Incierta resistencia popular al golpe militar en Polonia
El golpe de Estado militar dado en Polonia en la madrugada del domingo por un Consejo Nacional de Salvación, formado por quince generales y cinco coroneles, ha encontrado hasta el momento incierta respuesta entre la población, cogida totalmente por sorpresa, y que vive bajo la ley marcial y el toque de queda. El nuevo régimen militar fue anunciado en una dramática alocución pronunciada por radio y televisión, a las seis de la mañana del domingo (hora de Madrid), por el general Wojciech Jaruzelski, primer ministro y máximo líder del partido comunista polaco (POUP).
En su intervención, Jaruzelski justificó la necesidad de la ley marcial para salvar a Polonia de la catástrofe y la guerra civil. Horas antes, el sindicato independiente Solidaridad había propuesto en Gdansk la organización de un referéndum nacional para decidir si los comunistas debían o no continuar dirigiendo el país.La orden de huelga general lanzada por un comité clandestino de Solidaridad, cuyos principales líderes fueron detenidos en las primeras horas del golpe, fue seguida ayer esporádicamente en algunas grandes industrias del cinturón de Varsovia. Las informaciones, aun fragmentarias y cuya transmisión al exterior es muy dificil, hablan de paros en la siderúrgica Huta Warszwa y otras fábricas.
La radio oficial, así como la agencia soviética Tass, resaltaron la normalidad de la situación, aunque informaron, sin embargo, que incidentes de «insumisión» provocados por «subversivos» se habían producido en algunas partes,
En el país, que continúa totalmente aislado del exterior, reina una tensa calma.
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Editorial en página 14
La Iglesia católica pide calma a la población
Viene de la primera páginaLa Unión Soviética ha expresado su satisfacción por el golpe, mientras que los países occidentales se han inartifestado con extreniada prudencia, dejando bien claro que lo sucedido es un asunto interno de los polacos que ellos solos deben resolver. La OTAN, reunida en Bruselas, ha decidido no alterar sus plartes de emergencia respecto a Polonia mientras no se produzca una injerencia soviética. El presidente norteamericano, Ronald Reagan, habló ayer por teléfono con el Papa, y Washington ha suspendido, durante 48 horas, para darse un tiempo de reflexión, la ayuda alimentarla a Polonia. En Europa occidental se han producido niartifestaciones de repulsa y adhesiones a Solidaridad, así como las condenas de los partidos coinunistas español e italiano (eurocomunistas) y, holandés. Por el contrario, los partidos comunistas de Francia y, Portugal han aprobado el golpe militar.
El Gobierno español expresó su "preocupación y alarma" por los acontecimientos polacos, al tiempo que el golpe militar era condenado por los principales partidos y sindicatos. El dólar estadounidense y el oro aumentaron ayer su valor en los mercados internacionales de divisas y metales preciosos, revalorización que fue atribuida por los expertos a la crisis polaca. Los medios bancarios internacionales registraron cierto nerviosismo por la situación en Polonia.
En el interior de Polonia, la situación del máximo líder de Solidaridad, Lech Walessa, era anoche aún confusa. Al parecer, se encuentra en los alrededores de Varsovia discutiendo con represcritantes del Gobierno polaco, inientras la mayor parte de los 107 miembros de la comisión naciortal del sindicato siguen detenidos. Unas mil personas han sido detenidas en toda la nación, segun infornia la agencia France Presse y la represión se ha dirigido fundamentalmente contra los "radicales" de Solidaridad y representantes del comité de autodefensa social (KSS-ex KOR) y de la Confederación para una Polonia Independiente (KPN).
En Varsovia, los transportes públicos funcionaron normalmente y el comercio abrió sus puertas, aunque no hubo actividad en la enseñanza ni en los bancos, conforme a las disposiciones del estado de sitio, que suspende la actividad de Solidaridad, prohibe todo tipo de reuniones y, manifestaciones y prescribe la detención de cludadanos cuya lealtad al Estado sea sospechosa".
Las autoridades militares trataron ayer de utilizar a la Iglesia católica para pedir calma a la población, utilizando la emisión cada hora por radio de una homilía pronunciada el domingo por el cardenal primado, Josez Glemp, en la que después de condenar el estado de sitio, hacía un llamamiento a la "razón".
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