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Jordi Pujol señala la voluntad de proyección exterior de la cultura catalana

El presidente de la Generalidad clausura el "encuentro" de intelectuales castellanos y catalanes

«Tengo gran fe en el futuro de ustedes (los intelectuales castellanos), que han venido de fuera de Cataluña, porque son gente que han comprometido su honor intelectual en que las gentes de España se entiendan», dijo en un momento de su discurso Jordi Pujol en el acto de clausura de la Trobada d'Intelectuals (encuentro de intelecuales), que se ha venido celebrando en Sitges desde el pasado domingo. En su discurso, el presidente de la Generalidad, que también inauguró, en castellano, estas jornadas de encuentro, señaló la voluntad de proyección exterior de la cultura catalana, y explicó que esa línea de proyección pasa a través del contacto con la cultura española.

Pujol intervino a continuación de Pedro Laín Entralgo, quien había dicho, refiriéndose al 23 de febrero, que « en la noche del gran oprobio y del gran peligro, una voz salió de Barcelona, aquellos a quienes importa la democracia, la libertad y la autonomía de los pueblos de España no olvidaremos aquella voz de aquella noche. A lo largo de su discurso, Pujol se mostró optimista respecto a Cataluña y España, diciendo que somos una realidad que no murió cuando muchos le habían hecho el certificado de defunción». A continuación, el presidente de la Generalidad se refirió a su reciente viaje a Castilla-León, afirmando que se iba a permitir una incursión en la política para decir que había sido un viaje anti-LOAPA.Jordi Pujol insistió en que la cultura catalana tiene una clara voluntad de proyección exterior, y la línea pasa a través de España «con su ayuda». Insistió en desear que los hijos de los catalanes hablen bien el catalán, el castellano, el francés y el inglés, porque todas son útiles, pero a los catalanes «para ser, lo único que nos sirve es la lengua catalana».

En el congreso se apreciaron claramente dos líneas diferenciadas, una que hace referencia a la proyección política inmediata y que ve el acercamiento entre las culturas de Cataluña y Castilla como un elemento que sirva de contrapeso a la LOAPA. La otra tiene más en cuenta el análisis de la situación en su doble aspecto histórico y presente. En este sentido, cabría señalar que se apreciaron dos grandes partes en las jornadas, una primera, cuyos representantes más señalados serían Laín y Josep María Castellet, con un cierto tono nostálgico hacia pasados encuentros habidos en otro tiempo. La segunda, representada fundamentalmente por los hombres más jóvenes, hacía hincapié en que es necesaria una plasmación práctica de las ideas expresadas en este encuentro.

Al analizar las relaciones culturales entre Cataluña y el resto de España hubo un acuerdo casi unánime en que éstas dependen de un marco político. En ese sentido se expresaba José Luis Aranguren cuando afirmaba que los problemas han de ser resueltos en el plano político. A este respecto se podría afirmar que los participantes se hallaban agrupados en torno a tres posturas definidas. Por una parte, los que podrían ser catalogados de constitucionalistas, que desean un desarrollo de la España de las autonomías. Entre éstos estarían Jordi Solé Tura y María Aurelia Capmany, quien insistió en que «somos catalanes y todavía tenemos que explicar que lo somos». Un segundo bloque, cuyo representante sería Ignacio Sotelo, profesor en Berlín y responsable hasta fecha reciente de la política cultural del PSOE, podría ser catalogado como federalista, planteando una alternativa entre los constitución alistas antes citados y los sectores independentistas.

La figura del independentismo, que sería el tercer bloque del encuentro, fue Jordi Carbonell, con un cierto apoyo muy matizado de Montserrat Roig, Francesc Vicens y Vicent Ventura.

Elemento renovador

El elemento más renovador del congreso, en parte el más desdramatizador, fue el grupo de jóvenes que intervino ayer martes. Entre ellos estaban Javier Sábada, Salvador Giner, Narcís Comadira, Oriol Pi de Cabanyes, Ignacio Riera y Eugenio Trías. Estos insistieron en que, si tiene que haber nuevos encuentros, tienen que ser más profesionales. Alguno de ellos recordó que por su parte estaban dispuestos a apoyar el consenso político, «siempre y cuando los políticos acepten que ellos les incordien.

De esta ponencia cabe señalar la parte correspondiente a Ignacio Riera, que trató el tema de la inmigración en Cataluña, que fue recogido en el debate posterior.

Las figuras del encuentro, además de los citados, fueron el padre Miquel Batllorí, el filósofo Aranguren, la escritora María Aurella Capmany y Laín Entralgo.

Al final excusaron su asistencia una serie de invitados por motivos muy diversos. Entre ellos cabe destacar a Salvador Espríu, quien, sin embargo, remitió una ponencia que fue leída por Batllori. Espríu escribió en sin intervención sobre la actual situación internacional, y puso de manifiesto la necesidad de diálogo para hacer posible la buena relación entre las culturas catalana y castellana.

El rector de la Universidad de Barcelona, Antonio Badía y Margarit, quien se encontraba reunido en el consejo de rectores. Julián Marías, Raúl Morodo, Carlos Paris, Manuel Tuñón de Lara y Nicolás Sánchez Albornoz tampoco asistieron al acto, excusando su asistencia con un telegrama.

Las dos iniciativas más importantes que han salido del Congreso fueron la creación de una institución similar a la creada por el Consejo de Europa tras la última guerra mundial, como ya se reseñó en EL PAIS de ayer, y la edición de una colección de cincuenta textos castellanos y catalanes con ambos idiomas encarados, a fin de difundir mejor ambas culturas entre la población.

La declaración de Sitges

Una buena parte de los intelectuales participantes en el encuentro que se ha desarrollado en Sitges durante los pasados lunes y martes, en torno a las relaciones entre las culturas castellana y catalana, han suscrito un documento que han titulado Declaración de Sitges, informa Efe.

A través de esta declaración ponen de manifiesto que «el encuentro que bajo la iniciativa de la Generalidad tiene lugar en Sitges busca la finalidad de proponer soluciones a una serie de problemas que atañen a este país, problemas que a pesar de su concreción y ámbito limitado rebasan claramente nuestras fronteras y tienen implicaciones universales».

«Por ello», continúan diciendo, «nos sentimos obligados a expresar nuestra indignación moral ante la brutalidad de la represión contra el pueblo polaco y a solidarizarnos con sus esfuerzos por crear una sociedad más libre y democrática».

Finalmente señalan que «deseamos asimismo reiterar nuestro convencimiento de que la libertad es indivisible y que está por encima de las divisiones ideológicas y políticas».

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