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José López Rubio, nuevo académico de la Lengua

El dramaturgo de 79 años ocupará el sillón ñ minúscula

El dramaturgo José López Rubio, de 79 años, fue elegido ayer académico de la Real Academia Española y ocupará el sillón ñ minúscula, de nueva creación. Resultó elegido en la tercera votación, con quince votos, frente a los otros dos candidatos, el escritor Francisco García Pavón, que obtuvo seis votos, y el dramaturgo y director Francisco Nieva, que consiguió cinco votos. El nuevo académico había sido propuesto por Camilo José Cela, Manuel Halcón y Fernando Lázaro Carreter.

El secretario perpetuo de la Real Academia, Española, Alonso Zamora Vicente, comentó que la elección de José López Rubio suponía la incorporación a la Academia de un hombre con mucha experiencia en el mundo del cine y del teatro. Respecto al significado de esta nueva incorporación, señaló que la institución tiene que hacer de balance entre las nuevas corrientes y las tendencias ya consagradas.José López Rubio, natural de Motril (Granada), recibió anoche la noticia en su domicilio de Madrid cuando se reponía de una herida leve en la frente, sufrida a consecuencia de una caída. Manifestó que significaba una inyección de alegría casi al final de una vida de trabajo, después de sesenta años de dedicación literaria en el teatro, el cine, el periodismo y la televisión.

"En la Academia se trabaja en equipo y se reparten las tareas Soy un novato y mi aportación seguramente será llevar mi experiencia en el cine y el teatro, sobre todo en la actualización del vocabulario de cine, que está lleno de palabras extranjeras. En este sentido puedo llevar mi experiencia en todo aquello que se puede hacer con una pluma en la mano. He hecho de todo, he recibido premios nacionales de cine, teatro y televisión, y mis comedias se han traducido hasta en Finlandia".

Volver a los escenarios

La última pieza teatral de López Rubio estrenada en España fue El corazón en la mano, en 1973. Anoche anunció que quiere volver a los escenarios con un tipo de comedias renovadas, "volver al teatro como una despedida". También tiene firmado un contrato para el montaje en Nueva York de su obra La venda en los ojos, que obtuvo en 1954 el premio nacional de Teatro.Su identificación con el género de comedia se inicia con su formación literaria. Su biblioteca, con diez mil títulos, y las treinta mil fichas de teatro español, es la donación personal que ha realizado al Ministerio de Cultura. Señala que la comedia sigue vigente y tiene su público, como prueba la actual cartelera madrileña.

En cuanto a su dedicación al cine, recuerda los siete años de permanencia en Hollywood, junto con Edgar Neville y Jardiel Poncela, para trabajar en los diálogos de películas. Guionista y director, intervino en varias adaptaciones literarias, como Eugenia de Montijo y La Malquerida, de las que no se muestra satisfecho.

Aunque no tenía previsto el tema de su discurso de ingreso, " como soy andaluz igual no me daba suerte", adelanta que tocará el teatro de humor "en la otra generación del 27", en sus compañeros Mihura, Jardiel, Tono, Casona, "una generación muy unida en la amistad y en el teatro".

Francisco Nieva, candidato que elogia López Rubio al decir que es, con Antonio Gala, "las dos figuras más importantes del teatro actual", se encontraba en el teatro María Guerrero en el montaje de su obra Coronada y el toro en el momento de la elección. "López Rubio es una persona muy merecedora de pertenecer a la Academia, ya que marca toda una época del teatro en España, un teatro de mucho interés escrito por una generación de la que hemos aprendido los autores siguientes. Tarde o temprano la Academia se renovará con nombres nuevos".

Francisco García Pavón, el tercer candidato que había sido propuesto por Miguel Delibes, Manuel Alvar y Emilio Alarcos Llorach, piensa que López Rubio "tiene cualidades de sobra para ser académico ya que su teatro fue importante", "pero llega demasiado tarde". "Esta elección no ha sido ninguna sorpresa".

Para Fernando Lázaro Carreter, uno de los académicos que propuso a López Rubio, "la Academia no podía olvidarse de la generación 'cosmopolita' de Mihura, Jardiel Poncela o Tono, que intentaron hacer un teatro que rompía los moldes mojigatos de entonces. López Rubio era el último de esta generación".

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