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La Fundación Santillana hace balance de su primer año de actividades

Presenta sus proyectos para los próximos meses

Cinco importantes exposiciones, tituladas Menéndez Pelayo y sus relaciones con la casa de AIba, El entorno familiar y cultural de Concha Espina, El mundo de los Baroja, Arte y cultura del Cuzco y Pintura de Adolfo Estrada, han sido programadas por la Fundación Santillana para los meses de julio y agosto de este año. Jesús de Polanco, presidente de la Fundación, cuya sede se encuentra en la Torre de Don Borja, situada en la plaza Mayor de Santillana del Mar, aprovechó la presentación de las citadas actividades para realizar balance del trabajo desarrollado por la fundación desde su inauguración el verano pasado.

La primera exposición de la temporada de invierno de la Fundación Santillana, inaugurada el pasado sábado, reúne, bajo el título de El arte de la cerámica en Cantabria, la obra de los ceramistas Isabel Garay, Julio Ubalde y Víctor González, Miguel Vázquez y Miguel González.Coincide esta exposición con la titulada Etnología cántabra en la obra de Mauro Muriedas, inaugurada en diciembre pasado, y que se ha visto prorrogada durante el presente mes, debido a las peticiones cursada por numerosos centros docentes de la región para poder visitarla. En este sentido, la fundación dio a conocer el número de visitantes registrados en el período comprendido entre los meses de octubre y diciembre, y que superan las 10.000 personas, de las que 2.500 fueron. escolares.

Las exposiciones organizadas por la Fundación Santillana para la temporada de invierno abarcarán, además de la ya inaugurada, dedicada a los principales ceramistas cántabros, la pintura de Pedro Sobrado, en el mes de febrero; en marzo, Historia de Cantabria en sus documentos, en colaboración con el Centro de Estudios Montañeses, la Institución Cultural Cantabria y la Diputación Provincial; en abril, homenaje a Julio Palacios, coincidiendo con el centenario de este importante físico español, y finalmente, en mayo, y en colaboración también con el Centro de Estudios Montañeses, una exposición dedicada a los Linajes de Santillana del Mar, con abundante documentación en torno a algunas de las más significativas familias de la villa cántabra.

La Fundación Santillana fue presentada al público en febrero del año pasado, si bien su actividad se inició en julio del mismo año. A lo largo de los dos meses de verano, la fundación dedicó exposiciones a María Blanchard, Juan Ramón Jiménez y Eugenio d'Ors, en sus centenarios, y a la Escuela de Altamira, así como a los artistas Joan Miró, Llorens Artigas y Angel Ferrant. Igualmente se exhibió una importante colección bibliográfica del marqués de Santillana.

Esta entidad fue constituida oficialmente en 1980. Nació «para contribuir al desarrollo de la educación y formación profesional en España e Iberoamérica, investigar y experimentar métodos, técnicas y medios de enseñanza, y cooperar con la comunidad internacional» en las mencionadas actividades.

Trabajo colectivo

La puesta en marcha de esta entidad supuso hace un año el relanzamiento de la villa del marqués de Las Serranillas. Su sede principal se halla en la Torre de Don Borja, que fue restaurada, conjuntamente con sus edificios laterales, para este propósito. En el acto inaugural de sus actividades, Jesús de Polanco puso de manifiesto cuáles eran los tres objetivos de la fundación.El primer campo de actuación iba a referirse a la región de Cantabria, «no sólo porque muchos de los que promovemos esta fundación somos de aquí, sino también porque Castilla tuvo su cuna en esta tierra». Un segundo nivel de actuación comprende a la nación entera, « porque la Fundación Santillana es una fundación española que pretende abarcar el conjunto de la cultura del país».

La Fundación Santillana nació «como el resultado de un trabajo colectivo, de un grupo reducido de personas que creemos que en esta vida es más importante la obra bien hecha que las compensaciones económicas».

Una de las iniciativas más interesantes de la fundación fue la puesta en marcha de una exposición que revitalizó el espíritu de la llamada Escuela de Altamira, que a finales de los años cuarenta supuso un gran impulso para la vanguardia estética española.

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