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Acercamiento de posturas estre norteamericanos y europeos sobre la estrategia para superar la crisis

Las distintas posiciones europea y norteamericana sobre estrategia comercial e industrial para salir de la crisis económica, que tanto han contribuido a tensar las relaciones bilaterales en los últimos años, se aproximaron ayer en el simposio de Davos (Suiza) en torno al objetivo global de proseguir la liberalización del comercio mundial; pero se enfrentaron, una vez más, en lo referente a las tácticas defensivas aplicadas por cada país unilateralmente.

Guido Carli, presidente de la Asociación de Industrias de la Comunidad Económica Europea (UNICE), acusó a Estados Unidos de provocar con su política actual la tentación, generalizada entre las naciones industrializadas más débiles, de adoptar sus propias medidas contra el sistema de libre comercio. Sin embargo, el embajador William E. Brock, representante de la Administración Reagan, hizo un llamamiento -calificado cínicamente por algunos empresarios políticos europeos como la oración de la mañana- para que los 87 Gobiernos que van a participar en la reunión ministerial del Acuerdo General sobre Aranceles Aduaneros y Comercio (GATT), que tendrá lugar el próximo noviembre en Ginebra, ,sea el principio de una nueva era de progreso y prosperidad, y no una ceremoniosa confirmación del statu quo".La tensión existente en las relaciones económicas europeo-norteamericanas y de ambas regiones con Japón resulta bastante ostensible aquí en Davos, en el transcurso de las discusiones que los quinientos empresarios y políticos mantienen en grupos reducidos y con carácter confidencial desde el pasado viernes. No obstante, los debates públicos del European Management Forum, fundación sin fines lucrativos, organizadora del simposio de Davos hace doce años, ofrecen diariamente una imagen mucho más suavizada y dulce de tales enfrentamientos.

El representante de los empresarios del Mercado Común, Guido Carli, no tuvo reparos, sin embargo, en atacar duramente la política económica seguida por Estados Unidos. "Es lamentable", dijo el doctor Carli en la sesión plenaria de ayer, lunes, "que las autoridades monetarias norteamericanas hayan traicionado el acuerdo adoptado en 1975 en el Fondo Monetario Internacional para prevenir las especulaciones excesivas contra la tendencia al equilibrio en el valor de las monedas. Las divergencias entre los tipos de interés en Estados Unidos y del Sistema Monetario Europeo han generado movimientos de fondos que han desestabilizado los tipos de cambio".

La política monetaria norteamericana ha propagado sus efectos al resto del mundo, insistió Guido Carli, quien recordó la posición norteamericana en la cumbre de Ottavva (Canadá) de julio de 1981 en favor de la restricción monetaria.

Cada monetarista para si mismo fue el lema norte americano, bautizado aquí por Edward Heath, presidente del simposio de Davos, como monetarismo insular, dentro de la nueva sociedad de los tipos de interés que trata de instaurar el presidente Reagan. "Qué gran cambio", señaló Guido Carli, "si lo comparamos con el espíritu de los acuerdos de Bretton Woods".

Dentro de la tónica general de esta asamblea empresarial -en cuyos entreactos se firman multitud de acuerdos y negocios entre empresas y Gobiernos por los pasillos-, los europeos han vuelto a cantar las excelencias del libre mercado y a criticar la participación del Gobierno en la economía, así como las políticas de redistribución de riqueza. "Las políticas que ponen su énfasis en la redistribución de la riqueza", manifestó ayer el representante de los patronos europeos, "tienen el efecto de limitar las oportunidades de trabajo a largo plazo. Ninguna sociedad puede sobrevivir", añadió Carli, "cuando el equilibrio entre productores y no productores se rompe en detrimento de los primeros".

Cambiar las reglas como salida

El representante norteamericano, embajador Brock, señaló que "el problema actual es que cada país se siente tentado unilateralmente a cambiar las reglas comerciales como salida a la crisis económica. Cada nación quiere los beneficios a largo plazo de pertenecer al sistema de comercio internacional, pero al mismo tiempo quieren tener el lujo y la licencia de cambiar las reglas cuando lo consideran necesario para su particular interés, sin atender a las consecuencias que ello tiene para los demás".

Durante los últimos 35 años, la liberación del comercio mundial se ha basado con éxito en la reducción de las tarifas aduaneras, pero ahora demasiados Gobiernos -según el embajador Brock- han desarrollado un nuevo sistema sofisticado de barreras no aduaneras. La clave para el futuro del comercio mundial la fundamentó William Brock en la positiva reacción de los Gobiernos para atender colectivamente estos problemas en la próxima reunión ministerial del GATT, de noviembre de este año, a la que atribuyó una enorme importancia, sobre todo en la liberalización de los mercados de capitales y de servicios.

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