Helmut Schmidt acusa a la Union Soviética de ser la principal responsable de los sucesos de Polonia
El Parlamento federal alemán (Bundestag) aprobó ayer en Bonn, con los votos de la mayoría gubernamental, de socialdemócratas y liberales (SPD-FDP), una resolución sobre Polonia, en la que se aprueba la continuación de la ayuda humanitaria, incluidos alimentos, "al pueblo polaco y apoya la concesión de ayuda económica y financiera, tan pronto como se den las condiciones previas".
El canciller federal, Helmut Schmidlt, atribuyó a la URSS la principal responsabilidad de la represión política en Polonia, para rehusar a continuación tomar la iniciativa de dictar sanciones económicas contra Moscú.Al mismo tiempo, el Bundestag rechazó la moción de la oposición democristiana, que pedía la "suspensión de la ayuda, mientras dure la opresión del régimen actual" y la aplicación de una escalada de "adecuadas medidas políticas, económicas y financieras contra la Unión Soviética".
El pasado 18 de diciembre sí fue posible conseguir una resolución conjunta de todo el Bundestag sobre Polonia. Ayer, en cambio, se produjo un enfrentamiento entre el Gobierno y la oposición, más concretamente entre el canciller federal, el socialdemócrata Helmut Schmidlt, y el líder de la oposición democristiana, Helmut Kohl.
Schmidt intentó demostrar que entre el Gobierno de Bonn y los aliados occidentales no existen diferencias fundamentales, y se refirió expresamente a la coincidencia con el presidente norteamericano, Ronald Reagan, en continuar la ayuda humanitaria a Polonia.
Rigidez comunista
El canciller se opuso a que la crisis polaca, "que demuestra la rigidez del régimen comunista", se convierta en una crisis de la alianza occidental.
Schmidlt denunció que la situación en Polonia no ha sufrido una evolución positiva y la ausencia de señales que indique una mejoría. El canciller insistió en que los aliados pueden mantener su confianza en la República Federal de Alemania (RFA). Escenas tumultuarias se produjeron en el momento en que el canciller pasó a defenderse de los ataques recibidos en los últimos tiempos, y acusó a la oposición de provocar con su postura que viejos nazis escriban cartas injuriosas contra rusos, polacos y contra el Gobierno federal.
El canciller alemán fue muy crítico también con respecto al Gobierno polaco del general Wojciech Jaruzelski, al que acusó de no haber cumplido sus promesas de reemprender el camino de las reformas políticas y económicas en su país.
El líder de la oposición, Kohl, acusó a Schmidt por "su política oportunista, que hizo perder el capital de confianza ganado por la RFA en los últimos treinta años" . A base de citas de Prensa, Kohi acusó a Schmidt de dañar el prestigio nacional, habló de "tragedia de la OTAN" provocada por el Gobierno y sacó a relucir el fantasma de la "finlandización".
Khol atacó también al presidente de la socialdemocracia, Willy Brandt, a quien acusó de haber tomado partido en la guerra de España, de haberse arrodillado ante el gueto de Varsovia, pero de haberse callado ahora ante Polonia, por detrás incluso de las posiciones de varios partidos comunistas y en vecindad con el Partido Comunista francés.
El ministro de Asuntos Exteriores y presidente del Partido Liberal, Hans-Dietrich Genscher, se mostró escéptico sobre la evolución de Polonia desde el pasado 13 de diciembre, y pidió una señal de Varsovia. Genscher dijo también que en la situación actual, una recaída en la "guerra fría" tendría una repercusión "en primer lugar sobre nosotros" y sobre los alemanes de la República Democrática Alemana.
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