congreso hasta que, dos horas después, llegara la autoridad militar. Yo era, digámoslo así, un teniente coronel operativo.

Como ya hiciera en su declaración sumarial, Tejero insistió en que Milans le contó en la reunión del día 18 de enero que le había dicho Armada que el Rey estaba harto de Suarez y no encontraba un político de la menor talla para sustituirle. Precisó, sin embargo, que en la mencionada reunión no se habló de la autoridad militar que debía llegar al Congreso de los Diputados. Indicó también que, después de la reunión de la calle del General Cabrera, no volvió a tener contacto directo con los asistentes a la misma. Afirmó que, sólo cuando el 29 de enero dimitió Suárez, preguntó a su enlace si ese hecho cambiaba las cosas, a lo que le contestaron que no, que continuara esperando hasta que pasara el mes fijado como plazo.

Aunque reconoció que en la reunión de la calle del General Cabrera se habló del "grupo de los coroneles" y del de los "tenientes coroneles", insistió en no sabía más (le ellos. Declaró, a preguntas del fiscal, que conocía al capitán Gómez Iglesias cuando mandaba la comandancia de San Sebastián y por ello le contó la operación y recabó su ayuda para que aportara vehículos y radioteléfonos del CESID (Centro Superior de Información de la Defensa). Declaró que, sobre el día 19 o 20, estuvo cenando con Gómez Iglesias,' quien le dijo que se lo había contado todo a su jefe, el comandante Cortina, y le aseguró que era importante que habalara con él.

El mando era bicéfalo

Añadió Tejero que, esa misma noche, Gómez Iglesias le llevó a una calle, donde se encontraron con Cortina, y se fueron los tres andando hasta la casa del comandante porque no había bares abiertos. Precisó que subieron al piso, donde oyeron una voz que decía algo así como "soy yo papá, no te preocupes". Precisó Tejero que, aunque Gómez Iglesias le había advertido que Cortina era una persona reservada, "me encontré con un hombre muy locuaz que, prácticamente, no me dejó hablar". "Me dijo", añadió, "que conocía la operación que yo estaba preparando y la ocupación del Congreso del día 23".

-Fiscal: ¿Fue la primera noticia que tuvo sobre la fecha en que iba a realizar la operación?

-Tejero: Sí. Yo no la sabía. Cortina me dijo que el lunes se repetiría la votación de investidura y que, tras la ocupación, algún diputado se levantaría para convencer a sus compañeros parlamentarios. También dijo que el Rey había firmado ya los decretos que entrarían en vigor. Yo le dije que no le había comentado nada de esto al teniente general Milans del Bosch, ni nada de la inminencia de la operación... Cortina me respondió que el mando era bicéfalo y que la cabeza de águila más gorda era la de Armada. Eso me sorprendió y me produjo resquemor el excesivo monarquismo de este general. Cortina me anunció que tenía que reunirme con Armada y me dijo que todo tenía que hacerse en nombre de la democracia y del Rey porque, siendo así, en el extranjero, fundamentalmente en la Santa Sede y en Estados Unidos, lo verían bien.

"No soy monárquico"

-Fiscal: ¿Por qué participó en la operación?

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-Tejero: A mí los fines de la operación me gustaban mucho; eran la reforma de la Constitución en sus puntos más flojos, acabar con el terrorismo, detener la carrera de las autonomías y congelar el marxismo. Yo hubiera preferido erradicar el marxismo, pero me dijeron que congelarlo y tuve que aceptar. Hice la operación convencido de que iba a las órdenes del Rey, aunque no soy monárquico... pero los fines me gustaban.Tejero añadió que, tras esa entrevista, informó a un enlace de Milans y, a las cuatro de la tarde del día 21 de febrero, telefoneó al capitán general de Valencia, quien le aseguró que Cortina era hombre de confianza. Explicó después que ese mismo día, a las ocho de la tarde, se citó con Gómez Iglesias en la plaza de Cuzco de Madrid para reunirse posteriormente con Cortina. A la cita le llevó García Carrés porque su coche estaba estropeado. Los alrededores de la plaza, precisó, estaban prácticamente tomados por guardias civiles de paisano que él detectó porque está muy acostumbrado a ello.

Aseguró Tejero que Cortina llegó y ambos se dirigieron a una calle que, en ese momento, no identificó. Entraron en el número 3 o 5 y subieron, según cree, a un tercer piso en ascensor. Puntualizó el teniente coronel procesado que Cortina, que se había separado un momento de él, regresó en seguida con el general Armada, de paisano, con un traje gris, lo que le sorprendió porque le pareció "un hombre muy elegante".

"Armada era la plana mayor del Rey"

Según Tejero, Armada le dijo que era una operación nacional, apoyada por el Rey, "y me ordenó que todo fuera incruento, que tenía que entrar en el Congreso al grito de 'viva el Rey' y que él estaría en la Zarzuela ya que, como su majestad era muy voluble, así podría sujetarle".

El teniente coronel procesado afirmó que Armada le habló de la formación de un gobierno militar provisional y que todos los contactos los debía realizar con Milans. "Me aseguró también que Aramburu Topete, director general de la Guardia Civil, y Rodríguez Toquero, jefe del estado mayor del cuerpo, estaban en la operación".

Añadió Tejero que luego supo que el piso donde habló con Armada estaba en la calle del Pintor Juan Gris.

-Fiscal: ¿Qué misión tenía, a su juicio, el general Armada?

-Tejero: Para mí era la plana mayor del Rey destacada en la operación.

-Fiscal: ¿Podríamos decir que Armada era la cabeza de águila política y Milans la cabeza de águila táctica?

-Tejero: Sí... pero Milans supeditado a la otra cabeza es lo que no me gustaba...

- Fiscal: ¿Por qué? ¿Porque es usted más táctico que político?

-Tejero: No soy político, mi general.

El teniente coronel siguió diciendo, a preguntas del fiscal, que la contraseña duque de Ahumada se la dio Armada en la reunión de la calle del Pintor Juan Gris para que, a quien la pronunciara, se le dejara entrar en el Congreso y dirigirse a los parlamentarios. Agregó que estaba convencido de que la consigna era para entrar en el hemiciclo, no en el palacio del Congreso, ya que otros militares habían podido hacerlo durante esa noche sin dificultades. Dijo también que muchos de esos militares, "que han declarado ahora bobadas", entraron en el palacio diciendo "viva España, ya era hora".

Preguntó el fiscal si alguien le había mandado parar la operación, siendo así que, al parecer, Armada le dijo a Milans el día 22 que a Tejero ya no se le podía parar. El teniente coronel respondió que no. "SI hubieran querido pararme, con decirme que me dejaban solo o mandarme una pareja para que me detuviera...

Manchado y los autobuses

Orientó entonces sus preguntas el fiscal sobre el papel del coronel Manchado y sobre los autobuses empleados para trasladar a las fuerzas ocupantes al Congreso. Tejero dijo de Manchado que no le visitaba mucho por no comprometerle, "porque imaginaba que sería seguido", y que le puso muchísimas objeciones cuando le pidió hombres para "'realizar un servicio . "Hasta el punto", añadió, "de que cuando fui al Congreso me quedé descansado. Después de las conversaciones con el coronel Manchado y conel capitán Abad, lo del Congreso no tenía ninguna importancia ya".

Tejero siguió (declarando que los autobuses utilizados los tenía desde hacía algún tiempo en Fuenlabrada, que los había comprado a nombre de su mujer y que se había inventado una historia para que no sospecharan de él cuando efectuara la compra ni le reconocieran. Falsificó la firma de su esposa en los documentos de compra y, como en un momento determinado se necesitaba la presencia de ella y Tejero no quería que supiera nada, le dijo que lo que iba a comprar era un terreno y le pidió que le hiciera un poder. Aseguró Tejero que los dos millones y medio que le costaron los autobuses eran de su esposa.

Continuó diciendo el procesado que, en la mañana del día 23, pidió al coronel Manchado seis conductores del Parque de Automovilismo de la Guardia Civil y el coronel le respondió que se los daría después de comer.A las doce y media, llegó el capitán Abad y Tejero aseguró a éste y al coronel Manchado que el servicio lo ordenaba la superioridad. "Se lo tuve que repetir dos veces". Por la tarde, cuando el capitán Gómez Iglesias, añadió Tejero, ratificó sus palabras entonces se convencieron.

El procesado indicó que avisó al capitán Muñecos, del subsector de Tráfico, que hacia las seis y media de la tarde estuviera con hombres en la plaza de Neptuno, aunque no le dijo para qué. Agregó Tejero que ordenó a Gómez Iglesias que enviara un vehículo del CESID al paseo de las Delicias para que, desde allí, condujera los autobuses hasta el palacio de las Cortes.

Tuvo que retrasar el viaje

Explicó a continuación el teniente coronel que pensaba llegar al Congreso a las seis y media pero que el embarque de los hombres en el Parque de Automovilismo fue muy rápido, razón por la cual re rasó el viaje fingiendo una avería en la calle Serrano. "Pero, como VI pasar a varios coches de la Policía Municipal cuando estaba en Serrano, dije que me iba para el Congreso y que el capitán Muñecas llegara cuando pudiera".

Tejero aseguró que los guardias que embarcaron en el parque no sabían nada, que el capitán Abad les dijo que iban a las órdenes de su jefe y que el coronel Manchado, en la arenga que les pronunció, mencionó repetidamente las palabras "corona" y "democracia". Los capitanes Bobis y Lázaro, a los que se encontró en el bar del parque cuando compraba tabaco, se unieron espontáneamente, lo mismo que el capitán Acera.

LLegados a este punto del interrogatorio -dos menos veinte de la tarde-, el fiscal solicitó que se interrumpiera la sesión para el almuerzo, pero el presidente rechazó la petición.

Siguió diciendo Tejero, a preguntas del fiscal, que él fue el primero en entrar en el Congreso, de la misma forma que había viajado el primero en los autobuses.

Relató Tejero que entró resuelto en palacio de las Cortes y observó la cara de estupor de los policías nacionales que hacían guardia en el interior, "pero no hubo", precisó, "ningún incidente con ellos". "Después", añadió, "vi en una salita a un grupo de hombres vestidos de paisano que desenfundaban sus armas, y yo hice un disparo disuasorio y seguí andando. Entré en el hemiciclo y pasé por delante de la mesa del Congreso, subí a la tribuna de oradores y me dí cuenta de que estaba sólo, que no venían conmigo los guardias. Como sabía que algunos parlamentarios llevaban armas cortas, temí que se revolvieran e hice un disparo al techo. Entonces entraron los guardias civiles y, tal y como yo les había ordenado, dispararon ráfagas al techo".

La serenidad de Gutiérrez Mellado

Declaró, dentro de su relato de los primeros momentos de la toma del Congreso, que cuando vió que Gutiérrez Mellado se levantaba de su escaño, dijo a los guardias civiles que le acompañaban, que le sentaran. "Vi", afirmó Tejero, "que los guardias le trataban con respeto y, como yo no podía consentir eso, fui hacia él e intenté zancadillearle. Entonces Gutiérrez Mellado se agarró al banco azul y dijo: 'Aquí me quedo quieto', y yo me fui. Me alegro de que no cayera, no porque con él hubiera caído el honor del Ejército, que eso es una bobada como la copa de un pino, sino porque estuvo muy sereno toda la noche y era todo un hombre".

Sobre el aislamiento de los líderes políticos en otra sala apartada del hemiciclo, Tejero indicó que lo hizo "para que no le dieran la lata". Negó que les ordenara que se pusieran cara a la pared. "Yo simplemente les dije que no hablaran y algunos de ellos, voluntariamente, se pusieron en esa postura".

Explicó luego que, cuando se enteró que llegaba Aramburu Topete, salió corriendo a su encuentro porque le temía verdaderamente. Afirmó que el director general de la Guardia Civil llegó y, sin convicción, le dijo: "Vámonos, Tejero". A lo que él le respondió: "Márchese, mi general". Aramburu, dijo, se dio entonces la vuelta y se fue, "sin que nadie le apuntara con ninguna arma". Sobre la presencia en el Congreso del coronel Alcalá Gallano, dijo que desde Valencia le dijeron que le pararan, que lo detuvieran, pero que no le desarmaran.

Un golpe para "meter en cintura a la nación"

Exculpó Tejero a Carrés, del que dijo que "era amigo íntimo y nada más" y añadió que si hubieran querido tener civiles en la operación los habrían tenido, "pero ésto", señaló, "era un tema de militares". Se trataba, según declaró, de "meter en cintura a la nación y luego ya se vería lo que pasaba". Insistió en que la única misión de Carrés fue la de preocuparse, a petición suya, de tranquilizar a su familia.

A una pregunta del fiscal sobre el manifiesto redactado en el Congreso de los Diputados, que estuvo a punto de publicar El Alcázar, que el texto fue elaborado con aportaciones de casi todos los oficiales de la Guardia Civil que se encontraban en el edificio y que se les dijo que su contenido iba a ser transmitido por radio.

Segundos después de que el presidente del tribunal levantara la sesión hasta las cuatro de la tarde, Milans se acercó a Tejero y le dio un apretón de manos.

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