_
_
_
_

El deterioro económico de Sudán pone en peligro su estabilidad política

El grave deterioro de la situación económica en Sudán y las drásticas medidas decididas por el presidente Gaafar el Numeiri han provocado una oleada de descontento que pone en peligro la estabilidad política de un país situado en una estratégica y convulsionada zona mientras aumenta la tensión entre el Gobierno central de Jartum y la región autónoma del sur.Este panorama inquieta a los países occidentales, conscientes de la importancia estratégica de un Estado africano como Sudán que tiene como vecinos dos regímenes estrechamente vinculados a la URSS: Libia y Etiopía. Estos temores por la estabilidad sudanesa se hicieron patentes tras el asesinato del presidente egipcio Anuar el Sadat, en octubre del pasado año.

En esta ocasión, Numeiri denunció un proyecto libio de invasión, y aunque Estados Unidos no creyó demasiado en ello, incluyó a Sudán en las importantes maniobras celebradas en la zona en noviembre pasado y concedió al régimen de Jartum una ayuda militar para este año que se eleva a cien millones de dólares (cerca de 10.000 millones de pesetas).

Los grandes proyectos de desarrollo elaborados hace diez años han sido abandonados en su mayor parte o revisados profundamente.

Para colmo, el país sufre los errores de un plan de desarrollo que fue mal planteado en sus orígenes y que, a partir de 1973, se ha visto socavado por el aumento de los precios petroleros. Los transportes, fundamentales en un país de las enormes dimensiones de Sudán, se encuentran en un lamentable estado. Los cuadros formados en el país han emigrado a los Estados cercanos, especialmente a los productores de petróleo, en búsqueda de mejores salarios. Lo mismo han hecho 800.000 trabajadores.

Como contrapartida de esta sangría, Sudán recibe oleadas sucesivas de refugiados que huyen de los conflictos de países vecinos (Chad, Uganda, Etiopía).

Para tratar de remediar la situación económica del país, Numeiri recurrió a drásticas soluciones a finales del pasado año: cambio de Gobierno en noviembre, aumento progresivo de los precios petroleros y de los alimentos de primera necesidad y devaluación de la libra sudanesa.

Estas subidas provocaron manifestaciones en la ciudades más importantes. En Jartum, la represión de estas protestas costó la vida a tres personas.

Los disturbios provocados por estas medidas de relanzamiento económico han colocado a los dirigentes del país en una situación delicada. Al inaugurar a mediados de enero una reunión en la que participaron jefes militares, el Gobierno y el Buró Político de la Unión Socialista sudanesa, Numein volvió a plantear su dimisión, que fue nuevamente rechaza da. Por primera vez en Sudán, unos disturbios eran provocados por una crisis económica, y no por rivalidades políticas.

Estas dificultades para el régimen sudanés se producen cuando las relaciones entre Jartum y la región autónoma del Sur atraviesan una nueva fase de tensión. En un país de mayoría musulmana, el sur está habitado predominantemente por etnias negras de religión animista y cristiana.

Esta región conoció una rebelión armada contra Jartum, que concluyó con los acuerdos de Addis Abeba de 1972, por los que el Gobierno central concedió una amplia autonomía al Sur. Pero la división de la zona en tres provincias y la disolución del Gobierno regional, decidida en noviembre por Numeiri, han dado pie a la corriente autonomista.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_