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La sugestión visual

Por ser noruego, tengo mucho interés en ver las soluciones dramática y escénica adoptadas en el próximo estreno de una obra clave de mi compatriota, Henrik o Enrique lbsen, en versión de su colega Antonio Buero Vallejo.Espero que el adjetivo elegido por don Antonio para el título de la obra, "silvestre" en vez del acostumbrado "salvaje" (carencia de domesticidad), quedará impreso en futuros manuales que traten la obra ibseniana, por estar mucho más cercano a la idea del autor. No se trata en esta obra de seres salvajes, sino que el título alude a seres fieles a sus instintos naturales, agrestes, rústicos, carentes de influencias y comportamientos ajenos a sus propias vivencias.

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El Centro Dramático estrena hoy en Madrid 'El pato silvestre' de lbsen

Casa de muñecas tuvo su estreno mundial en el Teatro Real de Copenhague el 21 de diciembre de 1879, y Espectros lo fue en el teatro Aurora Turner Hall, de Chicago, el 20 de mayo de 1882. Desde 1864 hasta 1891, catorce años antes de su muerte, ocurrida en Oslo el 23 de mayo de 1906, lbsen vivió la mayor parte de ese tiempo, altamente creativo, fuera de Noruega.

Con El pato silvestre inició lbsen una serie de obras que comprende Rosmershol, (1886); La dama del mar (1881) y termina con Hedda Gabler (1890); todas ellas vestidas de un simbolismo, a veces, superior a la entidad real de sus personajes. Pero la descripción psicológica se superpone siempre a las declaraciones ideológicas, tan presentes en sus obras anteriores como, por ejemplo, en Pilares de la sociedad (1877); Casa de muñecas (1879); Espectros (1881) y Un enemigo del pueblo (1882). La obra que ahora se va a estrenar en España, El pato silvestre, es considerada una obra cumbre dentro del teatro del naturalismo.

No quiero entrar en ningún tipo de polémica con el director de la obra, señor Alonso, pero me sorprenden sus declaraciones, publicadas en una entrevista en este mismo periódico, en el suplemento Artes del sábado día 18 de enero, donde dice lo siguiente: "Hay personajes muy simbólicos y personajes muy realistas (en El pato silvestre) y la gran complicación para nosotros ha sido dar unidad a estos elementos tan dispares, que pueden chocar entre sí".

No entiendo cuáles son los personajes simbólicos de la obra, porque el simbolismo está en ésta, como en las otras obras de la misma serie, en lo que se ha venido a llamar la técnica de la sugestión visual de Ibsen. Hay un simbolismo en muchos de los elementos visuales presentes en el escenario o en los diálogos entre los personajes, pero éstos en sí no tienen ninguna función simbólica.

En El pato silvestre y en su obra posterior, como la ya conocida en España y perteneciente a la misma serie, Hedda Gabler, los personajes son netamente naturalistas, y como tal están construídos, aunque en función de los elementos simbólicos presentes en el entorno escenográfico, tan minuciosamente descrito por el dramaturgo. El propio pato silvestre jamás se ve sobre el escenario, según las notas dejadas por Ibsen, aunque está omnipresente en todos los momentos claves del diálogo, como elemento simbólico, a la vez ilustrativo y explicatorio de la intriga.

En Hedda Gabler, la sugestión visual queda incorporada al mismo decorado, desde el retrato del padre de Hedda, el general Gabler, sobre la chimenea donde Hedda quema el manuscrito de su amor perdido. Las pistolas de su padre es otro elemento simbólico que tiene, a su vez, una función esencial dentro de la trama y el desenlace de la obra. También en otras obras (le esta serie se encuentra la misma técnica, llegando Ibsen a decidir sobre el color del vestuario de sus personajes, al igual que construye sus apellidos dándonos su razón de ser dentro de la trama, sutileza que puede perderse a través de una traducción.

El dramaturgo fue consciente de los problemas que implicaría una versión de El pato silvestre en una lengua extranjera y dice en una carta fechada en 1891: "El pato silvestre presenta problemas muy particulares cara al traductor, porque hay que ser muy buen conocedor de la lengua noruega para llegar a entender hasta qué punto cualquier personaje, en la obra, tiene una forma de expresión individual y particular, por la cual se llega a explicar el grado de cultura de cada uno de ellos. Cuando habla Gina, por ejemplo, se nota en seguida que ella jamás ha estudiado gramática 37 que tiene sus raíces en las bajas capas de la sociedad. Y así, de diversas formas, les ocurre a todos los demás personajes. La tarea del traductor no es, en esta obra, nada fácil de resolver".

Dos datos biográficos del autor son, para mí, imprescindibles de conocer para entender la riqueza de El pato silvestre. El padre de Ibsen fracasó como negociante teniendo que vender sus propiedades en una subasta pública en 1835, cuando lbsen tenía siete años. El desplazamiento social que implicó la bancarrota de su padre en una sociedad marcada por una moral de dependencia del status social y económico, marcó al joven Ibsen y tiene connotaciones en toda su obra.

Y un hecho, todavía más traumatizante para él y silenciado por casi todos sus biógrafos, incluso hoy, es el nacimiento en 1846 de su hijo ¡legítimo, mientras trabajaba como mancebo en una farmacia de Grimstad. Las consecuencias de ser padre de una criatura fuera del matrimonio, en Noruega y en esa época, obligándose a pagar una subvención a la madre durante casi quince años, unido a los recuerdos, poco gratos, del fracaso paterno y las malas relaciones constantes con su padre, dejaron huellas en él, y son parte de la intriga de El pato silvestre.

Einar Jenssen es corresponsal del diario Morgenbladet, Oslo.

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