Concierto para escolares en el Palacio Real

Dentro del Ciclo de Música de Cámara que patrocinan los Reyes de España y organiza el Departamento de Música de la Universidad Autónoma en colaboración con el Patrimonio Nacional, se celebró en el Salón de Columnas del Palacio Real una sesión tan significativa como inusual. Para escuchar un breve programa del Cuarteto del Mozarteum de Salzburgo, se desplazaron al Palacio de Oriente doscientos niños y adolescentes procedentes de las escuelas y centros de enseñanza madrileños.Estaba presente Televisión Española, que transmitió la velada directamente. Tras unas palabras de la presentadora, Clara Isabel Francia, el catedrático de Música, José Peris, comentó escuetamente las obras y autores del programa y subrayó la intención del acto: "Asegurar en la vida de los adolescentes, más allá de las aulas, una presencia efectiva y vívida de la música".

Con la Reina Doña Sofía, el Príncipe de Asturias y las Infantas en la presidencia y la compañía de un grupo de invitados, la juvenil audiencia siguió con gran interés una serie de páginas cuartetísticas de Haydn, Schubert y Mozart: dos tiempos del cuarteto Los pájaros, al adagio de El emperador, o. sea, el himno austriaco y la célebre serenata del Cuarteto en fa mayor, de Haydn, escuchamos el Andante del cuarteto Rosamunda, de Schubert, y la Pequeña música nocturna, de Mozart.

El Cuarteto del Mozarteum que forman Karlheinz Franke y Josef Smola, violines; Jiri Pospichal, viola, y Henrich Amminger, violoncelo, tan familiarizado con los pentagramas de la gran trinidad de compositores austriacos, expuso -como en otras ocasiones- cada una de las obras con más gracia que perfección, pero, indudablemente, con una fuerza comunicativa que llegó a la singular audiencia cuyos aplauso obligaron a los instrumentistas salzburgueses a un par de bises.

Los Stradivarius de la corte

Además debe anotarse que el cuarteto del Mozarteum tocaba los instrumentos, verdaderamente únicos, que fabricara Stradivarius para la corte de España entre los años 1687 y 1696, piezas de tanta calidad sonora como belleza decorativa gracias a las ornamentaciones pintadas e inscrustadas. Como escribe el poeta y catedrático Jaime Ferrán, "el sueño del artesano cremonense cobró vida una vez más y sale al encuentro del pueblo que lo inspirara".Por muchas razones, el concierto tenía carácter de iniciación: por la sencillez y medida de las páginas seleccionadas y porque hace presagiar nuevas manifestaciones análogas. Una sesión atípica, en suma, desarrollada en un ambiente en el que se fundieron simplicidad y nobleza como espontánea fórmula de suprema elegancia.