La narrativa valenciana marca nuevos estilos dentro de la literatura catalana, según Rafael Ventura
Entrevista con el ganador del Premio Andromina
Ambit Perdurable, la novela ganadora del Premio Andromina de Narrativa, dentro de los Premios Octubre -en lengua castellana- del presente año, acaba de ser publicada por la editorial valenciana Tres i Quatre, que promueve los Octubre. Su autor es Rafael Ventura Meliá, de 34 años y nacido en Riola (Valencia). Durante este año ha obtenido también el Premio Jordi, de Sant Jordi de poesía, con su libro Igual vol dir Italia, y quedó finalista del Premio de la Crítica de poesía, que promueve el Ayuntamiento de Valencia, obtenido por Vicent Andrés Estellés.Ventura Meliá, que ya había quedado finalista del Premio Andromina en 1972 y que está en posesión del Premio Huguet por su novela corta La darrera tornada, ha hecho unas declaraciones a EL PAIS acerca de Ambit perdurable, que es su única novela publicada hasta el momento.
Pregunta. Aunque no las haya publicado, sin duda ha escrito usted anteriormente otras novelas.
Respuesta. Ambit perdurable es en realidad mi tercer libro de narrativa. Mi primera novela en catalán se titula Atzucac y estuvo a punto de ser publicada por la editorial Nova Terra, aunque al final me quedé con el contrato en la mano. Pronto se publicará en castellano bajo el título Ni de noche ni de día. Luego escribí un libro de narraciones cortas que se llama El cami sense tornada. Una de esas narraciones, La darrera tornada, consiguió en 1974 el Premio Huguet. Eso me animó un poco y me puse a escribir una novela. Ha cambiado desde entonces tres veces de título y muchos más de piel. Al principio tenía mucho monólogo interior, con mucha rememoración de la infancia y una gran cantidad de ácido vitriólico para la familia. En una última redacción, hecha este año, acabó por llamarse Ambit perdurable. Ahora creo que es más fluida y cómoda para el lector.
P. ¿Es, en alguna medida, autobiográfica?
R. Es una novela-novela y sólo se puede leer como tal, en el terreno de la ficción, aunque tenga referencias reales. No tiene la sencillez ni la inmediatez de una obra autobiográfica, y eso creo que se lo debo a Beckett. La última parte del libro hubiera sido imposible sin haber leído Molloy. La novela va de Proust a Beckett, que es una de las líneas de la literatura moderna. Beckett es un poco la síntesis entre Proust y Joyce.
P. La primera persona parece la técnica más adecuada para un relato así.
R. Yo he utilizado, sin embargo, en casi toda la novela, la segunda persona, como Arrabal en Baal Babylone, o Butor en La modification, aunque se parece más a la primera.
Temas valencianos
P. ¿Qué influencias de autores valencianos tiene la novela?R. Supongo que los críticos verán más las similitudes, aunque yo veo más las diferencias. Este Ebro lo escribí cuando prácticamente había sólo dos novelas de valencianos publicadas en catalán, y no guarda ninguna relación con ellas. Yo me decanto hacia una línea más cosmopolita, más en la línea de Vilallonga o Rodoreda. Por desgracia, los escritores jóvenes valencianos, mallorquines o catalanes son bastante decepcionantes.. Hay quien dice que con quien tengo parentesco literario es con Terence Moix. Me parece un poco sorprendente, porque él es de Las Ramblas y yo de un pueblecito.
P. Parece que la literatura escrita por valencianos está muy marcada por temas referentes al País Valenciano.
R. Tal vez eso ocurra en los casos de Lozano, Fernández y Ferrán Cremades, pero no, por ejemplo, en el de Josep Lluis Seguí. Yo intento buscar un camino intermedio: utilizar elementos de aquí, pero, pasando de la anécdota a la categoría, escribir mito.
P. Los escenarios de la novela no tienen nombres reales.
R. En realidad se desarrolla en la comarca valenciana de la Ribera Baja, en Requena, en el Pirineo aragonés y en Teruel, pero están cambiados los nombres geográficos. El final transcurre en un pueblo pesquero que ahora es turístico, que tiene un volcán y al que he añadido un teatro romano que, en realidad, está en otro sitio. A la capital le llamo Tyris, que es el antiguo nombre de Valencia, y en ella he situado la montaña de Santa Bárbara, sobre la que he colocado el monasterio de El Puig. Esa es una técnica que utilizó Faulkner en el Sur. Cuando hablo de Ambit perdurable me refiero a un mundo mítico; desearía ser suficientemente creativo y no conformarme con ser cronista de la realidad.
P. ¿Cuál es su opinión sobre la narrativa en catalán en el País Valenciano?
R. Hasta ahora no pasaba de ser una serie de primeros libros muy titubeantes, algo incultos. Ahora empiezan a salir obras más perfectas, escritas con más oficio. Creo que dentro de la literatura catalana se distinguen e incluso marcan nuevos estilos.
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