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Pío Baroja dejó una visión romántica y psicológica de la España del siglo XIX a través de miles de grabados y estampas

Exposición en Madrid de una colección iconográfica del escritor

"Pío Baroja tenía una visión del siglo XIX estrechamente vinculada a las contradicciones que generaron la violencia y las continuas luchas civiles. En parte por esta razón nos dejó en una amplia colección iconográfica una versión romántica y psicológica de este época". Este es uno de los aspectos que destaca el antropólogo Julio Caro Baroja, sobrino del escritor, sobre las trescientas estampas y grabados de las colecciones de Pío Baroja que se exhiben desde ayer en la sede del Banco de Bilbao (Castellana, 81) de Madrid con el título Noticia histórica del XIX Español (Política, arte, literatura y costumbre).

Según Julio Caro Baroja, depositario de esta colección que él mismo presentó ayer en Madrid, su tío comenzó a coleccionar grabados y, en general, iconografías, no sólo para tener un conocimiento más exacto de los personajes y las costumbres del siglo XIX, sino, sobre todo, para poder inspirarse en la psicología que rodeaba a estos personajes y situaciones para así, escribir con mayor conocimiento."Como resultado de estas pretensiones personales", explica Julio Caro, "Pío Baroja comenzó a construir y a acumular una iconografía histórica que, por desgracia, ahora está abandonada. A través de estas estampas nos dejó una imagen, posiblemente muy romántica, de aquella España, pero una imagen más humana que la que pretenden ahora presentar los que hacen historia sociológica. Antes se pensaba más en el hombre, en lo psicológico".

La muestra Noticia histórica del XIX Español, que tras su exhibición en Madrid será trasladada a Pamplona, recoge trescientos grabados de una colección de miles de estampas sobre temas del siglo pasado que fue formando Pío Baroja a lo largo de su vida. La mayor parte de estas estampas las comenzó a coleccionar a partir de haber escrito Las memorias de un hombre de acción. "Rebuscó", cuenta su sobrino, Julio Caro, "en las librerías del viejo Madrid, Barcelona y Málaga. Le interesaban sobre todo los materiales de la primera mitad del siglo XIX que se referían a vistas y sitios, batallas y episodios de guerra y retratos de personajes de distinta índole".

"Cuando Pío Baroja escribía sobre alguien prefería tener delante un retrato gráfico de esta persona. Lo mismo sucedía con los ambientes. Le gustaba tener un conocimiento directo de todo esto", añade Julio Caro. Esta interpretación de los ambientes y, personajes, que en definitiva era la interpretación de la historia, era distinta en Baroja que en Benito Pérez Galdós y en Ramón María del Valle Inclán, según explicó el sobrino de Pío Baroja.

"Galdós comprendió bien los ideales de la burguesía liberal pero todo lo miraba desde un cliché madrileño y centralista, por eso no acertaba a ver los problemas y personajes de la periferia con una mentalidad que no fuera la madrileña. Valle Inclán, por su parte, presentó una visión espérpentica de los problemas; de España con un estilo que probablemente está ahora de moda, aunque, curiosamente, Valle Inclán era carlista.

La postura de mi tío fue la de reflejar las contradiccciones provocadas por las constantes luchas civiles y de señalar la importancia de la acción".

Pío Baroja se concentró en la colección de estampas que recogían sucesos a partir de la Revolución Francesa y posteriormente fue adquiriendo iconografía de la Guerra de la Independencia, la vuelta de Fernando VII, el absolutismo y el liberalismo. La mayor colección se refiere al período de Isabel II y a las guerras carlistas, y menos abundantes son las estampas relativas a la guerra de Africa y a la época de don Amadeo de Saboya.

Según Caro, los estudios de iconografía han decaído en España después de que pasaron por una época de esplendor, antes de la guerra, cuando se contaba con las actividades de la Junta de Iconografía. "Hoy estamos muy lejos de formar una iconografía del siglo XIX español, como de otras empresas colectivas; el "nosotros" se emplea no para acciones culturales eficaces sino para molestar individuos y a grupos.

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