Los secuestradores del avión tanzano exigen en Londres entrevistarse con lord Carrington

Los cuatro secuestradores del avión de Air Tanzania -con más de noventa pasajeros a bordo- tras recorrer 7.000 kilómetros en el aparato del que se habían apoderado en la tarde del viernes en Tanzania, exigieron ayer, poco antes de aterrizar en el aeropuerto de Stansted, a unos cincuenta kilómetros al norte de Londres, entrevistarse con el embajador de Tanzania en Londres, con el ministro británico de Asuntos Exteriores y con Oscar Cambona, ministro que rompió con el presidente Julius Nyerere en 1966.

El avión fue inmediatamente rodeado por fuerzas de la policía, si bien no se preveía la intervención del Ejército.Los secuestradores, según algunos informes, pertenecen al Movimiento Revolucionario de Tanzania, un grupo hasta ahora desconocido que pide la dimisión del presidente Julius Nyerere, al que califican de "fascista" y del que critican sus lazos con el régimen surafricano.

La policía, sin dar ningún detalle, se mantenía en alerta después de que el Boeing 737 se hubiese detenido en una pista aislada, lejos de la terminal de Stansted, dónde el avión aterrizó a las 14,35 (15,35 hora de Madrid) de ayer. El ministro del Interior, William Whitelaw, regresó apresuradamente a Londres para coordinar la operación y las negociaciones. Siete ambulancias permanecían esperando en las cercanías del aparato.

Esta aventura, de incierto desenlace, ha llevado a los pasajeros y sus secuestradores a través de más de 7.000 kilómetros. El avión fue secuestrado el viernes poco después de despegar de Muanza, en el norte de Tanzania, dirigiéndose posteriormente a Nairobi, la capital de Kenia, donde los secuestradores pusieron en libertad a tres mujeres y dos niños.

El avión despegó a continuación con destino a Arabia Saudí y a Atenas, donde aterrizó para repostar. Allí, los secuestradores dejaron en libertad a los que, según dijeron, eran los únicos pasajeros de nacionalidad no tanzana. Uno de ellos, el misionero belga Michel Piquet, señaló que los cuatro secuestradores se subieron al avión con mujeres e hijos como pasajeros normales.