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Los "diez" afrontan hoy en Londres la reforma, de la Comunidad Económica Europea

Soledad Gallego-Díaz

La crisis de la Comunidad Económica Europea, que estalló en 1979 y que sólo obtuvo remiendos temporales, puede ' volver a plantearse con toda su fuerza si, como parece, los diez países miembros son incapaces, por el momento, de ponerse de acuerdo en las reformas que es necesario introducir para el buen funcionamiento del Mercado Común europeo y de Europa como un conjunto coherente en el plano internacional.

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, Los jefes de Gobierno y de Estado de los diez, reunidos hoy y mañana en Londres, tienen en su agenda tres puntos importantes, sobre los que no existe ningún acuerdo previo: la reforma de la CEE, la iniciativa germano-italiana para relanzar la unidad económica y en cierto modo política de Europa y la posición de los diez en relación con la fuerza europea en el Sinaí y en el conjunto del problema de Oriente Próximo.El primero de ellos, la reforma interna de la Comunidad, divide a los comunitarios de forma que parece insalvable. Las reuniones previas del Consejo de Ministros de Asuntos Exteriores, que intentaron despejar el horizonte de la cumbre, no han servido más que para aumentar la confusión.

Francia y la República Federal de Alemania, que han constituido hasta el presente el eje básico de la Europa del Tratado de Roma, se enfrentan en esta ocasión en benefecio del Reino Unido, que continúa su propia política dura de cara a la CEE. La llegada al poder del socialista. François Mittetrand, con su programa de relanzamiento de la economía y de lucha prioritaria contra el paro, frontalmente opuesta a la que desarrolla el socialdemócrata Helmut Schmidt, complica aún más las discusiones.

Los protagonistas de la reunión serán, como siempre, Mitterrand, Schmidt y Margaret Thatcher. Los tres con planteamientos diferentes sobre cómo solucionar la crisis interna de la CEE.

Para el francés, no es posible llegar a ningún acuerdo sobre el problema presupuestario (cómo repartir y de dónde obtener los fondos que necesita el Mercado Común europeo) mientras que no se asegure la supervivencia e incluso la mejora de la política agrícola común, de la que ella es un gran beneficiario.

Para Schmidt, la República Federal de Alemania "paga" demasiado y es imprescindible cortar el incremento de los gastos agrícolas (el 70% del total de la CEE).

Margaret Thatcher no quiere por su parte, abandonar la presidencia de turno del Consejo Europeo, que termina este mes de diciembre, sin haberse asegurado que la aportación del Reino Unido al presupuesto de la CEE será en 1982 igual de reducido que en los dos años anteriores. Y ello gracias al llamado "Acuerdo de Bruselas" en mayo de 1980, por el que se acordó entregar "un cheque" a Londres para devolverle una parte importante de su dinero.

Como casi siempre que un club de estas características se enfrenta a un problema concreto hay quienes proponen la huida hacia adelante. Así al menos lo aseguran algunos comunitarios cuando analizan el llamado documento "Genscher-Colombo", por el que los ministros de Asuntos Exteriores de Bonn y de Roma proponen dar un paso adelante en la creación de una unidad europea, tanto en el plano económico como político.

La propuesta germano-italiana supone coordinar mucho más que hasta ahora las políticas económicas (lucha contra la inflación y recortes presupuestarios a nivel nacional), a lo que se opone Francia, así como aunar esfuerzos en el plano de la seguridad europea (sin interferir por ello con la Alianza Atlántica), a lo que se niegan Dinamarca e Irlanda (este último país no es miembro de la OTAN).

La iniciativa Genscher-Colombo, como las de Leo Tindemans en su día, puede terminar en un oscuro cajón, pero por ahora suscita polémicas no sólo en la Prensa o en el Parlamento Europeo.

Más concretos tendrán que ser en el tercer punto del orden del día informal, el apoyo de los diez a la participación de Francia, Reino Unido, Italia y los Países Bajos en la fuerza multinacional que se estacionará en el Sinaí tras la retirada de las tropas israelíes. Los cuatro países han anunciado ya su participación, teniendo buen cuidado de no mencionar los acuerdos de Camp David que dan origen a la evacuación, pero sobre los que la CEE jamás se ha pronunciado favorablemente.

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