La pintura barroco en el Buen Retiro
La traducción al castellano del libro titulado Un palacio para el Rey. El Buen Retiro y la corte de Felipe IV, de los profesores Jonathan Brown y J. H. Elliot, constituye un acontecimiento cultural de primer orden. Acaba de publicarse en Revista de Occidente y Alianza Editorial, que ha demostrado, además, una gran agilidad, al proporcionamos tan importante publicación justo al año de editarse en América con el prestigioso sello de Yale, tal y como ya hiciera recientemente con esa otra obra del propio Jonathan Brown Imágenes e ideas en la pintura española del siglo X VII.En cualquier caso, antes de tratar del libro que acaba de aparecer sobre el Buen Retiro, quiere resaltar la personalidad de sus autores, dos célebres hispanistas, una buena parte de cuya obra ya ha sido traducida a nuestra lengua. Respecto a la del historiador inglés, John H. Elliot, que ha sido profesor en las universidades de Cambridge, Londres y Princeton, recordará La España imperial, La rebelión de los catalanes, El viejo mundo y el nuevo, y su preciosa monografía sobre el Conde duque de Olivares, que tanta relación tiene con el libro que ahora nos ocupa. Del historiador del arte norteamericano Jonathan Brown, profesor actualmente en Nueva York, y especialista también en el barroco español, citaré, además de la ya mencionada Imágenes e ideas, las monografías dedicadas a Jusepe Ribera, Zurbarán y Murillo.
Precisamente cuando realicé la crítica del libro Imágenes e ideas, de Brown, destaqué la importancia que poseía como renovación de la historiografla convencional sobre el tema, ya que abordaba aspectos importantes hasta entonces poco estudiados o prácticamente olvidados, como los del coleccionismo, la iconografía y la teoría artística. Pues bien, todos ellos se hallan reunidos de manera natural en la historia de la construcción y decoración del palacio del Buen Retiro, la principal obra de mecenazgo artístico y propaganda política del Gobierno del condeduque de Olivares, el controvertido valido de Felipe IV.
Este libro es, en todo caso, apasionante y básico para el conocimiento de la ideología artística del antiguo régimen, cuyo nervio principal era la Corte. Concretamente en España, sin el conocimiento de la influencia ejercida por Carlos V, Felipe Il y Felipe IV, la historia del museo del Prado sería verdaderamente incomprensible, pues a su afición pictórica se debe la parte más sustancial de sus fondos.
El Buen Retiro fue todo un símbolo de la historia, la política y el gusto del siglo XVII español, así como un retrato del carácter, la moral y la sensibilidad del. condeduque y Felipe IV. Desmantelada la enorme fábrica que fue, hasta el punto que del conjunto original, que ocupaba una buena parte del actual barrio de la iglesia de los Jerónimos, tan sólo, se conservan: -muy reformados- el Casón, el Museo del Ejército y el Retiro, esta obra se inició a comienzo de la década de 1630, pero el grueso de la edificación se realizó en un tiempo récord, en 1633. Pobre por fuera, pero suntuoso hasta,la maravilla por dentro, el nuevo palacio atesoró más de un millar de pinturas, entre las que hay que contar importantes obras de los mejores pintores españoles y extranjeros del barroco.
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