Reagan impone duras sanciones a la Unión Soviética por su "responsabilidad" en la represión polaca
El presidente Ronald Reagan anunció anoche en Los Angeles duras sanciones contra la Unión Soviética en señal de protesta por «su responsabilidad aplastante y directa en la represión que tiene lugar en Polonia». Estados Unidos anula las licencias de exportación de material de equipo petrolero -incluido el necesario para la construcción de gasoductos-, deja en suspenso las negociaciones para renovar el acuerdo sobre la venta de cereales a la URSS, prohibe los vuelos de la compañía Aeroflot y cancela todas las licencias de exportación de material electrónico y de tecnologia avanzada.
La crisis polaca ha endurecido sensiblemente las relaciones entre Washington y Moscú, hasta el punto de que el titular soviético de Asuntos Exteriores, Andrei Gromiko, convocó ayer por la mañana en su despacho al embajador norteamericano para exigirle que su Gobierno «ponga fin a su injerencia en los asuntos internos de Polonia, que es un Estado soberano».Tanto estas nuevas medidas como las anunciadas en la víspera de Nochebuena (y que se recibieron con bastante frialdad en Europa occidental) constituyen los primeros pasos de la creciente presión que la Administración Reagan pretende ejercer -con o sin el apoyo de sus aliados- sobre el Kremlin.
Reagan pidió a los países occidentales que se sumen a las sanciones o que, al menos, «no emprendan acciones que minen el significado de las nuestras».
El anuncio de Reagan coincide con la estancia del canciller de la República Federal de Alemania (RFA), Helmut Schmidt, en la costa de Florida, donde pasa sus vacaciones navideñas. Será precisamente Bonn la primera capital occidental que visitará, desde que se impuso la ley marcial en Polonia, una alta autoridad de Varsovia. El viceprimer ministro, MieczyIslaw Rakowski, llegará hoy a la RFA.
La Internacional Socialista condenó ayer enérgicamente en París el golpe militar polaco, quedando en. evidencia un mayor acercamiento entre las posturas de la RFA y Francia.
Al tiempo que se anunciaba oficialmente una octava víctima mortal en Polonia (medios occidentales han llegado a barajar la cifra de doscientas muertes como consecuencia de la represión militar tras el golpe del pasado día 13), el Consejo de Ministros polaco decretó ayer el trabajo obligatorio para todos los hombres de 18 a 45 años de edad, mientras permanezca en vigor el estado de sitio.
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